C I N C O

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Di el último paso que me separaba de la puerta, suspiré y repasé lo que le diría a la profesora McGonagall. En mi mente parecía un buen discurso pero no sabía qué tan bueno sonaría cuando lo dijera en voz alta.

Suspiré de nuevo y toqué la puerta suavemente.

—Adelante —escuché la voz de la profesora McGonagall a través de la puerta de madera.

Alisé mi túnica y tomé la perilla.

Levantó la mirada y se colocó bien los anteojos. Me dirigió una mirada como si ella supiera de qué quería hablar. Suspiré de nuevo y opté por hablar de una vez.

—Profesora... —comencé pero me interrumpió antes de decir otra palabra.

—No, Malfoy —negó con la cabeza rápidamente—. No le quitaré el castigo a su hermano, si a eso es a lo que venía...

—Pero profesora... —protesté—. Todo fue culpa de ese Potter, mi hermano...

—Su hermano no debió de andar fuera de la cama a esa hora —me interrumpió de nuevo—. Y por si no lo sabe, Potter también está castigado...

—Pero Draco no tenía la culpa de que alguien lo quisiera meter en problemas... ese Potter solo tiene envidia de él.

—No le quitaré el castigo ni aunque todo Hogwarts le tenga envidia —dijo volteando de nuevo a la pila de pergaminos que tenía en el escritorio—. Y si eso es todo, se puede retirar ahora...

La fulminé con la mirada, cosa que no pudo ver por tener la vista en aquellos pergaminos. Suspiré y hablé de nuevo.

—¿Puedo saber al menos cuál será su castigo? —Pregunté en tono de aburrición.

—Irá a ayudar a Hagrid con algunas tareas al bosque prohibido.

Abrí los ojos ampliamente. ¿Qué había dicho?

—¿Al bosque prohibido? —Pregunté sorprendida—. ¡No lo puede mandar ahí!

—¿Por qué no? —Preguntó como si no fuera una cosa mala—. Según creo, Malfoy... aquí yo soy profesora y puedo hacerlo...

—Pero el bosque prohibido esta... ¡Eso! Está prohibido, su nombre lo dice profesora, y el profesor Dumbledore nos lo recuerda cada año y cada que puede, ¡Ahí hay todo tipo de criaturas!

—Está prohibido a menos que vaya acompañado de un profesor —me interrumpió de nuevo, ahora comprendía por qué mi padre odiaba que lo interrumpieran.

—Hagrid no es un profesor... si mi padre supiera, ya hubiera...

—No hace falta que le diga —habló despreocupadamente—. Ya le mandé una lechuza... y ha dicho, que también debería castigarla a usted...

El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora