Cualquier cosa por ti
Park
― Lo último que quería era lastimarte.
Sonreí irónicamente.
― Lastimaste a mi moto, a ella pídele perdón.
Trate de encenderla más de nueve veces, pero todo fue una pérdida de tiempo, la batería se ha mojado.
― Debes bajarte y empujar.
― ¿Bromeas?
No, no lo hacía.
― ¿Tú vas a conducir?
Se condenó a negar con la cabeza y a hacer lo que le pedí.
― Me avisas cuando arranqué.
Asentí, mirándola por uno de los espejos. Quería bajarme y besarla, es tan obediente. Pensar que hace unos meses me habría roto un bate sobre la cabeza.
Su mirada fue robada por un par de insectos. No dio más de dos pasos, solo pude ver como su cuerpo cayó en un hueco repleto de lodo, no podía reírme ante tal escena porque ni siquiera podía distinguirla de lo marrón que se había pintado, sus ojos eran lo único que sobresalían, pude ver como su cara enojada se plasmó ante mis ojos, esperando alguna reacción, pude pedir perdón antes de que mi risa ganara terreno en todo el mal genio que lucía Selena en su rostro. La casa de mi tío estaba a unos 900 metros, algo lejos para una persona que va en tacones, desgraciadamente el camino era un fango de lodo.
― ¿A, ¿dónde vas?
Me obligó a seguirla. Jamás se me había pasado por la cabeza que ella podría ser tan distraída, pero si me hacía una idea, nunca antes me había notado. Su caminar suave y delicado, su sonrisa llena de vida, y el mundo en sus ojos me hicieron agradecerle a Dios por ponerla en mi camino, porque entre tantas personas la conocí a ella, porque ella arrancó mi atención como si fuera la dueña.
― ¿No crees que estás yendo demasiado lejos?
― Estoy escapando de la gran tarea que me diste.
Se sacó los tacones como si fuera la cosa más detestable y horrible de la faz de la tierra.
― Este invento innecesario jamás debió existir. No pienso volver por tu chatarra.
Esto solo retrasará lo inevitable.
― No escaparas de ella, ¿Cómo crees que vamos a regresar?
― ¿Podríamos llamar a una grúa?
Me reí.
― Tú no tienes dinero para pagar una.
Rechino sus dientes.
― No me lo recuerdes.
¿Por qué demonios tuvo que dañárseme el celular?
― Ahora el blanco será mi color favorito.
Ella soltó una sonrisa encantadora, mientras me maldecía por lo bajo.
― Tu cara me estorba.
― Lo sé, soy demasiado sexi.
Puede que le baje dos rayas a mi narcisismo, pero no hay ni una mentira en mis palabras.
― Lo peor de todo es que es verdad.
Me trae como un pendejo.
― Por alguna razón siempre supe que eras como una tormenta.
Se encogió de hombros, volteándome a ver.
― Es lo mejor que puede haber en la vida, y mucho más estando contigo.
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Serendipity [✔]
Teen FictionHabían luces parpadeantes que prendían y apagaban sus corazones, como algo inevitable que daba paso a la oscuridad, a un mundo de ruinas lleno de problemas, ansiedad y depresión que nadie más que ellos comprendían. 5201314 fue lo que escribió el chi...