AUDREY STRONG
Como futura abogada todas estas acciones iban a tener consecuencias que empezaría a lamentar. Me subí a la Van con mi novio.
—¿Crees que sigo oliendo a caca? —me preguntó mirándose en el espejo.
—No, pero si quieres dormir junto a mí, báñate de nuevo. —el regresó a mirarme. —Solo estas sudado.
Me acosté en la cama cerrando mis ojos por lo cansada que estaba y como necesitaba un baño antes de ir a profundizarme en el campo. Abrí los ojos cuando sentí el peso del cuerpo de mi novio sin playera sobre mí.
—¿Así de cerca te apesto? —me susurró en el oído mordiendo mi lóbulo.
Creo que las dos margaritas que me había tomado en un puesto de licores se me ha subido a la cabeza.
—¿Quieres que me vaya a bañar? Bañémonos juntos entonces, ahorremos un poco de agua, abogada.
Sus palabras lindas como este tipo de palabras movían toda célula de mi cuerpo. Lo jalé a mi besándolo lento, pero fui yo la que aumentó el beso, no quería que lo hagamos en un camper donde apenas caben nuestros cuerpos, pero no puedo hacer nada con lo que mueve en mí.
—Te quiero demasiado. —se separó de mi acariciando mi mejía y dándome un beso en la nariz. —Eres demasiado hermosa para este ogro.
Para nada me parecería ogro este hombre, su piel color caramelo me hacía verlo muy sexy, sus labios delgados, su mandíbula fuerte y la nula barba que no le crecía, su cabello peinado a un lado hacia querer peinarlo cada que lo veo, sus ojos cafés y sus delgadas cejas me encantaba.
—Bueno aquí tienes a tu Fiona entonces. —se río hundiendo su cabeza en mi cuello dejando un beso.
—Eres mi Mérida: valiente, rebelde, aventurera. Aunque a veces sale la madre de Mérida de este cuerpecito a aburrirnos. —le pegué en el hombro riéndome.
—Tengo mi lado juguetón y mi lado abuela.
—Ahora saca tu lado juguetón cuando duermas se une la abuela.
Lo volví a besar diciendo muchas veces que lo quiero. Podría decirse que somos una combinación de niños, él un fan de Marvel y yo una fanática de Disney con cualquier princesa.
Sus labios se envolvían en los míos haciéndome derretir con solo su tacto, me gustaría soltarme, pero sencillamente no quería, quería que siga acariciándome que me contemple, pasé mis manos por su pecho hasta que mi celular interrumpió el momento.
—Puede ser alguien importante. —me dijo separándome.
La poca cercanía me hizo hacer un puchero a lo que él me sonrió volviéndose a unir a mí.
Otra llamada, si no la contestaban no me dejarían en paz. Me levante de mala gana a responder sin ver la pantalla.
—Sí, diga.
—¿Por qué estas faltando demasiado a tus clases?
Rayos.
—Papá yo si estoy...
—Si estoy ¿qué? Si estoy de vaga mientras mi papá trabaja para su hija la ingrata.
Y aquí estamos de nuevo con los sermones por el estudio, mi padre siempre es de lo que dices si no eres profesional no eres nada en la vida, lamentablemente en el mundo en el que estamos si es verdad, pero no debería ser así.
—Ponte las pilas de una vez, contando todas tus faltas sería una semana que no vas, todo bien con tus calificaciones, pero tienes que asistir si no, se ira a la borda tu esfuerzo.
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Hechos para ser uno solo
Casuale¿Cómo te imaginaste tu primer día en la universidad? Clases, fiestas, amigos, romances... Hay mucho más que averiguar en esta universidad, y las personas que entrarán lo descubrirán. La Universidad de los Andes, la más prestigiada, no solo por su ed...