El Sol brillaba en lo alto del despejado cielo azul, el aire era fresco y ligero, solo un leve roce sobre la piel. Daba la impresión de que ese día las personas ya no corrían con prisa, solo caminaban y disfrutaban del día.
Laila mientras tanto, caminaba apresurada hasta la entrada de la escuela, habían pasado el fin de semana sin una llamada, ni un mensaje de su mejor amigo.
Tampoco ella había sido capaz de comunicarse con él. Pero tampoco había podido llamar a Behemoth o a Zhatfiel para contarles lo que había visto en su sueño.Era duro, era realmente duro no poder hablar con nadie, no contar con nadie en ese momento.
Laila sentía que un nudo increíblemente grande se le había formado en el pecho después que había tenido ese sueño.Cada vez que cerraba los ojos, veía el rostro cansado y demacrado de Ariel, dándole una mirada preocupada que le destrozaba el corazón.
Había intentado descifrar por si mismo el significado de las palabras de Ariel, pero no había logrado llegar a ninguna conclusión coherente. Primero le había dicho que no la buscara, a pesar de que la tristeza y la desesperanza eran notorias en sus ojos.
Pero ¿Por qué?
¿Por qué Ariel no quería ser rescatada? ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Qué le causaba tanto temor, como para arriesgar su propia vida?
Pero no importaba que fuera lo que ocurrieran Laila había decidido que no iba a dejar que Ariel sufriera un minuto más, se lo había prometido, iba a salvarla.
Ahora ¿De quien hablaba cuando decía "espero que él pueda ponerte a salvo"?
¿Él? ¿El quién? O quizás se refiera a ellos, Behemoth y Zhatfiel.
Era lógico que Ariel confiara en que Zhatfiel, un ángel, que por lo que le había contado el rubio conocía a Ariel desde hace un tiempo, era de esperarse que él la mantuviera a salvo, después de todo esa era la misión de los angeles, mantener a los humanos a salvo.
Aunque ¿ Lo habría envíado Ariel? No, no lo haría. Su pudiera ponerse en contacto con los demás angeles de ser así habría pedido ayuda y ya la habrían rescatado.
Pero Behemoth, Behemoth por lo que Laila sabía no había llegado hasta a ella para mantenerla a salvo de lo que sea que estuviera detrás de ella o simplemente de los peligros que implicaban estar en medio de una guerrera angelical demoniaca. A pesar de que el pelinegro la había ayudado en el pasado, él perseguía otro objetivo y para obtenerlo debía mantenerla a salvo.
O almenos eso quería creer.
En la cabeza se Laila rondaban mil pensamientos por segundo, cada uno más incoherente y desproporcionado que el otro y no mantenían relación unos con otros.
Un momento era Evan, su preocupación por su mejor amigo y las ideas para poder arreglar su amistad y al momento era Ariel, su rostro angustiado y sus ojos hundidos. Al siguiente estaba besando a Zhatfiel otro vez y cuando abría los ojos al separarse se el, se encontraba con los ojos grises de Behemoth y este le decía:
"No lo hice por gusto, no te emociones"
Laila quería gritar, quería llorar, pero no podía había reprimido tanto las lágrimas que ahora que podía soltarlas sin tener que preocuparse porque sus padres la vieran, no podía. Era como si las lágrimas se hubieran secado dentro de ella y ya no volvieran a salir nunca más, como un río que se convierte en desierto.
Lo que la hacía sentir aún más vacía, no podía ni siquiera llorar de frustración. Era como si él universo se empeñara en conspirar en sus contra.

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PECCATUM
Novela JuvenilUn pequeño secreto por años oculto debía estar. Una pequeña niña de cabello rojizo escondida en el mundo humano se quedará. Más a salvo no se encuentra ya. Un ángel y un demonio la han de ayudar a encontrar al ángel y revelar la verdad. Más sin emba...