SEIS

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Behemoth llevaba a Laila por el estacionamiento hasta llegar al ya conocido Jeep negro, el pelinegro le abrió la puerta del copiloto y le hizo una reverencia, la pelirroja río mientras volteaba los ojos.

Ya en el camino Laila se sentía culpable, había dejado a Evan ahí, se había ido sin despedirse.

Se miró las uñas perfectamente pintadas de negro con detalles blancos y suspiró. El pelinegro la miró de reojo con la ceja alzada.

— ¿Qué pasa, preciosa? — le preguntó posando nuevamente si vista en la carrera. Laila lo observó, sus ojos claros, su cabello despeinado por la brisa y las líneas que quedaban después de que sonreír. La verdad es que si era muy guapo.— ¿Estás pensando en tu noviecito?

— Se suponía que había ido a ese lugar por Evan y ahora tú me sacaste de allí, claro que fue en contra de mi voluntad— suspiró.

— ¿En contra de tu voluntad? — preguntó burlón.

— Si, es más puedo decir que esto es un secuestro — le contestó ella con gracia.

— Pues tienes suerte de tener un secuestrador tan guapo— se regodeo.

— Si, bueno, no eres diferente a los demás chicos que he conocido— le confesó, se giró para recostarse del espaldar de la silla y verlo directamente.

— Oh, preciosa soy muy diferente a todos ellos, incluyendo a tu noviecito — se burló.

— Ya te dije que no somos novios.

— Nena, nena. Ese pequeño está loco por ti y veo que eres la única, que no lo ha notado o no quiere notarlo— le dijo con tranquilidad, la pelirroja no contestó.

Laila se giró y miró por la ventana ¿Evan enamorado de ella? No, no

Eran amigos desde que tenían 6 años, él había sigo el único que no había salido corriendo ante sus cambios de humor y a sus días malos, se había quedado con el porque la conocía tanto como ella había querido y él no se había ido, no podía estar enamorado de ella, si el supiera, si tan solo el supiera como realmente es, todo lo que pasa en su cabeza, sobretodo los últimos días, el no querría.

De hecho nadie querría, nadie podría estar enamorado de ella, suspiró.

— ¿A dónde vamos?— le preguntó después de un rato.

— Es un secreto— le contestó con tranquilidad.

—¿Entonces si es un secuestro?— bromeó, pero las imágenes de su pesadilla volvieron a ella, los vellos se le erizaron. El pelinegro solo rió.

El teléfono de Laila se empezó a sonar, la pelirroja lo buscó.

— Si es tu noviecito, no le contestes— le dijo mientras reía.

— Es mi mamá, que raro — Dijo la pelirroja mientras contestaba — Hola ma.

— Laila ¿Dónde estás? ¿Por qué no estás en la casa?— le preguntó abruptamente su madre.

— Evan me dijo que lo acompañara ..— oyó los sollozos de su madre por el auricular—¿Pasa algo mamá?— preguntó confundida

— Laila, hija — sollozo más.

— ¿Mamá qué pasa? ¿Qué tienes? — le preguntó con preocupación, tanta que Behemoth la observó de reojo con atención.

— pequeña, tu padre..— empezó a llorar descontrolada.

—¿Qué le pasó a papá? ¿Está bien?  — le preguntó y empezó a sentir el nudo formarse en su garganta, los ojos le empezaron a arder y la cabeza le empezó a dar vuelta ¿Qué había pasado? ¿Su padre está bien? — Mamá dímelo por favor— susurró.

PECCATUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora