Habían pasado ya, varios días desde que habían enterrado el cuerpo de Jeff en el patio trasero de la casa del bosque y desde ese día Laila no había vuelto a ver a Behemoth.
Después de que la última capa de tierra cayó sobre el cuerpo inerte de Jeff, Laila lloro con todas sus fuerzas y luego fueron obligados a entrar de nuevo en la casa, gracias a una lluvia torrencial que los había hecho adentrarse en la sala con rapidez.
Se mantuvieron en silencio, Laila sollozando en uno de los muebles con el cabello ligeramente mojado goteando algunas pequeñas y ligeras gotas de lluvia que habían podido alcanzar su cabellera rojiza.
Dis la observaba con gran tristeza y Behemoth apartado de ambos en un rincón incapaz de dirigir su mirada a ninguno de los dos.
Hasta que en un momento Behemoth se acercó a Dis y se despidió de él en voz baja, Laila se percató de la sorpresa en el rostro de su padre y puedo entrar cuando este le decía que podía esperar a que la lluvia bajara un poco o incluso podría quedarse a dormir, pero este insistió en que debía irse.
Esa noche, Laila agotada mentalmente por lo ocurrido en el día se dejó llevar por el sueño con rapidez, pero su tranquilidad duro muy poco tiempo, pues un par de horas más tarde se despertó jadeante y sudorosa, después de haber soltado un grito lleno de terror y dolor.
Dis entró rápidament en la habitación para encontrar a su hija rebosante en lágrimas y con la respiración acelerada, se acercó con cautela y se sentó junto a ella en la cama.
Laila temblaba como si el más terrible frío del invierno la cubriera.
La razón de su agitación era debido a una horrible pesadilla que había tomado el control de su descanso.
Estaba en el consultorio de Jeff en una de sus sesiones de rutina, él estaba ahí, sonriente, vivo.
Laila no podía creer lo que estaba viendo, así que intentó acercarse a él, darle un abrazo.
Pero en cuanto Laila colocó su mano sobre las de él, su mirada se apagó y su rostro sonriente dejó de existir, ahora se había convertido en el cadáver tranquilo y sin vida que había visto antes.
Sus manos estaban frías y su rostro pálido como papel.
Tenía en su pecho una herida llena de sangre que goteaba y manchaba toda su ropa. Laila soltó un sollozo, sus manos se llenaron de sangre roja y caliente.
El cuerpo de Jeff se quedó fijo con la mirada de sus ojos sin alma sobre ella. Sus manos frías subieron y se posaron en los hombros de ella, con fuerza.
— Esto me pasó por tu culpa — le dijo — Pudiste haberme salvado, es tu culpa. — repitió.— Te buscaban a ti, no a mí.
Pero no era la voz se Jeff, era más profunda, horrible y rasposa como la voz de quién ha hecho un par de gárgaras con clavos y tornillos.
Laila soltó un grito y despertó.
Dis se quedó junto a Laila toda la noche.
— Voy a cuidar tus sueños — le Dijo mientras besaba su coronilla.— como debió haber sido siempre.
Lo que en realidad si dejó a Laila más tranquila y pudo descansar el resto de la noche con su cabeza sobre el pecho de su padre.
En los días siguientes habían desarrollado con facilidad una rutina y se podía decir que su lazo padre e hija se fortalecía cada día más. Incluso Laila se había habituado a que pasaran un rato en la biblioteca todas las noches, en donde Dis leía en voz alta los capítulos de algunos libros.

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PECCATUM
Teen FictionUn pequeño secreto por años oculto debía estar. Una pequeña niña de cabello rojizo escondida en el mundo humano se quedará. Más a salvo no se encuentra ya. Un ángel y un demonio la han de ayudar a encontrar al ángel y revelar la verdad. Más sin emba...