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AUDREY STRONG

— ¿Qué piensas hacer? En algún momento tendrás que hablar con tu familia. —le sugerí a Chloe por cuarta vez en el inicio de semana.

—No conocemos a sus padres, Audrey. No sabemos cómo reaccionaran ante tal noticia. —opinó Lennox desde el escritorio.

Cada quien estaba metida en sus cosas y a veces nos reuníamos para hablar mientras hacíamos cada quien hace lo suyo.

Lennox desde nuestro escritorio con su ordenador y un lápiz en su oreja. Chloe sentada detrás de su máquina a de coser con una cinta métrica rodeando su cuello, mientras yo estaba en la pelucona alfombra del suelo leyendo y aprendiendo las leyes.

—Si necesitas ayuda para ir hablar estaremos en tu habitación. —alenté a Chloe.

—Husmeando en tus faldas a cuadros y tacones de punta.

Lennox podría ser sarcástica pero debíamos admitir que sus comentarios tenían gracia.

De pronto la puerta se abrió lentamente.

— ¡Pelirroja! ¡Rubia! ¡Pelinegra! Arribaaaaa. —gritó arrastrando la palabra cantando.

Ahora los chicos nos conocían así por el color de nuestros cabellos. No nos molestaba, nos divertía, somos PRP. Igual que los chicos, está el normal, el pelo crespo con pocquisima barba y el pelo largo. Sería un nombre muy grande para ponerlo. Hasta ahora éramos GRUPO D que no conocimos así.

— ¿Por qué? ¿Qué te pasa ahora? —atendió Lennox con un tono desinteresado.

De hecho ninguna de las tres le prestaba la atención que el necesitaba. Estábamos inmersas en lo nuestro como para escuchar las historias de Engelbert.

—Acabe otra novela. No entrará a mi lista de favoritas pero tuvo lo suyo. —se sentó en el sillón a lado del escritorio donde estaba Lennox.

—No me cuentes, por favor. —le pidió Chloe tapándose los oídos.

—Debo decir que mi madre no es muy buena escogiendo producciones.

Hace un tiempo descubrimos este gusto culposo de Engelbert, mirar novelas turcas, tenía lógica al ser sus padres turcos. Pero él tenía una pasión con ellas, sus padres le envían los discos con todos los capítulos, muy aparte de que él tiene un aspecto así, la una barba que carecía en su mentón y poca parte de sus mejillas.

— ¿No deberías tener tus prácticas de periodismo, amigo? —le preguntó Chloe.

—No te preocupes por eso, lo tengo controlado.

LENNOX HARÍ

Engelbert seguía aquí, hablaba con las chicas, no le tomaba mucho interés.

No es un tema en el que debería meterme. No tengo ni idea de que tema hablan.

—Oye...—me susurraron a mi lado. — ¿Quieres escaparte de aquí?

—El que debería escapar eres tú, si te encuentran acá.

—Tengo métodos de escabullirme. —mencionó vacilando.

—Lindo método para escabullirte en las recamaras de las mujeres. —solté sarcástica, lo cual lo notó.

Notó cual es el error y se quedó callado pensando.

— ¿Quieres salir hoy en la noche? Es viernes ¿Qué otra mejor cosa tienes que hacer?

Enserio me molestó un poco su comentario.

Hechos para ser uno soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora