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ENGELBERT BARROW

Jueves por la mañana y ya me afectaba no salir a correr con ella. No me rendiría y la esperaría para que salga a correr, si ella no lo hacía yo tampoco.

Espere como una hora para que salga hasta que vi una figura estirarse a un lado, el alma me devolvió el cuerpo y me olvidé de todo el frío que consumía los vellos de mis piernas.

—Por fin estas aquí, te espere toda la mañana. —la voltee.

—Yo te espero, pero en las noches. —mi esperanza volvió a salir al darme cuenta que no era la persona que esperaba.

—Oh, Staicy. Esperaba a otra persona.

—Lennox no la he visto, solo aparece en la habitación en las madrugadas solo para dormir y se va a las seis de la mañana.

Al fin información que me importaba.

—Y se va a...

Espere que ella completara la información.

—No lose, Engel. Pregúntaselo tú.

Genial, si pudiera preguntárselo ya lo hubiera hecho.

Empecé a correr queriendo que ella se vaya, pero seguía a mi lado hablando de todo lo que había estudiado de niña. Siempre he sido educado, mi padre siempre dice no rechaces a alguien descortésmente, pero no tenía palabras para pedirle que se retire.

Después de media hora fue suficiente ejercicio, caminamos regresando a la universidad, ni siquiera me sentía cansado, corro hasta que me tiemblen las piernas, pero ahora ni una señal daban. Staicy se pegó a mi brazo mientras me quitaba mi botella de agua, ya había amanecido siendo las siete de la mañana.

Levante mi mirada y podía ser posible que desde lejos su presencia brillaba, ahí estaba ella en sus conjuntos, con sus zapatillas viejas que ella se niega a cambiar, un moño con algunos rizos cayendo por su frente y unos lentes redondos. Lo único que quería era verla, no me importa si no me habla, mirarla es un privilegio. A su lado había una chica con unos cuadernos en sus piernas.

—¡Engelbert! —reaccioné al escuchar el grito de mi acompañante, volví a mirar hacia ella y su mirada estaba en mí, viéndome con otra chica. —Te estoy invitando a una fiesta que hare.

—Sí, es posible que vendan estrellas.

No le prestaba atención, mi atención últimamente se lo robo esa chica. Camine directo a ella porque me sentía atraído a estar cerca de ella.

—Espérame. —Staicy volvió a colarse de mi brazo.

—¡Buenos días! —les salude a las chicas, la chica a su lado me miro mientras Lennox cerraba sus libros.

—¿Quién eres tú? —me pregunto su acompañante.

—Soy amigo de...

Iba a terminar de hablar.

—Te veo luego. —Lennox le dio un beso en su mejía y se metió al plantel.

Iba a ir con ella, pero Staicy seguía poniendo fuerza en mi brazo evitado que vaya detrás de ella.

—Disculpa, ¿Me puedes repetir lo que me has dicho? —regrese a ella apurado para que hable.

—Yo te invite a una fiesta y...

—Claro, iré, si nos vemos por ahí, dame los detalles. —me solté de ella. —Ahora me tengo que ir.

Avance corriendo detrás de ella. Sentía el corazón palpitarme porque la extrañaba a pesar de que la había visto el lunes, porque mi paz volvió a mí, esta frente a mí, ella es mi paz.

Hechos para ser uno soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora