La noche estaba despejada y la luna plateada brillaba en lo alto, las personas hacían fila y se movían con desesperación a la espera de poder entrar en el The Golden Demon.
Sus luces de neon se encontraban encendidas y parecía que el club cobrara vida de nuevo.
El chico de suéter gris, caminaba dentro del club, abriéndose paso entre las personas borrachas y las personas que bailaban en la pista. El ambiente oscuro, levemente iluminado por luces de neon vibrantes, le permitió llegar hasta una puerta al fondo del lugar, la cuál recitaba "solo personal autorizado" observó hacia ambos lados, pero nadie parecía percatarse de sus intenciones, así que entró.
Bajaba las escaleras con paso delicado y preciso como el de un gato, que no causaba ruido al pisar cada escalón. Podía sentir el olor a humedad combinado con el olor ligero de metal y alcohol mientras más se acercaba.
Observó la luz amarilla del fondo del lugar y caminó hacia ella sin pensarlo dos veces.
Y se encontró con que un chico de cabello rojizo se encontraba sentada en las piernas de otro chico de cabello castaño que parecía tener unos tragos de más encima, pues sus manos temblaban y sus movimientos eran imprecisos cuando trataba de tocar al chico de cabello rojizo, sus ojos estaban ligeramente abiertos como si le costara mantenerse consiente y solo se dejara llevar.
El chico de suéter gris se puso serio y se recargó de una pared, curzandose de brazos para luego aclararse la garganta sonoramente para que su anfitrión que se encontraba un poco ocupado pudiera percatarse se su presencia.
El chico de cabello rojizo cayó sentado sobre la alfombra de color verde oscuro.
Amy miró molesto a su alrededor para conseguirse con el chico de gris que lo saludo con la mano y una sonrisa sarcástica. Mientras que el acompañante del chico de cabello rojizo caía de espalda, desmayado en el mueble.
Amy se levantó del suelo molesto y se limpió la parte trasera del pantalón con furiosa y murmuraba maldiciones mientras se acercaba a dónde el chico de suéter gris lo esperaba.
— Lindo chico, lástima que esté inconciente para lo que sigue — le dijo divertido el chico de suéter gris. — ¿Es una clase de fetiche tener relaciones cuando tu compañero está a punto de perder la conciencia?.
— ¿Qué es lo que quieres? — le preguntó Amy con cansancio.
cerró los ojos reprimiendo un insulto y soltó un suspiro.
No era la primera vez que el chico de gris llevaba sin avisar y tampoco era la primera vez que interrumpía a Amy en sus asuntos. Algunos más importantes que otros, pero siempre inoportuno.
— Teníamos un trato— le dijo con tranquilidad, pero en el fondo Amy sabía que aquel intruso se encontraba muy molesto.
Era usual del chico de gris aparentar encontrarse sereno y tranquilo cuando en realidad estaba molesto, siempre hablaba con firmeza y con sonrisas cínicas. Aún así las personas podían notar su descontento y el hecho de que se encontrara tan tranquilo y calmado le generaba más miedo a Amy.
No le convenía en ese momento hacer algo que hiciera al chico de gris desatar su molestía con él.
Se había unido al chico de gris por pura conveniencia, él podía ser solo un demonio informante, pero había visto ir y venir las suficientes guerras como para saber reconocer el bando ganador cuando se le presentaba.
Amy no conocía todos los detalles del plan de el chico de gris, tampoco en principio él le había dicho su nombre.
Había llegado a su departamento un día de lluvia en el que el chico de cabello rojizo se encontraba con una chica de tez morena que lo esperaba sentada a la orilla de su cama. Nadie conocía la dirección de su casa, pues cambiaba constantemente de recidencia, pero aún así siempre trabajaba en el club.
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PECCATUM
Teen FictionUn pequeño secreto por años oculto debía estar. Una pequeña niña de cabello rojizo escondida en el mundo humano se quedará. Más a salvo no se encuentra ya. Un ángel y un demonio la han de ayudar a encontrar al ángel y revelar la verdad. Más sin emba...