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"Creo que la emoción más poderosa que podemos sentir es el miedo. Incluso dentro del amor que sentimos por alguien, siempre hay miedo."

Esa típica tensión invade la cocina cuando Christopher y Zabdiel se van a la sala a elegir una película mientras yo me quedo en la cocina para hacerle el estúpido smoothie a Erick.

—Joel... —empieza, pero yo abro una bolsa de espinacas y provoco todo el ruido posible para que se calle.

Por ahora el smoothie solo lleva agua de coco, mostaza, cacao, chía, espinaca, aguacate, banana y miel. Creo que es suficiente.

—Me dejas... —enciendo la licuadora y el sonido hace que se calle. Yo solo miro por la ventana que tengo enfrente sin hacer ningún comentario.

—Provecho —murmuro después de vaciar el smoothie en un vaso, dejándolo a un lado de Erick.

—Joel. Basta. —dice y toma mi muñeca cuando me giro, pero fácilmente me zafo de su agarre—. Creí que estábamos bien.

—Pensé lo mismo, Erick —contesto, acercándome a él—. Pero, ¿cómo quieres que reaccione si después de todo aún crees que estoy contigo por lástima? —pregunto con voz baja—. ¿Tendré que repetirte que no es así a diario?

—¿Y cómo quieres que yo reaccione si sé que estando aquí no es lo mismo? —lo miro confundido— ¿Sólo íbamos a llegar y les dirías sobre... nosotros? Por supuesto que no, tú no eres así.

—¿Qué? —pregunto—. ¿Quieres que les diga que soy gay? —sonrío molesto—. Mierda, Erick, ¿tú crees que siempre haremos lo que tú quieres y como lo quieras al momento? Tal vez ellos te quieran y por eso te ayudan. Pero no significa que yo también solucionaré todas tus incomodidades. Madura, niño.

—¡Deja de hablarme como si fuera un niño pequeño! —exclama entre dientes, molesto.

—¿Para tí fue tan fácil admitir que eres gay? —abre la boca, pero continuo sin dejarlo hablar—. ¿Lo fue? Qué bien. Pero entiende que no todos son como tú. No todos nos atreveríamos a salir a la calle vestidos de lo que realmente les gusta, no todos besamos a alguien cuando nos sentimos mal, no todos tenemos una vida de mierda y aún así sonreímos por alguna estúpida razón, Erick. Por una vez deja de actuar como la víctima. Soy yo el que está siendo lo que por tanto tiempo odió y tú ni siquiera quieres darme tiempo para asimilarlo, ¿entiendes que no serás el único al que le sorprende esto? Me siento demasiado abrumado y tus comentarios no ayudan.

—Joel...

—No te conviertas en mí, Erickin. Deja de ser un maldito egoísta un momento y piensa fuera de ti mismo. Sé que éstos días nos encargamos muy bien de esto, pero regresa a la realidad, no todo eres tú, tú, tú y tú...

—Joel, mis smoothies son nutritivos —habla Christopher entrando animadamente a la cocina—. ¿Por qué el smoothie de Erick lleva aceite de cocina y cheetos? —olvidé que le había agregado eso.

—Uhm, los saqué porque estaba buscando algo más —miento—. Jamás agregaría eso en el smoothie del niño —miento de nuevo—. De hecho, Erick estaba por probar su smoothie. El cual hice con mucho aprecio y sé que no se negará a probarlo, ¿verdad, Erick? —digo ocultando mi enojo y fingiendo una sonrisa.

Erick mira el smoothie y luego a Christopher. Asiente con la cabeza algo nervioso y toma el vaso con el licuado de color verde oscuro.

Me cruzo de brazos y lo observo llevarse el vaso a la boca con una sonrisa falsa. Bebe un poco y suelta una arcada casi al momento, escupiendo el smoothie en el fregadero y tirando el resto del vaso también ahí.

—¿Estás bien, Erick? —pregunta Christopher acercándose a él y acariciando su espalda para que termine de escupir.

—Sí, solo no me gusta mucho la chía —dice y termina de escupir—. ¿Qué película veremos? —pregunta, intentando cambiar el tema.

Gym || Joerick || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora