Ella rubia,
Él pelirrojo.
Ella Sangre Pura.
Él Traidor.
Ella Serpiente.
Él León.
Ella Slytherin,
Él Gryffindor.
Ella Malfoy,
Él Weasley.
*Primer fanfiction de Fred Weasley en español en llegar al 1M de lecturas* (Noviembre/20/2020)
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Las gradas se comenzaban a llenar por los estudiantes y yo no le veía la emoción por ir a la tercera prueba puesto que no podríamos ver nada, solamente era sentarnos ahí y esperar a que los competidores salieran. Estuve a punto de quedarme en la sala común pero de nuevo Fleur había dicho que quería que estuviéramos ahí, ella ha estado para mí en varias ocasiones así que no me molestaba estar con ella en la última prueba.
Me senté junto a Camille quedando yo al final del grupo. Una grada frente a la nuestra estaban los amigos de Potter y de los Weasley, y claramente ahí estaban los gemelos también.
En la primera grada estaban los familiares de los campeones, primero estaban los padres de Fleur con Gabrielle entre ellos, seguidos estaban los padres de Viktor y los padres de Cedric, por parte de Harry estaban el señor y la señora Weasley. Me seguía sorprendiendo lo increíble que son los padres de Fred, siempre han estado para Harry como si fuesen sus padres y eso no cualquier persona lo hace.
Me hacía pensar inmediatamente en como la tía Walburga había echado de la casa a Sirius por no pensar como ellos, el como la abuela desheredo a mi tía Andrómeda por haberse enamorado de un nacido de muggles.
Pertenecemos a mundos completamente diferentes.
Levanté la mirada de mi regazo para darme cuenta de que Fred me estaba mirando, le sonreí y cuando quise levantar mi mano para saludarlo, se atoró con algo lo que me hizo bajar la mirada de nuevo.
El anillo se había enredado con uno de los filamentos de la túnica. Y ahí estaba de nuevo ese horrible pedazo de metal recordándome lo triste que era mi vida.
—¿Verdad que es perfecto? —Preguntó alguien llegando junto a mí, no hacía falta subir la mirada para darme cuenta de quién se trataba.
—¿Qué haces aquí, Terence? —Le pregunté sin siquiera mirarlo, a los segundos sentí que se sentó junto a mí.
—Comparto con mi prometida la última prueba —dijo tomando mi mano haciendo que las náuseas inundaran mi cuerpo.
—Te dije que no significaba nada el hecho de que estemos comprometidos —le dije soltando su mano.
—No, claro que no —dijo un poco molesto—. No cambia nada más que el hecho de que nos casaremos en poco más de un año lo que conlleva vivir juntos y tener una familia... claro que no cambia nada...
—Ya lo sé —respondí sintiéndome más vulnerable que nunca—. Solo déjame acostumbrarme a la idea...
—¿Quieres más tiempo? —Preguntó irónicamente—. Te di tu espacio desde Navidad... estamos a finales de mayo, han pasado cinco meses y ¿aún no te haces a la idea?
—Pues no —respondí volteando al campo de quidditch.
—Es mejor que te des prisa... no quiero una familia pequeña.
