Parte II

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Selena

Mis manos viajaron a su cuello atrayéndonos como dos polos opuestos, apretándome por la cintura con sus largos brazos, los chicos siempre son chicos, claramente eso es lo que me demuestra el pelinegro que no se ata ante una sola chica, y ahora mismo se está besando con una extraña en su casa.

― La tostada se enfría. ―Dije entre beso.

― ¿Yo te gustó?

Sus ojos suplicaban una respuesta ¿y, yo debería tomármelo enserio cuando esa chica existe?

― Tu madre podría llegar, Arwen. ―Me aparté con un vuelco en el corazón.

― ¿Eso realmente importa ahora? ―Dijo con un tono elevado, se veía cansado.

― Importa mucho ―Recogí los platos para llevarlos frente al televisor― ¿qué pensaría tu madre de mí, de la chica que abusa de la amabilidad de su hijo?

Me sentía muy nerviosa, las ideas se me estaban acabando.

― Jamás he comido en frente de la televisión. ―Agradecí que cambiara el tema.

― ¿Por qué? ¿Tu madre te lo prohíbe?

― Me enseñó que, si vas a hacer algo que solo te concentres en una sola cosa.

Creo que su madre y la mía se llevarían de maravilla.

― Aquí no está tu mamá. ―Dije sentándome en el suelo mientras le daba una gran mordida a la tostada.

Él fue en busca del control para después sentarse a mi lado haciendo que nuestros brazos se toparan y electrizara mi cuerpo, le dio play a una película que estaba en su lista 'Infierno en la tormenta', que gran título. Ahora mismo está lloviendo en torrencial, algunas ramas golpean las ventanas de vidrios que no dejan de rechinar. Genial, tendremos que estar en silencio por casi dos horas.

― ¿Le tienes miedo a este tipo de películas? ―volteo a mirarme mientras masticaba, su mandíbula se le marcaba y por mi grandiosa estatura podía apreciarlo como una obra de arte.

― No.

Mi actitud se había tornado seca y áspera.

Ya había gritado en los primeros 20 minutos, el puto cocodrilo salió de la nada, y su hermano le puso el toque satánico. Arwen parecía que estaba viendo una comedia porque no dejaba de verme como algo diferente a eso. Ya me había terminado toda mi tostada aferrándome al vaso de zumo de naranja, cada vez que la mirada de Arwen se posaba en mí, daba un trago simulando que no me percataba de su atención.

― Se supone que la película está al frente.

― Alguien más ya se ha robado mi atención.

¿Qué se supone que deba sentir con eso?

― Déjame adivinar. ―voltee a mirarlo― ¿Tengo algo en mi cara?

Sus manos apretaron mis cachetes y sus labios besaron mis mejillas, primero fue la izquierda, hasta que llegó a mis labios, pero no los beso, me quedo viendo como si esperara que lo detuviera, pero no hice nada, no lo detuve, no lo empuje, no le grite, y me beso.

El tercer beso lo dio él.

Sus labios sabían a sumo, me reí por eso.

― ¿Qué es tan divertido?

― El primer beso sabía a menta, ahora sabe a naranjas.

Mostro sus perfectos dientes blancos.

― ¿Te gusta la menta? ―Pregunto sonrojado.

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