Capítulo 29

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Selena

― Cada vez llegas con más invitados, parece que fuese un hobby tuyo.

Kenneth cruzó por la sala hasta sentarse frente a nosotros, lo examino por unos segundos, él no conoce a Andy, pero aun así trata de ser cuidadoso con sus palabras.

― Y, bien. ―Tomo uno de los refrescos que estaban sobre la mesa― ¿Cuál es tu historia?

Lo dijo algo cansado, y lo entiendo. Ya lidia conmigo.

― Por lo que sé, creo que esos golpes que te cargas no se hacen solitos.

Se le ha hecho normal venir a mi casa en vez de la suya en cuanto se baja del autobús.

― Alguien que no tolera a los gays.

Termino de beber con tranquilidad de la lata que tenía en su mano, volteando la silla de la mesa de comedor para sentarse con ambas piernas a los lados, pensando por un segundo en lo que le iba a decir al chico.

― ¿Y, como se siente... ―Me miró por un segundo, y luego regreso a él― ya tú sabes... eso... con un chico.

¿Realmente me estoy juntando con un idiota como él?

― Kenneth... Vete a la mierda.

Me miró con los ojos en blanco, encogiéndose de hombros, ante mis expectativas se ve bastante mal.

― Deja que responda ni que te haya preguntado a ti, así que no te metas.

― No crees que te haces ver mal como persona, se un poco más...

― Bla, bla, bla... ―Titubeó dejándome con la palabra en la boca― ok, como digas.

Lo quería abofetear, darle con mi teléfono de ser posible.

― Ve, y prepárame un sanduche, mientras yo charlo con el muchacho.

― ¿Qué te hace pensar que iré?

Ni que fuera su sirvienta personal.

― Le diré a tu madre que entras a chicos a su casa, mientras ella no está ―Se río en mi cara― ¡Comete esa!

¿Acaso él no es el chico que pasa rondando día y noche por atención? Pero tampoco se lo diré, no quiero dañar el poco de corazón que le queda.

― Que si este idiota te molesta. ―Toque el hombro de Andy― Solo dímelo.

Una pequeña risa se escuchó por parte de Kenneth.

― Ve a por ese sanduche... ―Antes de que pudiera dejarlos por completo tomo de unas de mis manos― Y, no le pongas...

― Tomate, sí, ya lo sé.

La última vez me hizo prepararle uno nuevo, por ese pequeñísimo detalle.

Todo lo que necesitaba estaba en la cocina, una de mis metas es esa. Que siempre en mi casa tenga que comer, no quiero ni pensar que un día cuando llegue de mi trabajo y vaya por algo a la dispensa no encuentre nada, ese día estaré en calamidad extrema, una vergüenza para mi país.

― ¿Por qué no va a su casa? Acaso en ella no hay lo mismo que en la mía, y esta de joda aquí.

No tengo de pasatiempo el cocinar, aunque sea algo pequeño como un sanduche, no se me da el estar de chefs.

Jumh!

Él es un amo en la cocina.

Y, también muy rápido.

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