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ENGELBERT BARROW

Solo tres días han pasado desde que la rubia se fue, todos estábamos al tanto de su mentira que no es tan mentira, le enviamos mensajes, le hicimos llamadas, hasta en el grupo que tenemos hablamos de cosas para que ella opine. Pero todo era en blanco, tuvimos que decirnos a nosotros mismos que "debía estar sola un tiempo" pero nos preocupaba bastante.

Al segundo día ella publicó una foto en una cafetería, con la ubicación dando resultado de España, aun así nos preguntábamos ¿Qué hacía con un pasaje a Colombia? Tal vez no quiso y si viajo a España y nosotros acá desconfiando de nuestra chica.

— ¿Y la pelirroja? —le pregunté a Nyle mientras nos sentábamos en la mesa de la cafetería con el almuerzo.

—Fui a recogerla pero se quedó hablando con sus compañeras. La verdadera pregunta es dónde está tu pelinegra, no la he visto desde que la rubia se fué.

Era costumbre hablar de ellas y expresarnos con el color de cabello. ¡Vamos, si es divertido! Tenemos una diversa variedad en nuestro grupo.

—Bueno, mi pelinegra gruñona. —dije tranquilamente, hasta que me di cuenta de lo que dije.

Debería aprender de Audrey ella piensa antes de hablar. El me miró alzando sus cejas, yo solo quería estrechar mi cabeza contra la mesa y quedarme ahí como un avestruz.

— ¿Tu pelinegra gruñona? —repitió burlándose de mí. — ¿De qué me perdí, amigo?

Solo seguí comiendo, si seguía hablando lo arruinaría. Al ver que no obtuvo respuesta seguí comiendo mi adorada pasta.

— Ya entiendo a Lennox, que la molesten conmigo sin ser nada, a ella no le gusto, ella no me gusta. Es algo tedioso que nos molesten. ¿Qué harán luego una cuenta en Twitter de un shippeo falso?

Vomito de palabras

El dejó de comer y yo debía haberme callado. Me sentía como cuando sabes que hablarás de algo que sea incómodo. Como cuando mi madre por primera vez me hablo sobre el sexo a los 13 años. Ay madre.

Vi de reojo que se acercaba Audrey dando brinquitos como conejo, solo lo hace cuando está emocionada.

Se paró frente a la mesa y le prestamos suma atención, solo con ella pasábamos nuestro break.

— ¿Qué dulcería acabas de asaltar? ¿Cuánta azúcar comiste para estar con esa sonrisa demoniaca? —le comentó Nyle haciéndose a un lado para que ella se siente.

— ¡Chicoooosss! —alargó su pequeño chillido de emoción. —Me hice amiga de un estudiante de Pastelería, repostería, panadería, dulcería. No sé qué tanto estudia, pero me dio todo esto para probar. ¡Siii!

Es demasiada azúcar para su delgado cuerpo, cabe recalcar que Audrey es amante del dulce, pero AMANTE. Tanto así que su festividad favorita es Halloween solo por los dulces, pero también es muy mala haciéndolos, fracasa haciendo lo más fácil. Es gracioso verla tan emocionada.

— ¡Chicos esto es una señal! —chillo nuevamente, mientras sujetaba el brazo de Nyle, él solo asentía aterrado. —A los 7 años mi mayor deseo fue y es tener un esposo que sepa preparar postres. La suerte ha llegado a mí.

Se metió unas especies de chocotejas a la boca gozando de su sabor.

Miré a Nyle con el mismo rostro con el que él me miro hace unos minutos. Era evidentemente que lo había incomodado lo que dijo. Porque a pesar de esto, todos somos testigos de que le gusta.

Hechos para ser uno soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora