Capítulo 13

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Cap.13: Amarse No Cuesta Nada... 15 de Feb. De 1998... 18:54hrs

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Un día lluvioso, ¿quién lo diría? Ese día no podían salir al patio como tal, pero si a los pasillos exteriores de aquel hospital, la pareja miraba la lluvia caer desde uno de esos pasillos, apoyando sus brazos en el pequeño muro, el azabache tenía la mirada fija en el oscuro cielo, gris fuerte, ese era el color que veía el de orbes azules rey, luego miro de reojo a su acompañante, fijándose en el color de ojos que este tenía, gris claro, como las nubes en el cielo cuando empiezan a opacar el sol con levedad, pero las nubes no eran del todo blancas, ¿o sí?

El azabache dejó salir un suspiro pesado, odiaba sentirse apresado, anhelaba estar afuera de esas paredes donde casi se podía vivir un infierno, un infierno que ya pasó mejor dicho. El ocre llevó su vista a su mayor, dedicándole una pequeña sonrisa, estrechando su mano un poco hacia él, Sajiro captó lo que el ocre quería, agarrando la mano de este, para así apegar un poco sus cuerpos, no les importaba ahora si les veían, solamente aprovecharían de la compañía del otro en ese día lluvioso. Eran jóvenes, demasiado de hecho, pero aun así estaban juntos, como en una relación seria sin intentos de infidelidades, cosa lograda por ellos ya que su interés solo estaba en el otro, un sentimiento mutuo que empezaban a demostrar poco a poco a los demás, sin importar lo que estos dijeran.

--¿ya sanaron tus heridas?--interroga el azabache rompiendo aquel silencio que había formado desde que empezaron a ver la lluvia.

--sí, no te preocupes tanto por mí--dice el ocre con una sonrisa calmada, relajada.

Eso hizo sonreír al azabache un poco, regresando suvista al cielo nublado, sin soltar la mano del menor, este entrecierra un poco sus ojos mirando un poco aquel clima húmedo que ese día les presentaba, aunque su mente estaba centrada en otro lado, en un pensamiento especifico, con la duda estando presente, ¿qué es esta sensación?, las brasas del enamoramiento empezaban a atrapar a ambos lentamente, un amor joven, apenas floreciente, que iba a dejar en público su belleza, lo bello de ver a dos personas amarse mutuamente e incondicionalmente. Sajiro soltó un pequeño bostezo, el clima daba sueño, Stephan le miró de reojo, arqueando una ceja con levedad hacia arriba.

--solo es sueño--dice Sajiro tras notar la mirada grisácea del menor sobre él.

El ocre soltó una pequeña risilla, acercándose un poco más al chico, para así abrazarle por el cuello, siendo el abrazo correspondido, sintiendo su cintura rodeada por los brazos del mayor, mirándose fijamente, perdiéndose en la mirada del otro, acercando sus rostros hasta unirse en un cálido beso, inocente, con una ligera pizca de amor, una muestra de ese sentimiento que ambos compartían desde tan temprana edad, se le llamaría posiblemente, amor eterno, que recién florecía. Stephan soltó otra risilla al separarse del beso, rompiendo el abrazo, soltando la mano de su contrario, se subió al muro, estirando una de sus manos, sintiendo las gotas chocar con la piel de su mano, le hecho una mirada a su mayor, moviendo un poco su cabeza en dirección a la lluvia, como decirle que también se montase en el pequeño muro e imitase su acción.

La acción de subirse a esa pequeña construcción la ejecutó esta vez Sajiro, colocándose al lado del ocre, imitando el estirar la mano hacia las gotas que caían de las nubes, sonriendo un poco de manera ladina, miró al menor, este al chocar con su mirada soltó otra risa, bajando del muro, exponiéndose a la lluvia, empezando a ser mojado por las gotas que caían, el azabache se sorprendió un poco por ello, aunque luego lo ignoró, bajando de ese muro en un salto, sintiendo el agua mojarle, empapando sus prendas. El de orbes grisáceos sonreía, empezando a reír, girando un par de veces sobre sus talones, era la primera vez que salía de los pasillos a mojarse en las aguas caídas del cielo, sintiendo sus prendas pegarse al cuerpo, su cabello un poco pesado y algunos flecos pegándosele al rostro, lo mismo pasaba con el azabache.

Awake/DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora