Capítulo 25

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Se apagan las luces

Selena

Aún seguía mentalmente alterada, a cada parte donde voy con Arwen termino siendo el punto de atención, gracias al idiota que no deja de reírse. Y, pensar que por mucho tiempo estuvo fuera de mi vida.

― Eres muy intenso, y eso te vuelve detestable.

En cierto punto tengo razón y él lo sabe, tenía que tener razón.

― Si te contradigo, te enojaras ¿cierto? ―Prácticamente estaba renegando como un niño pequeño― Estoy seguro que muchos divorcios no se han consolidado gracias a que el hombre calla en el momento preciso.

Reí por eso.

― ¿Eso crees?

― Dímelo, tú. ―Froto sus manos tratando de calentarse, se ve muy pálido al igual que sus labios morados, le dan un tono enfermizo― Cualquier cosa que digas, lo afirmare.

Se que en el fondo quiere que suelte un buen argumento para corregir de él, lo conozco.

― Por lo habitual, las mujeres son más pacientes que los hombres. Pero, desde que te conocí, siempre fallan mis diagnósticos. Al principio cuando no sabía cómo eras solo esperaba a que pasaran los días, todos esos molestos problemas desaparecían al final de la semana, y esperaba que, así como pasaban las semanas, sin darme cuenta comenzaba otro año, el cual tenía el mismo significado que el anterior, pero ahora todo lo que dices se repite en mi mente, y espero pasar el mayor tiempo posible contigo. Hoy, estoy segura de que te necesito tanto, como tú a mí, o eso intento creer.

Me detuve a mirarlo, sin dejar de lado la seriedad del asunto.

― Estoy enamorada de ti.

No me importa si su amor me consume, y me apague.

― Arwen, di algo.

Él estaba parado frente a mí, su cara no hace ningún gesto, todo a nuestro alrededor estaba vacío, éramos él y yo. Y a pesar de estar solos, sin nadie que nos estuviera observando, él decidió estar callado, está justo frente a mí, pero, no era del todo él.

― ¿Y, ahora no estás?

Genial, menuda cojudes la que acabo de soltar.

En mi mente se escuchaba mejor, me imagino lo cursi que debí de sonar. ¡Como mierda me cuesta decir esto! Debería golpear mi cráneo contra el pavimento y correr lejos de él, me estoy burlando de mí misma.

Voltee mis talones, quería huir de ahí, jamás creí que él solo se quedaría callado.

¿Cómo lo hace? ¿Cómo puede ser tan elocuente y no avergonzarse?

Podía sentir como mis cachetes estaban ardiendo, debo estar viéndome muy mal, ni siquiera puedo imaginarme lo que está pasando por su mente. Pero, ¿por qué no escucho sus pasos detrás de mí?

Me detuve, y volteé a mirarlo.

Me congele ante su imagen.

Su cuerpo estaba tirado en el pavimento, en ese instante mi respiración se cortó y mis pies empezaron a andar por si solos, como si siempre supieran a donde ir. Me tiré a su lado, tomando su rostro para ponerlo cerca del mío, debía de suponerse que no estaba bien, debía haberme dado cuenta.

― ¿Qué tienes Park? ¿Qué hago? ¡Dime, que hago!

Mi corazón parecía que se iba a salir de mi pecho, no podía pensar con claridad, no sabía que tenía que hacer.

― Selena... ―Pronuncio.

― Uhm. ―Solté un quejido de afirmación.

Asentí varias veces con la cabeza, esperando a que me dijera algo.

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