Gym || Joerick || ADAPTACIÓN

19.-

No paro de tararear canciones al azar de camino a la escuela.

Saber que estoy bien con mis amigos me hace sentir que tengo un soporte, un apoyo. No puedo evitar no sonreír, incluso cuando veo al grupo A, de hecho, me animan un poco más. Son el mejor grupo hasta ahora.

—Muy bien, chicos —todos sonríen aunque yo mantengo mi postura sería ante ellos—. Créanme que la mayoría se quedará en el equipo.

Los murmullos y sonrisas empiezan entre ellos y yo solo los miro seriamente con los brazos cruzados hasta que todos se callan.

—Será mejor si siguen practicando. Pueden ser mejor que otros grupos, pero no sabemos cómo son en otras escuelas —todos asienten con la cabeza felices—. Pueden retirarse ya. —digo cuando termina la clase.

En seguida todos se ponen a caminar hacia la salida con una gran sonrisa en la cara.

No hice ejercicio en la mañana ni ayer, por lo que mi cuerpo se siente tenso. Así voy a la caminadora y comienzo a correr un poco.

Después de veinte minutos de correr, mi camisa está empapada de sudor. Por lo que me la quito, viendo el estampado militar con manchas de sudor. Levanto algunas pesas con música a todo volumen en mis audífonos y aprovecho que no hay nadie para poder cantar bajito las canciones.

No duro mucho haciendo ejercicio pectoral cuando mi cuerpo se cansa demasiado. Veo mi reflejo por uno de los espejos del gimnasio y noto que mi cuerpo está relajado y demasiado sudado. Mi pelo está pegado a mi frente por el sudor y el pelo que antes era negro y ahora es castaño ya está más opaco.

"Glad you came" comienza a sonar en mi celular y reconozco el tono al instante: Johann.

Rechazo la llamada y lanzo el celular hacia mi maleta la cual tomo y llevo a mi oficina, cerrando la puerta y dejando la maleta en el sillón.

Las persianas están cerradas, así que antes de entrar al baño me saqué los shorts negros y una vez dentro, me despojo de la única prenda que me queda, lanzándola con desinterés a un rincón.

Abro el agua y la pongo a temperatura ambiente, metiéndome debajo de ella a los pocos segundos. Relajo mi cuerpo bajo el agua mientras me enjabono. El jabón huele a algún tipo de flor exótica.

Aún cuando termino de bañarme, me quedo sentando en el piso solo dejando que el agua caiga sobre mí.

Salgo del baño con solo una toalla envuelta en la cadera y algunas gotas de agua cayendo de mi cabello. Noto que mi celular tiene 6 llamadas perdidas, todas de Johann. Justo cuando tomo el celular, vuelve a entrar otra llamada de él.

—¿Qué quieres? —pregunto dejando que todo mi buen ánimo se vaya.

—Joel, entiende. Tampoco fue fácil para ella.

—No quiero escucharte, ni como la defiendes.

—¡Eres mi amigo, pero la dejaste como una idiota!

—¡Johann!

—Joel, se que no era parte del plan, se que te lo ocultó, pero era porque ambos eran felices, ¿realmente quieres ese futuro? ¡Existen muchas otras opciones antes que salir corriendo como un cobarde!

—¡Pues me importa una mierda! —grito furioso—. Sí, la quiero y sé que me fui y la deje como una cobarde —admito—. Pero me ocultó algo que literalmente era mi futuro ¡lo era y es, Johann!

—¡Ella también sufrió! ¡Incluso más que tú! Tú puedes irte con cualquier otra y asunto resuelto, pero ella aún yendo con alguien más...

—Su vida ya no es mi problema —digo seriamente con los ojos rojos y dolor en el pecho.

—¡Escúchate a ti mismo, Joel! ¡La amas pero la rechazas! ¡Estás enfermo!

—¡Púdrete! —le grito al celular y lo lanzo al sillón con brusquedad, hasta que rebota y cae al piso.

Odio que pueda molestarme tan fácilmente, odio no poder controlarlo pero no es mi culpa, ella causó demasiado dolor y felicidad en mí. Los recuerdos duelen como alcohol en una herida. Duele pero te hace mejorar después; y cuando menos me doy cuenta mis ojos están acumulando lágrimas.

Quiero golpear algo pero me acabo de bañar y lo que menos quiero es sudar.

El celular vuelve a sonar y cuelgo. Vuelve a llamar y juro bloquear el número.

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—Gabbb.