Me mira a los ojos un segundo más y luego mira mis labios. Yo no despego mi vista de sus ojos, parece que en ellos hay un fuego que arde, algo que lo quema por dentro.
Estamos tan juntos que él solo inclina la cabeza un poco más y ya está besándome de nuevo.
—Erick, no... —niego sobre sus labios.
Duele, me lastima. No quiero ser lo que tantos años odié, tengo miedo. Mis emociones se están dejando llevar. Literalmente siento que me han robado el aire de los pulmones, se me dificulta respirar. No puedo abrir los ojos y ver lo que estoy haciendo, la ansiedad y miedo me consumirían.
Siempre escuché que la boca de un hombre era más áspera que la de una mujer, pero la boca de Erick es suave, tímida e inexperta. A pesar de que él fue quien me besó, parece tener miedo de hacerlo, no tanto como yo, claro.
—Te aprecio, Joel —confiesa y arrastra sus rodillas para estar más cerca mío. Acaricia mi rostro.
—No tendrías porqué —hablo sin separarnos—. Estás mal. Te golpeé, maltraté... Erick, te humillé —no puedo evitar pensar que es como su madre. Que ahora ve las cosas mal.
«Creí que te gustaba que te traten como una puta, ¿no? Así te gusta.»
Las palabras de Sebastián resuenan en mi cabeza, ¿por qué diría algo así?, ¿de dónde sacaría esa idea?
Inconscientemente comencé a mover mis labios contra los de Erick. Quito sus manos de mi cara y pongo mis manos en su nuca. Atrayéndolo más a mí, besando su labio inferior como si fuera algo delicado.
—Me enseñaste a sentir esto —sus manos tocan mi abdomen y un escalofrío recorre mi cuerpo—. E-es como un tornado atrapado. Pero... Se siente bien —comenta todo entre el beso.
—Ya deja de hablar —pido y separo nuestras bocas, para dejar nuestras frentes juntas.
Mi respiración está agitada, siento su mirada sobre mí, pero mantengo mis ojos cerrados con fuerza.
Realmente se me está haciendo difícil respirar.
—Perdón por ser un error —murmura apenas audible, con una voz tan fina y quebrada que duele. Es suficiente.
No sé si es bueno o malo, pero eso me deja respirar, un instinto de protegerlo nace en mí. Me siento como una mierda, es en parte mi culpa que piense así.
—No, no, no, Erick. No eres un error —niego, mis ojos retienen lágrimas, pero me obligo a mí mismo a mirarlo a los ojos—. No lo eres —aseguro y tomo su rostro entre mis manos para evitar que se separe más—. Lo siento, Erick. Lo siento, en serio...
—Joel... —me interrumpe.
—Basta, ya, Erick —ruego, cierro mis ojos con fuerza una vez más y siento mis pesadas lágrimas resbalar por mis mejillas—. Tú no eres el problema, no mereces eso. No merecen hacerte esto y tampoco yo —digo y le doy un pequeño beso en los labios, lo hice—. Necesito que...
El timbre de la puerta suena y nos sobresalta a ambos, separándonos y viendo escaleras arriba.
—Espera aquí —le pido a Erick mientras me pongo de pie. Yo no suelo recibir visitas, mucho menos sin aviso.
Me inclino un poco y le doy un pequeño beso en su mejilla no lastimada, si no lo hago ahora, cuando regrese toda mi valentía se habrá ido.
Acaricio su mejilla y él sonríe un poquito, lo que me hace sentir mejor. Siento que tengo un poco más de fuerza mientras camino a las escaleras y subo.
No sé si maldecir o agradecer a quien sea que esté al otro lado de la puerta. Tomé el momento como excusa para poder calmarme y dejar de actuar por inercia.
Mientras abro la puerta noto que mis manos están temblando.
—¿Joel? —¿Emilia?—. ¿Qué te sucedió? —pregunta con una cara de horror al ver mis manos.
Pasa sin que le dé permiso y dejo la puerta abierta, solo girando hacia ella y mordiéndome el labio con nerviosismo.
—¿Qué haces aquí? —cuestiono, no es bueno combinar lo que siento ahora y a ella.
—¿Estás llorando? —pregunta preocupada, se acerca y toca mi cara. Basta—. Joel, ¿qué te...?
—Emilia, no. Ahora no es un buen momento —la interrumpo—. ¿Qué haces aquí?
—Solo quería verte y-y...
—Emilia, no puedes venir cuando quieras y como quieras solo por querer verme.
Se detiene en momentos y mira mi rostro completamente. Mis labios sienten un hormigueo y puedo sentir la sangre subir a mis mejillas, me siento expuesto.
—¿E-estabas llorando? ¿Por qué?
—¿Q-qué? No —rasco mi nuca con nervios y muerdo mi labio inferior.
—Tus ojos están rojos, Joel, ¿qué sucede? ¿Realmente ya no me quieres? —se acerca más a mí hasta casi juntar nuestros rostros.
—¿Joel? —miro atrás de Emilia y veo a Erick mirarnos desde la sala.
—Te dije que te quedaras abajo —le digo mientras aprovecho su interrupción para alejarme de Emilia.
—¿Erick? —pregunta Emilia, mirando hacia atrás.
—¿Qué? ¿Lo conoces? —pregunto rápidamente, casi al momento.
—Eres el novio de Becky, ¿no?
¿Qué mierda?
—¿Qué? —preguntamos Erick y yo al unísono. Ambos con confusión pura.
—¿Conoce a Becky? —pregunta Erick antes de que yo pueda hablar.
—Es la hija de Carol —aclara—. Aún la recuerdas, ¿no, Joel? —Carolina Giraldo. La chica con la que Zabdiel engañó a su esposa.
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Así como han de estar ustedes yo también estoy todo en modo shockeado, ya que a decir verdad, ni yo sabía que esto iba a pasar, JAJAJAJ.
Como puse en las aclaraciones, esta es una adaptación, cuando descubrí esta historia fue en una versión Ziall, y en los primeros capítulos me gustó tanto que decidí hacer la adaptación Joerick.
Pero, justo iba en el capítulo 50 cuando la persona que tenía hecha la adaptación Ziall, la borró, entonces de ahí para adelante estoy tan en blanco como ustedes, hashtag, datos re random.
Y como yo también estoy re emocionado habrá una sorpresa durante la semana.
With all my love and good vibes. ♥
—Gabbb.
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Gym || Joerick || ADAPTACIÓN
FanfictionEn donde el nuevo entrenador de basketball, Joel Pimentel, es homofóbico. Esta novela es CONTENIDO ORIGINAL DE WellNotToday, quien borró la cuenta pero antes de hacerlo comentó que su historia puede ser adaptada, así que espero que les vaya a gustar...