Capítulo 22

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Advertencia

Selena

La cuarta clase acabó de una manera extraña, todo el salón me miró, el teléfono sonó más de tres veces, la maestra me ha pillado queriendo contestar, me ha matado con la mirada ¿no es esto lo que estaban buscando? ¿Qué le ponga intensidad a mi vida? Voy rumbo a la dirección, ella me envió por algunos de sus libros, quizás me allá dado una oportunidad, para tomar esta llamada, ella no es mala del todo, me tiene un singular cariño, soy la única que jamás se olvida de presentar su materia. Me detuve en segundos, él no se cansa de meterme en problemas.

― ¿Cómo lograste meterte? ―Dije llevándomelo del pasillo.

Tomo de mi cintura y me atrajo a él.

― Hola, preciosa. ―Dijo cerca de mis labios hasta que los beso.

― Vete, antes de que te vea algún profesor.

Apretó sus manos en mi cintura, sonriéndome.

― Adoro como te ves en traje.

Ah, eso.

― Se ve bien ¿verdad? ―Quise echarme un vistazo, pero eso es algo que solo yo quería.

― Andando. ―Tomo mi mano, y me arrastró.

― Estoy en clases.

Evidentemente es algo que él sabía, Park también debería estar en las aulas.

― Te cuento en el camino, no creo que los chicos puedan continuar intercediendo por mí.

¿Chicos? ¿Qué es lo que está planeando ahora?

― Los profesores son amigos de mis padres, me van a sentenciar por esto.

La puerta de uno de los salones se abrió de pronto, dejándonos ver la espalda de un profesor, y un estudiante. Y santo Dios, estoy a punto de desmayarme, sus ojos confundidos chocaron con los míos, de todas las personas, justo fue él, negué con la cabeza, rogando para que me ayudara con esto. Volteo a mirar al maestro, mientras yo jalaba de la mano de Arwen para correr a la dirección contraria, este camino nos llevaría a las piscinas, que dan a la salida de emergencias. Corrimos, jalaba de él, iba delante, guiando por donde ir, indiscutiblemente soy mejor que él en carreras, aunque mi estupidez me ganó, porque no estábamos solos, un curso estaba teniendo clases de natación, y si quería abofetearme por estúpida.

― ¿Deberíamos dar vuelta?

Venimos de allá, quizás ya nos hayan pillado y estén a metros de nosotros.

― ¿Qué es tan urgente, Park?

No deberíamos estar escondiéndonos, si no saliendo por aquella puerta principal.

― Somos libres de hacer lo que queramos. ―Encogiéndose de hombros.

― Pero no ahora.

― Créeme que sí deberíamos.

¿Por qué tiene que verse increíble con esa camisa rosa?

― Entonces deberíamos poner en nuestras libretas, rojos.

Me sonrió complacido, estamos haciendo que nuestros currículums estén manchados.

La profesora me quedo mirando con una cara que no se podía explicar, mi mano estaba entrelazada con la de Park, algunos alumnos que nos miraban, se rieron e hicieron de nuestro acto, celebración, estaba emocionada, se supone que soy la madura entre los dos, pero, quizás no lo suficiente. Estoy muriéndome por él.

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