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Llamada entrante: Número privado.

¿Hola? —digo al atender, viendo enfrente mío como Emilia se prepara para lanzar la bola de boliche.

¿Joel? —miro al suelo y luego a mis lados, enseguida siento mi corazón acelerarse y docenas de preguntas llegar a mi cabeza, aturdiéndome y dejándome sin palabras. Mis manos comenzando a sudar y no han pasado ni cinco segundos, así que miro a los lados nuevamente y cierro los ojos con fuerza, intentando descubrir si es un sueño o alguna estúpida broma.

¿C-cómo?

Za-Zabdiel me envió una carta a la casa de mi tío —muerdo mi labio con fuerza—. Venía su número y el tuyo. P-perdón por llamar, es solo...

No, no, Erick —niego—. Me alegra que llamaras. Solo... no creí que lo harías en todo caso —miro a Emilia, que está platicando con una chica.

¿P-por qué no lo haría?

Me pediste que continuara y que prácticamente te reemplazara. Creí que tú harías lo mismo.

No lo sé —miento—. Creí que estarías molesto conmigo.

No podría hacer eso —su voz sigue siendo dulce, aún es como si cuidara sus palabras—. Prometiste que Erito no me volvería a hacer nada y cumpliste tu promesa, me cuidaste y ahora... honestamente estoy mejor.

¿En serio? —sonrío un poco—. ¿Cómo es allá?

Es lindo —suspira—. En Miami todo es más... diferente, local. Aquí todo es una gran ciudad. Pero mi tío es genial, me compró un piano cuando le dije que me gustaba la música. Y en lo que entro a la escuela está intentando convencerme de entrar a clases de piano.

Eso es genial, Erickin —sonrío y veo a Emilia acercarse, así que me levanto y le hago señas, intentando decirle que saldré del boliche un momento—. ¿Entrarás a la escuela tan pronto?

N-no lo sé. Mi tío está diciendo muchas cosas, e-es... se preocupa mucho por mí. Cree que es su culpa lo que pasé, que él debió hacer algo.

¿Y tú qué piensas sobre eso? —pregunto cuando salgo del lugar y veo el estacionamiento casi vacío.

No creo que sea su culpa. Mi mamá le pidió que no hiciera nada y él solo hizo caso porque creyó que era lo correcto, respetar. Pero todos cometemos errores —suspira y escucho como al fondo se escuchan los típicos sonidos de un restaurante—. Creo que él busca repararlo.

¿Crees que lo está haciendo bien?

Silencio.

¿Erick?

—responde después de unos segundos—. Él quiere hacer algo estúpido, pero no estoy seguro de que funcione. Además, no solo me está dando cosas caras o cumpliendo caprichos. Realmente parece que quiere conocerme, como yo con él.

Literalmente siento como si hubieran quitado algo de mi espalda, como un peso extra que está desde que se fue. Y sé que era preocupación, pero también era mi necesidad de saber que soy bueno. Erick me recuerda que a veces puedo no ser tan idiota. Y el simple hecho de escucharlo me recuerda que hice algo bien, aunque me haya dolido. Johann tenía razón, tenía que dejar de ser tan egoísta y dejarlo tener algo mejor.

Estoy feliz por ti —cubro mi boca cuando escucho que mi voz tiembla.

¿Qué hay de lo que te pedí yo? —frunzo el ceño, pero miro hacia atrás y veo a Emilia a través de las puertas de cristal—. ¿E-eres feliz?

Gym || Joerick || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora