Capítulo 33

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Instinto

Selena

Decidí ya no meterme en problemas, dejar en paz a Park y a todo lo que relacioné su nombre, pero, no es fácil ¿Cómo alguien tan jodidamente especial se puede olvidar de un momento a otro? Después de todo él me hizo querer seguir intentándolo, esperando algo de compasión y viendo el mundo desde otra perspectiva ¿Cómo alguien como él se puede olvidar?

Él es una alerta de peligro en mi vida vestido como un ángel, uno que ha sido redimido y odiado por un lado oculto mío, pero la mayor parte lo ama, y por eso no puedo dejarle.

Ahora voy en busca de una pelea segura con él.

Normalmente pasa aquí rodeado de paredes blancas y con una sonrisa que no encaja en él, y no me quiero hacer la inalcanzable, pero las pocas veces que lo he visto sonreír de verdad, han sido a mi lado.

― ¡No! ¡No lo haré!

Esa era su voz, estoy segura de eso. Seguí ese eco, eso me llevó poco tiempo, abrí la puerta que llevaba a la salida de emergencia, efectivamente era Park, acompañado por un señor que llevaba una bata blanca con el nombre grabado en su pecho, y se parecía mucho a Arwen, no hay que ser un experto para saber que se trataba de su padre, aunque él parecido no era increíble, se trataba de su padre.

Parecían estar discutiendo.

La cara de Park era un sinsabor de sentimientos encontrados en donde predominaba el enojo.

― No abra otra oportunidad como esta, es tomarlo o dejarlo. No tienes elección, se trata de tú vida.

― Arruinando la tuya, y la de una persona que ha decidió lo contrario.

― Pero esto te salvará a ti, no importa la demanda que me caiga, esto se trata de ti, de no dejarte morir.

Es el trasplante de Park.

¡Ya hay uno!

― No te dejaré hacerlo, no lo acepto. Aparte no estoy tan desesperado.

¿De qué está hablando? ¿Va a rechazar esta oportunidad?

― Park Arwen, no te lo estoy consultando, ni siquiera te estoy pidiendo tu opinión.

― Pero es mi vida ¿no? ―Arrugo las cejas, mientras le lanzaba una mirada asesina― Tú no eras un gran padre que digamos, así que no vengas a fingir conmigo, porque no te creo.

― Vamos hijo, no sabes nada. ―Hablo cansado.

Quizás debería irme, y dejarles hablar.

― Lo dice el hombre que dejo a mamá por segunda vez embarazada después de que ella le perdonara su primera infidelidad, por favor, no seas tan hijo de puta.

Tan pronto como esas palabras salieron de su boca, aquel hombre le viró la cara de un golpe que lo dejó en el piso.

No me quedé en silencio, obtuve la mirada de los que estaban allí. Arwen fue el más sorprendido quizás y si termine odiándome, a él no le agrada que las personas sean curiosas, más si su vida es parte del drama, baje a su altura y quise ayudarle a levantarse, pero lo único que conseguí fue que me apartara.

Ni siquiera me miró, y se fue de allí.

Mire aquel doctor del cual jamás me olvidaré su nombre.

― ¡Park basta! ―Grite a unos pocos metros de él, con la intención de que no se subiera a la moto.

El no parecía interesarle mi desesperación, le alcance y lo jale de su brazo para mirarle a la cara.

― ¿Se te olvido hacerme más daño?

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