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—Zabdiel, yo no...

—No, no aléjate —gira hacia Erick—. Ve a la casa. Iré en un momento.

—No, no, no —Erick interrumpe a Zabdiel—. Joel me estaba hablando de Emilia y se puso mal, ¿bien? —miente y lo tranquiliza—. Me dijo algunas cosas y comenzó a tener ansiedad, eso es todo. No me hizo nada malo.

Zabdiel suspira y se gira nuevamente a verme a mí, relajando su postura.

—¿Es verdad? —pregunta y se acerca.

Solo asiento con la cabeza y miro mis zapatos. Limpio mis lagrimas con mi camisa y meto mis manos en los bolsillos delanteros de mis jeans.

—Vamos a la casa. Igual tenemos que hablar —habla Zabdiel, poniendo una mano en mi espalda, atrayéndome a él para abrazarme y susurrarme un "lo siento" en el oído.

[...]

Golpeo el piso ligeramente con mi pie mientras espero en el cuarto de Zabdiel. No sé de qué tanto hablan, y no sé por qué no me dejan oír cuando yo sé lo que todos ellos... creo. Me desespera tener que esperar en una habitación aparte como un niño pequeño.

—Oigan, mejor me voy a mi casa —les digo a través de la puerta.

—¡Cállate, Joel! —gritan Zabdiel y Christopher al mismo tiempo y pongo los ojos en blanco.

Escucho murmullos, apenas distingo palabras, pero no logro escucha ni una frase completa.

—Chismoso —acusa Zabdiel cuando abre la puerta y me ve con la oreja junto a la madera.

—Déjame en paz, yo no...

—Gracias, Joel —interrumpe Chris. Llegando por detrás del mayor y abrazándome con fuerza.

Soy casi nada más alto que él y por eso su cabello me queda en la cara.

—¿Qué les dijiste, Erick? —cuestiono, viéndolo sentado en el sillón. Él evita mirarme.

—Solo que lo cuidaste... ¿había algo más? —pregunta Zabdiel y niego al momento.

—Creí que les había dicho que le robé dinero a Johann —sonrío falsamente.

—¿El de gran trasero? —Erick ríe un poco sin dejar de ver el piso.

—Sí, él —afirmo y miro a Chris cuando me suelta—. ¿Qué pasará con...? —muevo la cabeza en dirección a Colón aprovechando que no me ve.

—Sí, ya resolvimos casi todo. Llevaremos a Erick a su casa más tarde, ya no tienes que preocuparte por él —habla Zabdiel con una sonrisa.

—Pero...

—En serio, sabemos que tienes problemas con ello. Nosotros podemos cuidarlo un poco.

—¿Qué hay sobre Sebastián?

Christopher sonríe y me da una palmada en el pecho.

—No tienes que fingir interés, Joel. Está bien. Solo nos falta un pequeño detalle y Erickin podrá continuar —asegura Zabdiel.

—¿Qué detalle? ¿Continuar qué?

—No importa, nosotros nos encargamos de eso —habla con intención de tranquilizarme, aunque quiero insistir.

—Quiero hablar con Erick —pido y lo miro, él voltea hacia mí cuando digo su nombre y aprieta sus labios.

—Joel, estamos cansados. Dejaremos a Erick en su casa e iremos a dormir, fue un largo viaj...

—Yo lo llevaré a su casa —digo y miro a Zabdiel—. Literalmente son un par de metros. Me aseguraré de que su padre no lo escuche entrar y ustedes podrán dormir —ofrezco con el semblante serio—. De cualquier manera, ya iba de salida.

Zabdiel y Christopher intercambian miradas confusas, pero al final aceptan y comenzando a despedirse de Colón y después de mí.

—Todo se arreglará pronto, pequeño —le consuela Christopher, acariciando su cabello negro y caminando detrás mío hasta la puerta.

—Gracias, Chris —agradece Erick y le da un pequeño abrazo a Zabdiel—. Buenas noches.

Colón ha estado intentando sonreír, pero su ánimo decayó cuando le grité y decayó aún más cuando habló con los chicos, puedo notarlo.

Salgo por la puerta y Erick detrás, cerrando detrás nuestro y quedándonos en el umbral un momento.

—¿Crees que tu papá esté en la casa? —pregunto mientras bajamos los primeros escalones.

—¿Realmente importa? —ataca con un tono molesto, cruzando la calle a pasos apresurados mientras ve sus tenis.

—No, la verdad que no —le digo, tomando su mano para que se detenga una vez cruza la calle—. Porque tú no vas a ir ahí.

—¿Qué?

Y antes de que él se de cuenta, me inclino y abrazo su cadera para cargarlo sobre mi hombro y comenzar a trotar hacia mi auto, sintiendo sus pequeñas manitas golpear mi espalda y sus pies, mi abdomen.

—¡Bájame! —exclama con un susurro y pataleando más.

—¡Si sigues pateando me vas a dar en las bolas! —me quejo mientras abro el auto y lo bajo para empujarlo levemente—. Vámonos antes de que alguien nos vea. Parecerá secuestro.

—¡Eso es! —abre los brazos e intenta pasar por mi lado, pero pongo mi brazo y queda entre el auto y yo.

—¿Me vas a negar que no te quieres ir? —cuestiono—. ¿Realmente te quieres ir ahí? —señalo su casa y él se muerde el labio inferior que ahora está temblando—. Súbete al auto, tenemos que hablar.

Me separo y comienzo a rodear el auto.

—¿Sobre qué? —pregunta a la vez que me subo al auto—. Joel...

No contesto y dejo mis manos sobre el volante del auto aún apagado mientras espero a que suba.

Mira a su casa con preocupación y luego al auto, parece tener que elegir, lo cual me preocupa, porque no pensaba rogar más si decidía irse.

Pero al final sube al auto y cierra la puerta, permitiendo que suelte el aire que retuve por algunos momentos.

No enciendo el auto, dejo que se acabe el sonido de afuera y las únicas luces que nos alumbren levemente sean la luz de la luna y las farolas blancas.

—¿Que cuál es el problema de que me guste un chico, Erick? —pregunto en la oscuridad del auto, pero a pesar de todo, lo miro y logro ver el brillo en su ojo derecho y su perfil—. Que me gustas tú... y creo que te gusto también, ¿tú crees que eso está bien? —Erick aparta la mirada.

Su pecho sube y baja con desesperación después de que analiza un poco mis palabras. No quiero lastimarlo, quiero ayudarlo. Y me lastima decir lo siguiente, pero necesito saber si es verdad. Aunque ruego por estar mal, por haber supuesto mal.

—Te trato como tu padre a tu madre, y tú lo dijiste, está enferma —trago saliva, y aunque me duela decirlo, continuo—. El verdadero problema es que no vistes como una chica porque te guste... Vistes como una porque no quieres ser lo que tu padre es. Quieres ser como tu madre, quieres ver algo bueno en las personas malas, en personas que no valen una mierda —me muerdo el labio inferior y mis ojos se humedecen un poco más—. Y eso soy yo, ¿no es así, Erick?

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Gabbb.

Gym || Joerick || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora