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Me he quedado en casa todo el día. Intentando pensar en qué hacer contra Erick y lo mejor que se me ocurre terminaría saliendo hasta en el periódico, yo con alguna multa y Colón en un reclusorio por abuso. Pero no quiero crear tanto drama, después de todo, Christopher y Zabdiel no me lo perdonarían y todo sería un desastre.

Lavo mi ropa y ordeno pizza cuando me doy por vencido.

[...]

—A petición del director, comenzaré a escoger a los participantes para el equipo.

Escucho una queja por parte de todos y Becky levanta la mano.

—¿Qué? —digo molesto.

—Ni siquiera hemos hecho gran cosa —comenta.

Colón sonríe, lo sé. No es necesario mirar para saberlo.

—Es por eso que estos tres días, comenzaré a analizarlos. Si realmente quieren estar en el equipo, tendrán que esforzarse. Son el peor grupo de todos los que tengo —hablo sintiéndome levemente mejor, verlos desanimados ayuda.

—Sebastián, Erick, Becky a la banca.

—¡Qué? —gritan los tres al unísono.

—El equipo es de diez. Tres se quedan en la banca, ustedes.

Erick me mira con ese extraño triángulo en su boca, pero después suspira y se va a la banca con sus amigos, aunque ahora me arrepiento.

Colón y Villalobos se toman de la mano y juguetean entre ellos, con Becky haciendo comentarios para que los tres rían.

—Empezaremos el partido —le digo al resto y ellos toman posición aleatoria.

Lanzó el balón al aire y todos comienzan a jugar.

La mayoría son terribles, dan pena, pero algunos como Richard o Yoandri logran encestar. Aunque sus técnicas son torpes y solitarias.

—¡Suficiente! —grito y los demás se detienen, pero ni siquiera los estoy mirando a ellos—. Ustedes no —señalo al equipo—. Continúen.

Comienzan a jugar nuevamente algo confundidos, pero sin quejarse.

Me acerco a la banca, donde he observado hace minutos a Erick y Sebastián besándose casi hasta que se tragan al otro, mientras Becky graba con su celular sin siquiera percatarse de que estoy detrás de ellos.

Le arrebato el celular de golpe y tomo a Sebastián de la camisa separándolo bruscamente del ojiverde.

—Fue la última, Villalobos —digo—. Estás fuera de clase —lo miro con asco y rabia.

—¿Qué? —habla con una sonrisa crédula.

—¡Que te largues!

Erick me agarra de la muñeca para que lo suelte, pero sólo tomó su nuca y aprieto hasta que se queja.

—¡Profesor! —grita Becky.

—Usted también —la señalo—. Está fuera.

—¿Está seguro de que quiere hacer eso? —dice Colón con una pequeña sonrisa en el rostro.

Suelto a Sebastián empujándolo hacia la banca y dejando que se acaricie el lugar donde lo lastimé.

—Ambos, afuera —ordeno señalando a Erick y Becky, los cuales se levantan molestos.

Miro atrás, viendo al equipo entero observándome, todos atónitos, como si maltratar a un gay no fuese algo normal. Pero, el estrés se va cuando algunos comienzan a reír y señalarlos. Provocando que Becky salga de la clase al borde las lágrimas.

—Sabe que lo lamentará —amenaza Erick tomando su mochila para salir del gimnasio.

—Ustedes continúen —le hablo al grupo—. Tú —señalo a Sebastián—. Hablaré contigo después de clases.

Él parece arrepentido, sólo baja la cabeza asintiendo y aún acariciando su nuca.

Escucho a los estudiantes comenzar a jugar y aprovecho para caminar hacia la salida, justo por donde Colón salió. Pero cuando salgo, el pasillo está vacío.

—Profesor —escucho un susurro.

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Se viene algo muy jat, ahre.

Gabbb.

Gym || Joerick || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora