Enciende las luces
Selena
La última vez que metí alguien en casa, todo salió mal.
― Hoy hace buen temporal ¿no crees?
― Lo único bueno del día son las mañanas en la que deseas que nadie te levante de la cama.
Él hizo todo lo contrario. Sus ojos se paseaban por toda la cocina, incluso se osó en mirar más de cerca las fotografías que estaban pegadas al refrigerador, lo miró silenciosamente mientras sirvo la leche caliente en la taza elegante de mi padre, él podría considerarse un chico casi perfecto para cualquier chica fresa, lo contrario a mí, yo solo estoy deseando que deje de meter sus narices en donde no le importa.
― Aquí tienes, intento fallido.
Deslice el plato sobre el mesón, sentándome al otro extremo con mis piernas cruzadas, revisando mi celular.
― Se parecen muchísimo.
― Somos hermanos, es lógico.
Cualquiera que me viera afirmaría que estoy loca, pero detrás de estas gafas hay unas ojeras horrendas, del porte de un cráter, estoy tratando de ser positiva.
― Pero tú eres idéntica a tu madre, en cambio tu hermano tiene las facciones compartidas.
― Te recuerdo que él ya no está, deja de coquetear con él.
Chillo al instante de poner la tasa en su boca, trato de verse como un hombre volteando su cabeza hacia un lado, quizás maldiciéndome, en mis labios se formó una "o" de sorpresa, y sería una completa mentirosa si dijera que no me reí de lo rojo que estaba.
― Se ve que eres un simple mortal.
Alcanzando su tasa y llevándola hacia mis labios.
― ¡Oye!
¿Se supone que esto quemé?
― Esa es mi tasa. ―Susurró apenas audible.
― ¿Cómo toman la leche en tu casa? ―Estaba buscando un tazón para enfriarla, pase con cuidado la leche de un recipiente a otro, este es un secreto de la abuela.
Me demoré unos diez segundos enfriándola y se la pasé enseguida.
― Deberías de buscar un empleo, así no vas por la vida invadiendo propiedad ajena.
― ¿Quieres emplearme?
Mi sonrisa se amplió, ladee la cabeza hacia la derecha con una mueca poco amable, está yéndose de mi control.
― No tengo dinero, soy una mantenida algo así como un parásito para mis padres, déjame terminar mi carrera, ubicarme en una buena posición económica, y tener un perro... pues quizás necesite a alguien que lo cuide cuando no esté en casa.
― Trato hecho.
Es un masoquista, ¿a cuántas le habrá dicho eso? Haciéndolas sentir especiales y las muy ingenuas creyendo sus absurdas promesas.
― Eres sumamente caótico, y dime ¿Qué piensas hacer por la vida?
― Uhm... no lo sé, quizás asalte un banco, o venda mis órganos.
― Interesante.
― Si quieres te regalo mi corazón.
Logro tener mi atención, me ruborice quedándome sin ninguna palabra que emitir.
― El mío es saludable, gracias. ―Gracias a Dios no puede ver mis ojos― pero enserió, ¿qué estudias?
― Medicina.
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Serendipity [✔]
Teen FictionHabían luces parpadeantes que prendían y apagaban sus corazones, como algo inevitable que daba paso a la oscuridad, a un mundo de ruinas lleno de problemas, ansiedad y depresión que nadie más que ellos comprendían. 5201314 fue lo que escribió el chi...