El teléfono de laila empezó a sonar alarmado a todos en la sala pues se habían quedado en silencio, un silencio sepulcral, como si hubieran decidido dar un minuto de silencio para alguien muerto y tal vez tuvieran razón.
Dada a la nueva información con la espada de la muerte ellos podrían ser los muertos muy pronto, aunque eso no iba a detener a Laila.
Aún no podía entender con claridad cual era la razón por la cual le era imposible dejar que Ariel siguiera atrapada y si tenía que morir para ayudarla, lo haría.
Pero se obligó a imaginar que ese silencio se debía a qué ellos de encontraban buscando alguna solución, tal vez, bueno todos menos Amy, que miraba con picardía a Evan.
El parecía ser el menos interesado con esa situación, incluso a veces podría decir Laila, hasta aburrido.
Y no podía culparlo, el tema de Ariel no tenía nada que ver con él y sin embargo el hecho de que la espada de la muerte se encuentre vagando por quien sabe dónde si era de su incumbencia ya que él también podría correr un gran riesgo y sin embargo ahí estaba, como un niño inocente que escucha los peligros que lo rodean y aún no es capaz de entender, ni sentir miedo en absoluto.
Laila sacó el teléfono de su bolsillo trasero aún tenía la mirada puesta sobre Amy pero la apartó en el último minuto para mirar el identificador, era su madre.
Se aclaró la garganta.
—Holaa, mamá — Laila trato de sonreír aunque su madre no podía verla, pero tal vez si fingía estar tranquila su madre le creería— ¿Qué pasa?
Evan miró a Laila con preocupación, ¿Se habían dado cuenta que se habían saltado las clases? No era la primera vez que lo hacían y tampoco la primera vez que la directora llamaba personalmente a sus padres para contarles.
Lo habían hecho muchas veces a lo largo de los año desde que a Evan le dieran su licencia de conducir, incluso unas pocas veces antes y no es que fuera un problema grave, pero Evan y Laila sabían que, la madre de Laila solía ponerse histérica con ese tipo de temas.
—Hola cariño, estaba arreglando un poco el despacho de tu padre y encontré el calendario de visitas que tienes programadas con Jeff— le dijo con tranquilidad.
Su madre había llegado muy serena después de esas pequeñas vacaciones con su padre y eso tranquilizaba a Laila, pues con todo lo que tenía encima no creía ser capaz de soportar que su madre quisiera entrometerse en su vida. Le tranquilizó saber que seguía de esa manera.
— Solo quería recordarte que hoy tienes una y preguntarte, si querías que te acompañara —le dijo con dulzura.
Laila se mordió el labio inferior, había olvidado la cita que tenía para hablar con Jeff el domingo, no había tenido cabeza para recordar que él el viernes le había pedido que fuera a verlo a solas, quizás con un poco de suerte aún pudiera encontrarlo en su consultorio si no se había ido aun a ese dichoso retiro.
— Claro que la recuerdo y no te preocupes. Evan va a llevarme, pero gracias- le contestó tratando de sonar tranquila y alegre — Nos vemos para cenar, Adiós.
Laila soltó un suspiro. Tenía que ir a ver a Jeff, había olvidado por completo que necesitaba hablar con él y por un momento vinieron a su mente las palabras de Evan :" por lo que entiendo Ariel quiere alejarte de todo y supongo que esa persona que te "mantendría a salvo" querría alejarte también de todos estos problemas y Zhatfiel no te está alejando, precisamente"
Laila parpadeo con rapidez y su corazón se había acelerado.
Jeff, todo ese tiempo había sido Jeff esa persona, pero ¿Cómo? ¿Él siempre lo había sabido? Por eso había insistido tanto en llevársela lejos, por eso quería alejarla. ¿ Eso quería decir que Jeff era una especie de ángel?
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PECCATUM
Teen FictionUn pequeño secreto por años oculto debía estar. Una pequeña niña de cabello rojizo escondida en el mundo humano se quedará. Más a salvo no se encuentra ya. Un ángel y un demonio la han de ayudar a encontrar al ángel y revelar la verdad. Más sin emba...