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—¿Entrenador? —pregunta Erick por afuera de mi oficina después de golpear la puerta suavemente.

—Pasa —le digo sin mirar.

Él entra después de asomar su cabeza y se queda parado a un lado de la puerta. Trae puesto unos pantalones grises y una sudadera amarillo claro.

—Puedes sentarte —le ofrezco señalando el sillón con un movimiento de cabeza y luego regresando a mis apuntes—. Hablé con Emilia hace un rato. La veré en unas horas. Puedes venir conmigo o te puedes quedar en mi casa un rato —la intención es que no tenga que volver al manicomio —casa— lo antes posible.

—Uhmm, como sea —dice mientras camina al sillón—. ¿P-puedo hablar con usted?

—Hey, ¿qué pasó? —pregunto con una pequeña sonrisa—. Creí que ya no tartamudeabas.

Él suelta un suspiro y sonríe un poquito.

—Perdón —se rasca la nuca—. Pero... ¿p-por qué le dijo eso de ser lesbiana a Becky?

Me encojo de hombros y miro de nuevo los papeles.

—Creo que está celosa de que le quité a su amigo. Me dijo que tarde o temprano saldría a la luz eso de que te golpeé... ¿pero tú sabes qué pasaría si eso se revela?

—Diría lo que yo hice... Aquí —sus mejillas enrojecen—. Pero aunque eso se dijera...

—Erick —interrumpo—. Solo somos tú y yo. No hubo testigos, y si tú no dices nada, tampoco lo haré yo. No tendríamos porque atacarnos... Somos amigos, ¿no?

—Sí —responde y comienza a jugar con las agujetas de sus zapatos.

Río un poco y me levanto para caminar hasta él e hincarme enfrente suyo, tomando su tenis y las agujetas para meterlas al mismo tenis después de hacer un doble nudo.

—Cuando te pregunté si sabías amarrarte las agujetas, ¿me mentiste? —me burlo, sonriendo mientras lo miro.

—No —niega y ríe.

Me levanto y me siento a un lado de él.

—¿Qué hiciste ayer? —le pregunto—. Solo quiero asegurarme de que no pasaste otra noche tormentosa en tu casa —sonrío intentando transmitirle tranquilidad.

—Me fui a dormir —habla—. Mi papá me estaba regañando por algo, pero no recuerdo qué.

—Al menos dormiste —sonrío un poco más—. Yo ni eso pude hacer.

—¿Por qué? —pregunta y ladea un poco la cabeza y casi borrando su sonrisa.

Al momento aprieto mis labios y toda gracia se va del momento. Aún así intento mirarlo y no hacerlo sentir incómodo.

—Erick... lo que hiciste, lo que hicimos —me corrijo, porque yo también lo besé—. Estuvo mal, y-y no lo digo en el sentido de que sea... enfermo o algo así —aclaro antes de que me odie más—. P-pero, no puedo besarte, está mal a pesar de todo.

Él solo mira al piso después de unos segundos y asiente con la cabeza. Parece decepcionado.

—Está bien —acepta—. S-sé... que no debí hacer eso. Pero, en serio y-yo... no podía y no quería seguir pensando en todo lo que pasó.

—Lo entiendo, créeme —intento que me mire, toco su espalda—. Está bien, Erick. Aún eres joven y...

Levanta la mirada y yo me callo. Sus ojos están ligeramente rojos, se muerde el labio inferior e intenta sonreír, pero cada que lo intenta, su labio sale de entre sus dientes y tiembla inevitablemente.

—Perdón, Joel —Susurra.—Deja de pedir perdón, no me hiciste nada malo. S-solo fue un beso...

—No te pido perdón por ese beso —aclara y logro entender.

—Erick, no podemos... —comienzo.

Pero cierro los ojos instintivamente cuando lo veo acercarse tan rápido hacia mí. No solo me besa esta vez; apoya su rodilla en el sillón hasta levantarse un poco y sentarse sobre mi regazo, a lo que yo pongo mis manos sobre su cadera.

Mueve tranquilamente sus labios contra los míos, siento su cuerpo tenso y sus puños cerrados y temblando sobre mis hombros.

—Déjame sentir esto una última vez más —pide en medio del beso—. Necesito saber que puedo sentir, por favor, por favor Joelito —ruega con los ojos cerrados después de separarse un poco de mí.

No digo nada, no sé qué hacer. Así que me inclino un poco más y continuo el beso. Honestamente ya no sé qué hago, no sé si está bien o si está mal, no sé si me odio o me estoy lastimando. Pero si puedo hacer sentir mejor a Erick, creo que puedo intentarlo.

Su cuerpo se relaja un poco, siento sus manos deslizarse por la piel de mi cuello hasta mi nuca, donde comienza a jugar nuevamente con mi cabello. Mis manos aprietan su cadera cuando nuestras lenguas se juntan. Mi piel se eriza y siento mis manos sudar. Mi corazón está demasiado acelerado, creo que incluso Erick lo siente.

Su boca es pequeña, suave y cálida. Me gusta como mueve sus labios contra los míos, aún con nervios pero con intención. El chasquido de nuestras bocas y nuestra respiración agitada suena, llenando el vacío sonido del cuarto.

Y pasamos varios minutos besándonos. Nos besamos hasta que Erick estaba completamente seguro de sus movimientos, hasta que tuvimos que separarnos para tomar aire, hasta que nuestros labios ardían y hasta que tuve el valor de decirlo a pesar de que me lastimara, retenerlo dolía más.

—Creo que me gusta un chico.

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Estoy tan impactado como ustedes, o incluso más, estoy gritando interiormente como loco, no sé, siento de todo igual que el Joel.

Y este capítulo originalmente era para el día sábado así que nos vemos hasta el sábado, ahre.

Gabbb.

Gym || Joerick || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora