Capítulo 27

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Alguien te amara...

Pero ese alguien no seré yo

Selena

Mi cuerpo dolía, hace unos instantes no lo sentía, estoy en mi cuarto con algunos cortes en mis brazos, y con pequeñas heridas en mi cara, parece como si me hubiera pasado un huracán por encima, creo que eso sería bueno, si solo me hubiera llevado con él, tenía puesta una blusa blanca de tirantes y un calentador negro, creo que al final de todo, si había enloquecido. Pero aun así, creí haberlo visto con claridad, era Billy en mi subconsciente.

Creo que solo fue mi mente.

Llegue hasta las escaleras, habían más de dos voces que parecían extrañas y que no las conocía del todo. Aún sentía como mi cabeza daba vuelta, estaba algo mareada, pero al ver a mi madre todo se fue, el que estuviera aquí mi padre lo hubiera hecho menos tenebroso, tengo que darle una buena historia a mamá, y pedir su perdón, después de todo, yo fui quien provocó todo este desastre.

― ¿Bulgovic? ―Dijo uno de los oficiales que no eran del todo desconocido― ¿Qué tal estuvo anoche?

Nada de lo que pueda sentirme afortunada.

― Había mucho ruido. ―Dije desorientada.

El rubio también estaba en mi casa.

― ¿Quizás tengas algo que decirle a tu madre?

La miré sin ninguna expresión en mi rostro, caí sobre el sofá con actitud indiferente. Me da mucha pena ponerla en esta situación.

― Que no me encontraba del todo bien ayer, y que me voy a asegurar de que no vuelva a pasar... ―Suspiré de tan solo pensar lo que pasó anoche― lo siento mamá.

Ya, no volveré a involucrarme con Park.

Mi madre asintió como si no quisiera darle vuelta al asunto del que no quería hablar, ella se encargó de agradecerle a nuestros vecinos, los cuales le fueron de ayuda en la madrugada, parece que quiere tapar lo que hizo su querida niña, aún me dolía la cabeza, no quería continuar con una apariencia positiva, y quise huir de todos allí, fui por leche, mi abuela decía que mantenerte ocupada te haría olvidarte de lo que no quieres hacer memoria por un tiempo, y eso era lo que más deseaba en estos momentos, tomé la caja de leche y fui por un vaso, el cual no parecía encontrar.

Solo me fui por un día, y ya hasta hicieron una remodelación en la casa.

― Arriba a tu derecha.

Si, claro ya lo sé, es mi casa después de todo.

― Oye, ¿estas bien?

En muchas ocasiones he dicho que si, aunque no fuera así, pero esta vez creo que no valía la pena mentir.

― ¿Qué, si fuera lo contrario?

Y, quería llorar de nuevo, pero no debía. Ni siquiera lo conozco.

― Por lo menos dime que vale la pena. ―Me lo dicen muy a menudo.

Claro que lo vale, pero eso ya no importa, porque ya he decidido algo.

― No se trata de lo que yo sienta, es más como una profecía horrible que tiene que pasar, y para no salir herida decides escapar de ella. Porque vale más un corazón roto, que uno que consume a otro.

― ¿Terminaste a tú novio?

Y, como si fuera un adivino, lo dijo de una manera en la que no quisiera herirme.

― Para empezar nunca fue mi novio.

Me voltee, quería ir y encerrarme en mi cuarto.

― Te arrestaron por robar una farmacia.

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