❧ Estado: Completa y en futura edición.
❧ Fanfic basado en el juego de Harry Potter : Hogwarts Mystery.
❧ Toda la historia base es original del juego.
❧ No es necesario haber jugado al juego para leer la historia.
❧ Portada hecha por: -PORTADAS-
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Natalia estaba en su casa, disfrutando de las vacaciones de verano. Se pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación puesto que sus padres, a lo largo de los años, se habían vuelto cada vez más distantes con ella.
Elissa: ¡Natalia! Ven al salón.
Natalia: Sí, mamá.
Natalia dejó todos los libros ordenados encima de la cama y fue en busca de su madre. Al llegar, la vio mirando unas tijeras que llevaba en la mano, con su larga cabellera rubio platino hasta la cintura y su semblante serio.
Natalia: ¿Qué querías, mamá?
Elissa: Es hora de cortarte el pelo.
Natalia: Pero mamá... Ya me lo cortaste mucho el año pasado, quiero dejármelo crecer.
Elissa: Ven aquí.
Natalia intentó protestar, pero Elissa tenía una mirada que hizo estremecer a la niña, su mirada era penetrante y fría, casi tan fría como el color azulado de sus ojos. Natalia obedeció y se sentó en la silla frente a su madre, dándole la espalda.
Elissa comenzó a cortar el cabello de Natalia, a la altura de los hombros. La pequeña intentó reprimir sus emociones, ya que, realmente, ella quería llevar el pelo largo y ese corte solo iba a retrasar más aún su deseo.
Podía verse reflejada en uno de los espejos del salón, pero prefería no ver lo que su madre estaba haciendo, decidió mirarla a ella, con sus gruesos labios tensos, indicando que estaba molesta con algo. Natalia siempre había pensado que su madre era preciosa, no entendía cómo había acabado casada con su padre. Siempre la envidió, desearía parecerse a ella... Natalia había sacado el color de los ojos de su padre y solían decirle de pequeña, que los labios de su abuela. El pelo era una mezcla de sus dos padres, no era rubio como el de su madre, ni castaño como el de su padre, el resultado de la combinación había dado el color miel del cabello de Natalia.
Natalia nunca se había sentido guapa, siempre deseó parecerse a su madre y odiaba pensar en que podía parecerse a su padre, sin embargo, tampoco encontraba similitudes con él. Lo que la pequeña no sabía era que se parecía mucho más a su abuela de lo que pensaba.
Elissa estaba terminando de cortarle el pelo a Natalia cuando una lechuza marrón entró por la ventana.
Natalia: ¡Hedwig!
Natalia cogió la carta ilusionada y la abrió para leer su contenido.
Natalia: Es la abuela, ¿puedo ir a su casa?
Elissa: Vete a donde quieras.
La frialdad de su madre fue como un puñal en el estómago de Natalia. Pero intentó no desmoralizarse y fue corriendo a hacer su maleta para ir a casa de su abuela.
