CHLOE MEYER
—La verdad es que no tengo nada que decir que no sepan. —sentía mi garganta seca y los ojos pesados. —No sé si tengo buena relación con mis padres si ni siquiera tenían mucho tiempo para estar con nosotros. A los quince años con Armando. —su nombre provocó una hincada en mí.
—El problema se supera contándolo. —me aconsejo Audrey y yo solo asentí.
—Con mi hermano, nos dieron las calificaciones, yo había salido con más calificación y es que él estaba distraído con las clases extras que papá le daba. Se inició la guerra, él y yo empezamos a pelear por la atención de mis padres. —le sonreí a Audrey porque entendía cómo se siente.
—La única manera de capturarlos era con las calificaciones, después de todo paso lo que ya saben, perdí al amor de mi vida, fruto de ese amor, el sueño de ser madre que lo tengo desde los quince años, mate a mi hermano, mis padres son unos narcotraficantes hipócritas. —di un trago al vaso de agua que me habían dejado.
—Debes saber que estaremos para ti, lo seguimos así, estamos aterrorizados, somos testigos, cae uno y caemos todos. —me animo Nyle chocando su puño con el mío.
—Si vas presa, seré tu abogada.
—Audrey ella no ira presa. —negó Engelbert. —Si ella va nosotros también.
Sonreí dejando ir mis últimas lágrimas, no tenía más fuerza de seguir llorando. El silencio volvió a consumirnos, cansándome el sonido de la ciudad, mire a Lennox que tenía la cabeza agachada, luego mire a los chicos y entre los cuatro compartíamos el mismo pensamiento sabiendo que solo falta una persona.
—La historia es larga y complicada. —su cabeza mantenía la posición, solo sus ojos me miraron un segundo donde le di una sonrisa de boca cerrada.
LENNOX STRONG
Sabía que querían que hable, pero simplemente no puedo, no quiero y no debo. Di un suspiro antes de afrontar todo el desastre que sería luego de hablar.
—Mi padre era dueño de una panadería...—no me dejaron terminar por una interrupción.
—Lennox, no tienes que...—Nyle se opuso a que hablara, no le dije nada más después de lo de la playa, sabía que mi historia tenía que ver con eso.
—Sí, si tengo que, una persona me dijo que no me ahogue en mis palabras, que más adelante será muy tarde. —mi mirada estaba fija en Engelbert, recordé cuando me lo dijo esa noche. —Mi padre tenía una panadería, nosotros vivíamos en el segundo piso de este.
Hablar de mi padre no era lo más feliz que había.
—La zona donde vivíamos era linda. —sonreí recordando esos momentos. —Frente a nuestra casa vivía el dueño de un negocio de agricultura. Un día a mi padre le hicieron su mayor pedido, muchos bocaditos para una boda, él y toda la familia estábamos muy emocionados, todos en la casa lo ayudamos para que no se amanezca tanto. El día que tenía que ir a entregarlo contrato un carro, carro que nunca llego...
Las escenas pasaban aun por mi cabeza, y dolía. Duele mucho...
—El carro se estaba demorando demasiado y mi padre se hacía tarde, el salió a la esquina a ver porque no llegaba, talvez se había perdido o algo, mientras nosotras con mi hermana ayudábamos a guardar todo y empaquetar.
Me venían aun flashbacks de lo que fue ese día.
—Cariño, ya vuelvo, iré a ver el carro. —le di un beso a mi madre y salió.

ESTÁS LEYENDO
Hechos para ser uno solo
Random¿Cómo te imaginaste tu primer día en la universidad? Clases, fiestas, amigos, romances... Hay mucho más que averiguar en esta universidad, y las personas que entrarán lo descubrirán. La Universidad de los Andes, la más prestigiada, no solo por su ed...