18.-

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Mensajes.

Joel:

¿Aún puedo escuchar la nueva canción?

Zabdiel:

¿Estarás de idiota?

Joel:

Depende, ¿estará Erick ahí?

Zabdiel:

Adiós.

Joel:

¡Es broma, carajo! Lo soportaré, pero dime, ¿estará ahí?

Zabdiel:

Chris lo invita todos los días, así que supongo que sí.

Joel:

¿Estás seguro?

Zabdiel:

¿Qué importa? ¿Vendrás? En unas horas íbamos a hacer un ensayo.

Joel:

Los veo ahí en un rato, dile a Chris que quiero un smothiee.

Zabdiel:

Sigue muy molesto, llegaste apenas hace poco y ya arruinaste su amistad.

Joel:

Bien, los veo ahí, pero en serio, quiero mi smoothie.

Visto 7:04 p. m.

Camino hasta la zona de mascotas del supermercado y busco algún juguete para gatos durante quince minutos hasta que me decido por algo que parece una caña de pescar pero con plumas como carnada, ¿al gato de Christopher le gustan los juguetes? Mierda, ¿cómo se llama su gato?

Tiene el nombre de un disco... ¿Little Baby? Como sea, le preguntaré a Zabdiel discretamente.

Pago mis pocas compras y dejo todo en el auto mientras conduzco a casa para tomar un baño rápido y ponerme la chamarra rosa que Chris me regaló hace unos años. Incluso cuando ya es vieja, me queda bien. Me pongo unos jeans que están rotos en las rodillas y termino de vestirme tranquilamente.

Camino hasta la casa de Zabdiel con un six pack en las manos y una sonrisa discreta.

Miro hacia la casa de enfrente, donde se supone que vive Erick. Las luces están apagadas y no parece haber movimiento cerca, por lo que sonrío y toco el timbre.

Me costó encontrar el timbre ya que nunca lo había tocado, pero es una pequeña bolita de metal.

—¡Erick! —escucho la voz de Chris al otro lado de la puerta.

Mi sonrisa se borró al escuchar que Christopher esperaba a Erick y su sonrisa se esfumó al verme a mí en el umbral.

—Er... —antes de que pueda terminar de hablar, la puerta está cerrada frente a mi cara.

—Vamos, Christopher. Es la primera vez que usa el timbre, no podemos dejarlo afuera —la voz de Zabdiel se opaca dentro.

La puerta se abre nuevamente y Zabdiel se hace a un lado para que pueda pasar, lo cual hago casi enseguida dejándole casi de un golpe el six pack a mi amigo en las manos y siguiendo a Chris a la cocina, pero antes, regreso a Zab con timidez.

—¿C-Cómo se llama su gato?

Zabdiel me mira con desaprobación y luego niega.

—Cry baby, Joel. Pero...

—Gracias —interrumpo.

Camino a la cocina con el juguete de gato en mis manos y sonrío un poco al ver que Chris está sirviendo dos vasos de smoothie.

—Chris... —habló, pero me ignora—. Sé que me pasé el otro día contigo.

Me acerco a él y veo que el smoothie tiene un color verde, lo cual me asusta, pero lo ignoro y me pongo a un lado suyo.

—Le traje un regalo a Cry baby —digo.

Finalmente me mira con cara dudosa. Se cruza de brazos frente a mi y puedo ver que se pintó un poco los labios. Sólo lucho internamente para no sentirme incómodo.

Le entrego la pequeña caña y ambos miramos hacia el piso cuando el pequeño gato blanco maúlla al ver el juguete.

—Le gusta —sonrío al ver cómo juega con las plumas del anzuelo.

Christopher empieza a jugar con el gato y yo miro hacia atrás, donde Zabdiel nos mira con una sonrisa mientras se recarga en el marco de la puerta.

—¿En serio lo sientes? —pregunta Chris, volviendo todo nuevamente serio y algo incómodo para mí.

Asiento con la cabeza y las mejillas un poco rosas.

—Son de mis amigos más importantes, jamás quise lastimarte. Creí que estos años lo había superado, cuando volví y te vi... —suspiro—. Honestamente sólo vi a un viejo amigo al que extrañaba.

—¿Y porqué con Erick?

—Es diferente —interrumpo—. A ti te aprecio, te conozco, te quiero. Te conozco desde hace mucho, conozco tus secretos al igual que tú los míos. Sí, admito que me porté mal, pero él es sólo un niño. Deberías verlo en la escuela, se pone sensible hasta con que le pisen el pie —exagero—. Se sintió mal. Pero es un niñito, necesita madurar. No me importa lo que él diga, me importas tú. Tú eres mi amigo... ¿cierto?

Mis manos comienzan a sudar cuando me ve de pies a cabeza y reconoce la sudadera. Tal vez sea homofóbico, pero a él le debo mucho. Me defendió de los mismos gays e incluso estuvo conmigo cuando terminé con Emilia. Tal vez no soporte la idea de cómo se relaciona con algunos chicos, pero él es diferente conmigo, porque soy su amigo.

—Seguro.

Le muestro mi peculiar sonrisa y río un poco cuando finge una escena dramática y se lanza a abrazarme.

—Toma tu smoothie —dice al separarse.

Toma uno de los vasos y me lo entrega. Ambos levantamos los vasos al aire y exclamamos:

—¡Amigos del mundo, bendigan este smoothie!

Tomo el smoothie que es bastante espeso, pero sabe a piña y azúcar, lo cual sabe bien y bebo hasta la mitad.

—Tendré mi propio local de smoothies, todos los van a amar.

Río un poco y luego Zabdiel me da una amistosa palmada en la espalda.

—Vamos a mostrarte esa canción.

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Gabbb.

Gym || Joerick || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora