Capítulo 23

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La locura ríe

Park

Menuda joya con la que me vine a encontrar, la misma con la que soñé todas las noches, la única que hace latir mi corazón de una manera extraordinaria, con ella todo es impredecible, Selena todo lo hace mágico.

― ¿Qué son esas caras? ―Llegue hasta la castaña, la cual figuraba una sonrisa que se produjo al verme― ¿Por qué se están riendo?

Empuje con mi trasero a Irving está muy cerca de mi tesoro.

― ¿Se supone que todos los novios son así? ―Rio vagamente― Eres tóxico amigo.

Ladee la mirada hacia Selena, el viento le soplaba el cabello, podía oler levemente su perfume, ese aroma dulce.

― ¿Tengo algo en la cara? ―Pregunto de pronto.

Asentí lentamente.

― Tienes todo lo que quiero.

Su sonrisa se detuvo de pronto, sostuvo su mirada sobre la mía por algunos segundos, rozó su mano por una de mis mejillas hasta toparse con mis labios, volvió a sonreír, y a cruzar sus brazos.

― Esta noche estás más hablador que de costumbre.

Es sorprendente como una mirada puede decir tanto.

La anatomía de Greenberg apareció de pronto frente a nosotros, se lo veía algo desesperado. Un desesperado con dos rebanadas de pizza, se apoyó en la arena acercándose lo suficiente a nosotros como para que lo escucháramos.

― Tengo que hacerles un par de preguntas.

Asentí al mismo instante de darle el primer mordiscón a la pizza.

― ¿Cómo le hacen para verse tan mojigatos? ―Su cara cambió de pronto― ¿No les da pena?

― ¿Pena de ser un maldito solitario como tú?

Greenberg abofeteó mi mejilla.

― ¡Puto marica! ―Soltó Greenberg mirando después a Selena― ¿Puedo hablarte un segundo?

― No va a servir de nada, con quien tienes que hablar es con Evelin, no con ella.

Dije apartando su fea cara de enfrente.

― Deberías tragar tus palabras y dar la vuelta.

Me percaté de la presencia de la chica que venía a nuestra dirección, con una mirada decidida, a querer enredar las cosas, y eso es malo.

― Joon, no creo que ella sea para ti.

Alcance a decir eso, hasta que la mano de aquella chica lo arrastrara lejos de nosotros, queriendo golpearlo para que no vaya por ello, después de todo es la amiga de Selena.

― Tú amiga no se lo dijo.

Selena volteó a mirarme.

― ¿Qué hicieron durante todo ese tiempo?

Se dijeron indirectas, como dos niños pequeños en asunto de adultos.

― Ella no se lo dijo detalladamente, y creo que tu amigo no es lo suficientemente inteligente como para entender, o quizás no le interesé ni un poco tu amiga.

Me inclino más por lo último.

― Creo que tú amiga quiere jugar con Greenberg. ―Apreté mis labios, sonreí con frustración― Eso no es nada lindo de su parte, Greenberg la lastimara.

¿Las chicas son así todo el tiempo?

― En realidad no sé qué le sucede hoy. ―Su mirada se veía indiferente― Supongo que se está tomando a mal su amor no correspondido. No sé, como las personas pueden fingir tan bien cuando sus vidas se ven involucradas en ello, incluyendo a otras personas que van a perder su tiempo en lo que sea que quieran intentar.

Se levantó de pronto, extendiéndome su mano.

― Yo jamás te haría perder el tiempo. Ni haría algo que sé que te haría sufrir.

Lo sé.

En ese momento todo se vino abajo, como si me estuvieran dando la oportunidad de no quedarme callado. Y, volví a hacerlo, me quedé en silencio, buscando una excusa lo suficientemente valedera como para que después me perdone.

― No vayan a hacer un bebé aquí.

Ese fue Randall, comiéndose todas las cajas de pizza, repartiendo una porción a cada uno, quedándose con todo lo demás.

Los brazos de Selena me abrazaron, poniendo su mejilla en mi hombro, atrayéndome a su cuerpo. Yo esta noche me estoy aferrando a ella, dejándonos llevar por la canción.

― Aún recuerdo el día en que me propusiste matrimonio.

Ella soltó una sonrisa, aquella que se perdió en mis ojos.

― Esa noche me hiciste feliz, Selena.

Lo llevo conmigo siempre, es como mi amuleto de buena suerte, lo que me hace recordar que aún no debo morir, no puedo dejarme morir, porque entre millones de personas ella es la única que puede hacerme daño. Y, ella ha prometido lo contrario, como si Dios me hubiera enviado una nueva esperanza que me hace querer seguir adelante.

― Sobre lo de casarnos. ―Susurro― No puedo pensar en otra persona más que en ti.

Se río.

― Pero aún somos pobres, y mantenidos. Hay que aceptar que no estamos en nuestra mejor versión, desempleados, pero por lo menos tenemos algo que nos da esperanza.

Nos tenemos a nosotros.

― Yo no podría ver a otra más que a ti.

Y, jamás en mi vida he sido más sincero.

― Para mí tú eres el único.

Los muy idiotas de mis amigos jugueteaban detrás de nosotros, especialmente Taro, él que lleva una camiseta de Nirvana, bailaba con Irving. El maldito se ríe en mi cara, el segundo no hace más que resignarse a seguir los pasos de Taro, los ignore, se veían realmente muy mal, incluso dando vueltas, como toda una pareja de novios.

― ¿Qué te gustaría hacer después? ―Pregunto, Selena.

¿Qué me gustaría?

― Quiero llevarte conmigo a Moscú, para solo tomar un café, y que puedas visitar esa estupenda librería que aparece en las fotos que tienes en tu habitación.

― ¿La conoces?

¿Cómo si hubiera algo de ella que no conociera?

― Yo quiero ser parte de ese momento.

Selena negó, mirándome a los ojos.

― Podemos ir en cualquier momento, solo quiero que te quedes conmigo hasta cuando eso se haga realidad. Así que no puedes escapar.

― ¿Por qué escaparía de ti?

Si me ha costado tanto... Ni siquiera puedo creer que esto sea real.

― Tus sentimientos podrían cambiar.

― Mis sentimientos siempre se inclinarán hacia ti.

El día en que te conocí, creí que estabas demente.

― Hay que hacerlo.

Mi ceño se frunció al sentir sus labios en mí, yendo más allá, algo atrevida y dulce, es como... si estuviera derritiéndome.

― Eres gentil, mi hermoso Sherlock.

Esta vez yo la besé.

― Siempre tuyo.

― Espero que eso no quede en palabras. Porque te haré gritar en esa montaña rusa.

¿Montaña rusa?

Tomo mi mano y me dio una vuelta.

― Te cuidaré mi princesa. ―Susurro en mis labios.

Por esta vez no le lleve la contraria.

La canción hacía que me aferrara más a ella, siendo yo él cobarde, que no hace más que quedarse callado. Como si "All i want" tratara de decirme que sea valiente, y evite todo lo que se ve venir.

Desearía no soltarte jamás.

Mi pequeña Alicia.

Te amo.

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