Capitulo 11

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Encuentro

Selena

Después de fantasear toda la noche tras el chico de la casaca negra y de piel pálida llegue hasta casa de Evelin, aún seguía dormida.

― ¿Nena? ―Dijo aún con los ojos cerrados.

Me eché a su lado con una sonrisa desgraciada, demostrando que había tocado el mismísimo cielo. Abrace a la rubia por la espalda mientras ella se quejaba por lo apestosa que estaba.

― ¿Has fumado?

Me volteó a ver con los ojos hinchados, no los podía abrir. Me reí en su cara, probablemente ella se lo tomó como una afirmación.

― Tu mamá me matará.

Negué apretando sus mejillas.

― La noche ha sido una total mierda.

Tengo la costumbre de nombrar a algo que realmente me haya gustado como: "una mierda"

― Debió ser demasiado buena.

Se sentó con sus piernas en un lazo para empezar con su cuestionario de preguntas.

― Se habrán besado mucho ¿verdad?

― Algo. ―Vacile con una sonrisa.

Mi ropa era la misma, mi cabello había sido peinado más de cinco veces, cada vez me sentía más nerviosa, observando el móvil como algo peligroso que haría estallar mi corazón en cualquier segundo. Decidí correr de nuevo a mi ropero, rodando prenda tras prenda. Había una blusa blanca que quitaría todo lo oscuro que llevo puesto, decido sacarme la sudadera tirándola a cualquier rincón de la habitación, abroche los botones de las mangas poniendo encima una chaqueta café. No se veía nada mal, hoy estoy rara. Pensando mucho las cosas.

― ¿No quisieras ser un poco disimulada?

Mi madre hablo desde el marco de la puerta con una gran sonrisa.

― No sé de lo que me hablas. ―Dije con el labial sobre mis labios.

― ¿Es este chico, Charlie? ―Comenzamos con el punta pie― Es algo encantador como habla de ti.

Lo que yo recuerdo es algo muy diferente.

― Voy a salir con Evelin, no te imagines cosas.

Sonreí algo cansada. Escuchando el "ring" de la puerta.

― Pues, Evelin ya llego y está tocando el timbre.

Le dije que no viniera por mí, que yo podía esperarlo en esa avenida, mi madre está de vacaciones y se le hará más sencillo molestarme.

― Te quedas aquí, por favor. ―Le pedí en son de súplica, probablemente su moto esté al final del jardín. Y mi madre termine infartada.

― Pero sería descortés no saludar a tu amigo, la última vez nos llevamos muy bien.

― No es mi amigo.

En cierto punto no mentía.

― ¿Charlie no es tú amigo?

No lo sé, enserio yo mismo me lo estoy preguntando. Pero con él no saldría esta tarde.

― Me voy mamá. ―Le di un beso en la mejilla, bajando como alma que lleva el viento por las escaleras.

Me miré por última vez en el espejo que estaba frente a la entrada principal, abriendo la puerta con una amplia sonrisa que en un segundo se desvaneció.

― Hola, Bulgovic.

Charlie no debería estar aquí, era todo lo contrario de lo que esperaba ver, el chico castaño con ojos cielo me miraba apenado y con una pequeña sonrisa que se detuvo al momento de cerrarle la puerta en la cara.

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