Hechos para ser uno solo

023

AUDREY STRONG

La tercera tocada de puerta y esta chica no sale. ¿Para que tiene puerta entonces?

—¡Lennox! —le grite desde afuera.

Bueno no hay tiempo para esto, abrí la puerta viendo a Lennox dormir plácidamente en su cama, no había rastro alguno de Staicy.

—¿Qué pasa con ustedes? —nos preguntó adormilada incorporándose en la cama.

—Vas hablar con Engelbert y aclararan esto, le hablaste muy mal Lennox, no puedes ir por ahí diciendo eso a la gente, no sabes cómo es el de sensible. ¿Qué vas a saber tú de él?

Ella me miro con el ceño fruncido mirándome fijamente.

—Su color favorito es el magenta, es alérgico al coco, tiene siete hermanos, los lunares en su espalda forman una estrella, tiene una pequeña cicatriz en su cabeza debido a que en una de las olimpiadas se cayó, no ha tenido pareja, no tiene mejor amigo y considera como mejor amiga a Chloe, no le gusta el futbol y no es bueno en los videojuegos, su obsesión son las papas fritas, odia la mayonesa, pero ama la mostaza. Sus padres tienen una granja para criar animales y no matarlos, sufrió mucho a los diez años cuando su burro enfermo y murió. Llora por muchas cosas, no le gusta decir malas palabras, solo lo dice cuando está realmente molesto, cuando está molesto se muerde el labio y pestañea muchas veces tratando de calmarse. Sus manos sudan cuando está nervioso, puede mover sus orejas y sabe imitar a un elefante. ¿No sé nada de él? ¿Quieres que te de su tipo de sangre? AB positivo.

Ella se volvió a acostar tapándose de pies a cabeza.

—Soy observadora y escucho lo que me dice, guardo los detalles de lo que habla, ¿No fueron ustedes la que me dijeron que le dejara las cosas claras? Lo hice de buena forma, no lo entendió. Me estaba dando explicaciones como si fuera su esposa y lo hubiera encontrado siéndome infiel. No es la última ni la primera vez que se va a sentir mal

—Sabes que le gustas, no lo puedes rechazar...—le insistí.

—Bueno, entonces quédate con el que estas jodiendo, Dile tú lo que él quiere escuchar.

—No lo quiere escuchar de mí.

—¿Y de mi sí? ¡Bien, ahora le diré que también me gusta desde el primer día en que lo vi, que quiero casarme que quiero tener cinco hijos y un perro que se llame Thor!

—Chicas. —me calmo Chloe. —¿Cómo puede ser posible que Engelbert sea el motivo de una discusión? Ya habían tenido una y ahora quieren iniciar otra.

Lennox se paró y se sentó en el escritorio mirando para la ventana.

—Solo no quiero ver mal a Engelbet.

—¿Y crees que yo sí? Estoy muy agradecida con él, el piensa que lo odio, pero no quiero dar esperanza a algo que no quiero. El no merece engancharse conmigo, yo solo voy a buscar algo y él va a querer todo. Yo no doy todo por nadie. Si vas a seguir discutiendo por él, puedes irte. Son las siete de la mañana y me estas provocando un dolor de cabeza enorme.

—Lo siento...—me disculpe con ella mirándola.

Ella se metió al baño y al rato salió ya vestida, con el cabello en una cola y sus lentes redondos.

—¿Vamos a ir a desayunar o van a seguir ahí asqueándose de mi comportamiento? —nos miró y salió de la habitación.

—No puedes obligarla a eso. —me dijo Chloe recogiendo su mochila. —A ella no le gusta, tampoco tenías el derecho de decirle que el gusta de ella.