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CHLOE MEYER

El teléfono no dejaba de sonar, ha de ser mi madre me está llamando cada media hora. Le envié un mensaje "Estoy en España, mamá. Te llamaré antes de abordar" mi madre quería verme, se encontraba en Europa pero yo quería estar sola, viendo solo un mensaje debería quedarse tranquila.

Estaba en una de las tantas casas de campo que tiene mi familia, no podía ir a otros continentes, siempre tenía que estar en el radar de mi padre. Sudamérica, américa y Europa.

Por fin podía estar a solas, alejada de la ciudad, sin escuchar el claxon de los carros, la gente gritando, llevaba el segundo vaso de limonada en la tarde, estaba harta de tomar esto pero es lo único que me refrescaba.

Últimamente mis pensamientos me traicionaban, no podía dejar de pensar en Alonso estando aquí, siempre soñamos con venir a vivir en el campo, la forestación aquí es increíble, en la casa en la cual me encontraba solo se veía eso en el balcón.

Me imaginaba a mi bebé y a él jugando, después mi bebé vendría a quejarse conmigo porque Alonso le quitaría los juguetes para jugar el mismo, le daría una mirada fulminante a Alonso mientras el agachaba su cabeza con un puchero en sus labios, esa imagen se repetía constantemente en mi cabeza sin poder evitar soltar mis lágrimas y una sonrisa

Bien dicen "Lo que hoy se hace mañana se paga."

Hasta que mi celular sonó haciéndome espantar, dejando caer el vaso de limonada.

— ¿Qué? —conteste inmediatamente al reconocer los primero tres dígitos.

—Te entregaré lo que me pediste, veámonos en el mismo lugar de esa vez.

Corte inmediatamente, dejé libre el suspiro que había retenido hace mucho tiempo. Mi mirada se fijó radicalmente en la mesa de centro, un cuadro de la ecografía de mi bebé, una foto mía y de Alonso.

—Esto lo hago por ustedes.

LENNOX HARI

Madre mía, vaya que hace calor, no podía aguantar un segundo más estando tirada en esa cama sin hacer nada. Ni siquiera me podía concentrar.

Me encontraba regresando a la universidad después de ir a la heladería más cercana que es prácticamente a tres cuadras de aquí y comprar mucho helado, para ser exactos un bote gigante aparte del cono que traía en la mano, ventajas de ser mayor de edad, es comer helado de licor. Aunque a la gente le da igual y solo lo vende.

Antes de dar otra lamida a mi helado algo hace que se caiga, veo en el piso tirado mi cono y mi helado más que derretido.

— ¡Oye! ¿Qué te pasa? ¿Acaso no ves?—le dije a la persona que había sido el causante de mi tragedia. Mientras él estaba agachado recogiendo algo.

— Disculpa, Lennox, se me cayó mi pelota. —me sonrió muy amable a mi parecer.

¿Me está diciendo que dejó tirar mi helado por una pelota?

— ¿Cómo sabes mi nombre?—le pregunte intrigada

Juro que si dice que me conoce por mi orientación sexual, tomaré su estúpida pelota y se la meteré a la boca sin piedad alguna.

Ay, Lennox ¿Cuál es tu problema con meter todo a la boca?

—Conozco a todos en la universidad. —se acercó hasta estar frente a mí.

—Eso no responde a mi pregunta. —lo miré con las cejas entrecerradas.

—Comparto algunas clases con Nyle. Además hace un tiempo te vi a ti, Audrey y Chloe.

Hechos para ser uno soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora