Capítulo 37

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¡I love you, stupid!

Selena

Llegue hasta la estación para esperarlo.

Me aferro a mi abrigo, estoy buscando a Kenneth con la mirada, son las 4:38 a.m. y el frío me estaba congelando. Trato de buscar el lado bueno de las cosas, hoy es 09 de septiembre un día en el cual me lo dejan pasar todo, y amo tal acontecimiento, aunque él existir no tanto.

Lo veo de lejos, estos tres días de ausencia lo hacen ver más alto o quizás sea mi mal ceguera la cual no me permite ver bien.

― ¿Kenneth?

Relamí mis labios algo sorprendida.

― ¿Te has perforado la nariz?

Tan solo se había ido tres días.

― No, lo que ves es un espejismo.

― Pero, ¿cuándo o por qué?

Acople mis pasos con los de él, lo mire y afirme que a Kenneth nada se le ve mal.

― Selena, tengo una vida ¿Crees que eres mi única amiga? Se tomar decisiones y medir las consecuencias, mis padres no se han molestado, no es algo por lo que deban discriminarme.

Y mi atención se vio interrumpida por el dibujo que traía en su muñeca.

― ¡También te has tatuado!

Era como una niña mamoncita que no se callaba a pesar de que la otra persona le gritara con la mirada que lo hiciera.

― También comí, cague, por si también eso te sorprende.

Inflé mis cachetes y negué con la cabeza, no me daba respuestas, a veces no entendía su genio, ni su sentido de humor.

― ¿Un círculo, y unas pequeñas alas de mariposa?

― Si.

Hizo una mueca con su boca, se detuvo frente a una panadería, se puso a mirar tras la vitrina, yo resoplaba en mis manos para calentarme. Nos sentamos tras haber hecho el pedido, éramos los únicos en el lugar.

― A mi hermana le gustaban las mariposas.

El día en que nos conocimos habló de ella, y jamás volví a preguntar porque sé que es difícil hablar de eso.

Buscaba algo en su mochila roja. Tras esculcar sus cosas encontró lo que buscaba.

― Es para ti.

Lo mire por unos segundos, no era necesario que lo recordará, pero si lo deseaba, me gustan los obsequios. Lo tomé y desenvolví con cuidado para no arruinarlo, también colecciono las fundas en que vienen envueltos los regalos.

Lo voltee a mirar, estaba sin palabras, este se me ha hecho difícil de conseguir y él lo ha hecho por mí.

― ¿Cómo lo hiciste?

Tenía sobre mis manos el más magnífico libro de la historia, amaba su cubierta y lo hermoso que es. El cuerpo se me erizo de tan solo abrirlo, no sabía que decir y solo lo abracé, le di un gran abrazo de oso, y se lo agradecí, estaba gritando de la emoción, lo amé.

― Tengo contactos.

― Pero esto es magnífico, estamos hablando de "memoria de crímenes "de Ray Bradbury, no es cualquier cosa ¿Cómo lo hiciste?

De verdad estaba emocionada.

― Pero revísalo primero.

Señaló con su cabeza al libro.

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