Corría el año 1982. Un nuevo día amanecía en Londres y una pequeña niña de 9 años remoloneaba en la cama intentando cubrirse la cara de los rayos de luz que comenzaban a iluminar la habitación.La pequeña escuchó un grito desgarrador procedente del piso inferior. Reconoció la voz de su madre y rápidamente se puso en pie alarmada. Cogió una fina bata para cubrirse el cuerpo y salió de la habitación temerosa de lo que se pudiera encontrar.
Se suponía que el mago más temido de los últimos años había sido vencido por un bebé. Natalia era muy pequeña para ser consciente de todos los males que Lord Voldemort trajo al mundo mágico. Aún así, sabía que era un ser peligroso que no simpatizaba con los descendientes de muggles; y tenía presente que su abuelo era uno de ellos.
Se suponía que la paz había sido restaurada al mundo mágico; pero, los esbirros del señor tenebroso, también conocidos como mortífagos, seguían existiendo. A pesar de que muchos de ellos fueron enviados a Azkaban, muchos otros se libraron de ese destino.
Natalia bajó las escaleras con miedo de encontrarse a alguno de ellos en el salón. Ni siquiera sabía qué apariencia debían tener dichos mortífagos, por suerte, nunca se había cruzado con alguno.
Pero, cuando llegó al salón, la escena que se encontró fue a su padre caminando en círculos con desesperación, a su madre llorando en el sofá y a un hombre trajeado sosteniendo el que debía ser su sombrero con sus manos.
Natalia: —con un hilo de voz— ¿Qué pasa?
George: —caminando hacia ella— Sal de aquí, Natalia.
Su padre prácticamente la echó del salón a empujones y cerró la puerta en sus narices, dejándola sola en el recibidor. La pequeña, con auténtica curiosidad de saber qué estaba ocurriendo, apoyó la oreja en la puerta para poder escuchar la conversación que pudieran tener los adultos.
Elissa: —con la voz rota— No puede haber desaparecido. Tiene que estar en alguna parte.
Natalia se tensó al escuchar esa frase procedente de la boca de su madre. Alguien había desaparecido y, por cómo estaban sus padres, se estaba comenzando a temer lo peor.
Hombre: Lo siento, señora Salas. Hemos buscado por cada lugar de Inglaterra o Escocia y no hay rastro de su hijo.
Elissa: —furiosa— ¡Pues aumenten la búsqueda a todo el Reino Unido! Y, si es necesario, a toda Europa.
George: —con voz calmada— Elissa, relájate.
Hombre: No podemos hacer eso, señora. Ya hemos perdido mucho tiempo en esta búsqueda. El Ministerio tiene cosas más importantes de las que hacerse cargo que buscar a un adolescente rebelde que ha sido expulsado de Hogwarts.
Natalia separó la cabeza de la puerta en cuanto escuchó a su madre gritar e insultar a aquel hombre. Las palabras de su madre se mezclaban con los intentos de su padre de calmarla. Nunca había visto a su madre en ese estado y la pequeña sintió un poco de miedo por su reacción.
Retrocedió unos pasos con la respiración agitada hasta chocar con la barandilla de la escalera. Aún tenía que asimilar lo que acababa de escuchar. Su hermano Jacob había desaparecido y ella ni siquiera era consciente de lo que eso significaba.
Apenas unos meses atrás, Jacob había sido expulsado de la escuela mágica donde estudiaba. Fue un duro golpe para todos. Sus padres se sintieron decepcionados y Jacob se sentía frustrado de no poder seguir con su investigación. Pues, desde que comenzó sus estudios en Hogwarts, el chico se obsesionó con la historia de unas bóvedas antiguas. Estaba seguro de que las encontraría y sería una leyenda de la historia de la magia. No era de extrañar que fuese elegido para la casa Gryffindor.
Y, en parte, lo consiguió. Consiguió que todo Reino Unido supiera quién era Jacob Salas. Sus aventuras fueron noticia en El Profeta durante años. Pero no fue buena fama la que consiguió, precisamente.
Por desgracia, debido a su imprudencia, Jacob fue expulsado de Hogwarts y rompieron su varita. Después de ese suceso, todos pensaron que Jacob se olvidaría del tema de las bóvedas, pues su obsesión ya le había destrozado su futuro en el mundo mágico.
Pero no fue así. Jacob juró que las encontraría y, a pesar de que sus padres intentaron oponerse, el chico se escapó de casa para poder finalizar su labor.
Natalia recordaba las últimas palabras que le dijo su hermano antes de irse.
Jacob: —en la mente de Natalia— Perdóname, peque. Tengo que hacerlo. Estoy muy cerca de encontrar la bóveda del retrato. Ella me ayudará a conseguirlo. Estoy seguro.
Natalia ni siquiera sabía a qué se refería su hermano con esas palabras. Se preguntaba qué era la bóveda del retrato y, más aún, se preguntaba quién era "ella".
Sea como fuere, Jacob estaba desaparecido y no sabía durante cuánto tiempo iba a estarlo.
Algo tenían en común los dos hermanos Salas. La obsesión. Jacob se obsesionó con encontrar unas bóvedas malditas y, ese día, nació una obsesión en Natalia.
Encontrar a Jacob.
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𝗛𝗼𝗴𝘄𝗮𝗿𝘁𝘀 𝗠𝘆𝘀𝘁𝗲𝗿𝘆 ➛ 𝓛𝓪 𝓱𝓮𝓻𝓶𝓪𝓷𝓪 𝓭𝓮 𝓙𝓪𝓬𝓸𝓫
Fanfiction❧ Estado: Completa y en futura edición. ❧ Fanfic basado en el juego de Harry Potter : Hogwarts Mystery. ❧ Toda la historia base es original del juego. ❧ No es necesario haber jugado al juego para leer la historia. ❧ Portada hecha por: -PORTADAS- ❧...