CUARENTA Y NUEVE

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Estaba sentada en el estudio de mi padre en casa, mi vista estaba fija en mi regazo puesto que ahí tenía mis manos

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Estaba sentada en el estudio de mi padre en casa, mi vista estaba fija en mi regazo puesto que ahí tenía mis manos. El gran diamante del anillo de compromiso era algo que no podía ignorar, sentía las miradas de mis padres fijas en mí. Ambos estaban de pie, sus rostros no expresaban nada por lo cual no sabía qué estaban sintiendo en ese momento.

Tomé el anillo y lo saqué de mi dedo.

Noté como el rostro de mi padre se tensaba cuando subí la mirada hacia él, mi madre colocó su mano en el brazo de papá para tranquilizarlo, pero no sirvió de mucho.

Negué con la cabeza y me puse de pie para entregarle el anillo a mi papá. Él de muy mala gana extendió su mano para tomarlo.

—Lo siento —murmullé ahora sin bajar la mirada, ellos debían darse cuenta de que estaba firme en mi decisión—. Sé que solo quieren lo mejor para mí, pero me gustaría decidirlo yo...

Ambos se quedan callados, no esperaba que aceptaran aquello que les había dicho pero tampoco esperaba la reacción que estaban teniendo.

—Siempre serás nuestra hija, Gemma —dijo mi madre con una pequeña sonrisa—. No importa lo que pase...

Mis ojos se llenaron de lágrimas y me abalancé hacia ella para abrazarla fuertemente, mi padre se hizo a un lado y escuché sus pasos saliendo del estudio.

—Dale tiempo —dijo mamá acariciando mi cabello—. Todo va a estar bien...

Mi mirada estaba fija en el calendario que tenía en el regazo, había varios círculos trazados, uno indicaba que en dos semanas tendría que hacer los E

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Mi mirada estaba fija en el calendario que tenía en el regazo, había varios círculos trazados, uno indicaba que en dos semanas tendría que hacer los E.X.T.A.S.I.S, otro marcaba la fecha del último partido de quidditch que tendríamos para ver quien ganaba la copa.

Y el círculo que no podía evitar ver, el día de la graduación.

Sentí mis ojos llenarse lágrimas, estos días he estado bastante sensible, cada que Fred y yo nos veíamos, no podía evitar sentirme afligida cuando nos despedíamos. Porque la fecha se estaba acercando, la fecha en que nos marcharíamos y probablemente ya no sabríamos nada el uno del otro.

El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora