La pelirroja seguía observando por la ventana sosteniendo el teléfono en su mano derecha, la chaqueta de jean de Behemoth le quedaba tan larga que ocultaba su mano y el teléfono.
Observó con dedicación el cielo azul oscuro y turbio como los ojos de Dis, vió las estrellas brillantes y lejanas, un rayo partió el cielo en dos asombrando a Laila con su gran brillo que iluminó tenuemente su rostro y sus ojos azules.
Las gotas de lluvia empezaron a empapar la ventana con rapidez y Laila siguió ahí, viendo como la lluvia caía sin control. Su teléfono vibró en su mano, lo encendió el pelinegro la estaba llamando. Inhaló profundamente.
-Buenas noches, preciosa ¿Cómo sigue tu papá?- la voz ronca de Behemoth salió del auricular con rapidez.
-Bien, todo salió bien y ya está en una habitación.- le respondió ella en voz baja, se mordió la uña del dedo índice con nerviosismo ¿Por qué le había escrito aquél mensaje? ¿Por qué no a su mejor amigo, Evan?
-Que bueno, preciosa.- respondió luego de superar aliviado, hubo un silencio en donde solo se escuchaban sus respiraciones calmadas y constantes -¿Vas a decirme por qué estás despierta tan tarde o tengo que adivinar?- le dijo con diversión, la pelirroja no pudo evitar sonreír ante su comentario.
- ¿Te he despertado? - le preguntó en respuesta, no quería hablar de por qué estaba despierta a esa hora.
-No ¿Por qué dices eso? Y no evadas mi pregunta. ¿No puedes dormir, no es cierto? Nena, tranquila tú papá va a estar bien- le dijo en tono tranquilizador.
Pero ya no era su padre lo que le preocupaba, eran sus sueños, sus interminables pesadillas. Se colocó la punta del teléfono en la barbilla y observó a su padre que seguía durmiendo con tranquilidad, suspiró y volvió a colocar el teléfono en su oreja.
- Pues, te escuchas un poco somnoliento, es todo - se encogió de hombros la pelirroja.
- Ya te dije que no me haz despertado, ahora dime ¿Qué ocurre? Una mensaje a las 3 de la mañana no es un buen augurio.
-Bueno es que dormir en un hospital no es tan cómodo como esperaba.- le respondió cómica tratando de parecer relajada.
- Si ¿Quién lo diría? - respondió el sarcástico. Ambos rieron- ¿Estás segura de que todo está bien? - le preguntó él repentinamente sorprendiéndola y dejándola sin palabras por un momento, pues su tono sonaba serio y tranquilizador, comprensivo, como si supiera que no en realidad le pasaba algo, como si pudiera leer sus pensamientos a través de sus mentiras y chistes.
- Si, segura- Le contestó ella con rapidez y se mordió el labio inferior. Calma, él no puede saber que te pasa. Piensa que estás preocupada por tu padre, tranquilízate, se dijo.
La puerta de la habitación se abrió con lentitud, dándole pasó a una pequeña línea de luz blanca en donde se reflejaba la sombra de una enfermera que se asomaba con cuidado.
- Tengo que irme, buenas noches- le dijo en un susurro, ansiosa por tener una excusa para dejar a Behemoth ¿Por qué había pensado que hablar con él le ayudaría?.
- Espera, recuerda que me debes una cita.
-¿Qué? - preguntó confusa y aún en susurro.
- Buenas noches, nena- se rió para luego colgar.
¿Ella le debía una cita? La pelirroja miró el celular confundida como si de el brotarán las respuestas que el pelinegro no le había dado.
La enfermera se abrió paso en la habitación junto con su carrito de medicinas la pelirroja se movió con rapidez para sentarse nuevamente al costado de la cama de su padre, y observar como la enfermera le tomaba los signos vitales, y con la jeringa le colocaba unos antibióticos en los tubos, que bajaban hasta su vía.
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PECCATUM
Teen FictionUn pequeño secreto por años oculto debía estar. Una pequeña niña de cabello rojizo escondida en el mundo humano se quedará. Más a salvo no se encuentra ya. Un ángel y un demonio la han de ayudar a encontrar al ángel y revelar la verdad. Más sin emba...