TREINTA Y OCHO

19.7K 1.7K 272
                                    

Estábamos tomando el desayuno en el enorme comedor de casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estábamos tomando el desayuno en el enorme comedor de casa. Papá como siempre, se encontraba leyendo el periódico mientras que mamá y Draco platicaban sobre lo que había pasado durante todo el año escolar.

Había pasado una semana solamente desde que habíamos tomado el tren hacia Londres, y yo aún no sabía si quería que el tiempo pasara más rápido para volver a ver a Fred o si quería que se detuviera. Porque sí, volvería a ver a Fred en el colegio, pero el volverlo a ver significaba que "mi boda" con Terence estaba más cerca.

—Fleur me invitó a pasar unos días con ella y su familia en Francia -dije con la mirada en mi plato cuando Draco y mamá habían hecho una pausa—. ¿Me dejarían ir?

—No va a ser posible, cariño —respondió mamá negando con la cabeza—. Invitaremos a los Higgs a cenar.

—Pero no será diario... puede ser después de la cena —comenté.

En ese momento, papá bajó el periódico a la mesa lo que hizo que dirigiera mi mirada hacia él.

—No irás —dijo mirándome severamente.

—Isabelle no estará —mentí en un intento de que me diera permiso de ir.

Eso había sido por lo primero que papá me había regañado cuando llegamos a casa. Sabía que Draco no le había dicho nada, porque él en ningún momento me vio hablando específicamente con ella.

—¿Y quién me lo asegura? Ya bastante te has relacionado con una sangre sucia, y no solo con ella, sino con tres traidoras a la sangre.

Bajé la mirada y me recordé a mí misma que no podía contradecir a mi padre por un tema como ese.

—Gemma nunca le habló a la sangre sucia —dijo Draco interviniendo.

Le di una patada en su pie por debajo de la mesa para que no se entrometiera. Era un problema que papá tenía conmigo y no me gustaba que Draco fuese regañado por mi culpa.

—No irás, está decidido —dijo pasando su mirada de Draco hacia mí.

—¿Puedo levantarme de la mesa? —Pregunté sin poder evitar que mi voz sonara un poco cortante—. Perdí el apetito...

Papá bajó la mirada de nuevo al periódico y supe que eso era un rotundo "no". De pronto sentí como mis ojos se cargaban de lágrimas, lágrimas que obviamente no quería que salieran pero en ese momento todas las cosas que habían pasado en Hogwarts se juntaron y sabía que no iba a soportar por mucho.

Así que me puse de pie y dejé en la mesa la servilleta que se encontraba en mi regazo.

—¿A dónde vas? —Preguntó mi padre sin siquiera levantar la mirada del periódico.

—A mi cuarto.

—Dije que no podías levantarte de la mesa aún.

—De hecho no dijiste nada —respondí e ignorando las órdenes de mi padre, salí del comedor en dirección a mi habitación.

Como si mi cuerpo lo supiera, en cuánto llegué a mi habitación las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. No imaginé que en casa hubiera menos presiones, pero al menos creí que tendría un respiro de Terence. No podía soportar la idea de tenerlo cerca de mí desde la última vez que hablamos.

Y luego estaba mi madre, que parecía despreocupada, como si yo estuviera más que feliz por las decisiones que se estaban tomando sin siquiera consultarme.

—Gemma —escuché la voz de mamá del otro lado de la puerta.

—No quiero hablar, ¿sí? —Le dije alejándome de ella.

—Pero yo sí.

—Quiero estar sola, madre —dije y me senté en la cama con la vista en dirección a la ventana.

—Y yo no quiero que estés sola —dijo delicadamente y segundos después escuché que entraba a la habitación.

—Sea lo que sea que quieras decirme, no quiero escucharlo.

—Pues no me escuches —dijo sentándose junto a mí—. Si fuera por mí, te dejaría ir a Francia, he escuchado que es un lugar hermoso...

—Pues ahora nunca lo sabré...

—No seas dramática, Gemma —me dijo con una pequeña risa—. Graduándote de Hogwarts podrás ir a dónde quieras...

—No porque voy a estar casada, madre —respondí de inmediato.

—Así que es eso —afirmó—. En unos años te darás cuenta de que fue lo mejor... tú también vas a querer lo mejor para tus hijos como toda madre y decidirás lo mejor para ellos aunque ellos no lo comprendan...

—Probablemente yo dejaría que ellos eligieran lo que piensen que es mejor para ellos.

Mi madre se quedó callada unos segundos. Desvié la mirada hacia el lado contrario a donde se encontraba mamá para que no se diera cuenta de las nuevas lágrimas que salían.

—¿Quién es? —Preguntó y podría jurar que por un momento sentí como mi corazón se detuvo.

—¿De qué hablas? —Pregunté fingiendo que no comprendía lo que me decía, ella sonrió de lado y cuando volteé hacia ella pude ver en sus ojos lástima.

—Sé que hay alguien —dijo encogiéndose ligeramente de hombros—. Y sea quien sea, es muy afortunado de que sientas algo por él...

—No hay nadie —mentí negando con la cabeza—. Aún no me acostumbro a la idea, ¿de acuerdo? Sabía que el día llegaría pero creí que lo consultarían conmigo antes de arreglar algo. No estaba lista para recibir una noticia como esa y mucho menos en el colegio, y el hecho de que quieran que los Higgs estén metidos en casa me enferma... siento que me están presionando demasiado.

—¿Lo que quieres es que no vengan? —Preguntó.

—Exacto -respondí asintiendo con la cabeza—. Además... Terence se ha estado comportando grosero conmigo...

—Y apuesto a que tú también lo fuiste con él...

—Ese no es el punto.

Mamá soltó una risa por eso e inconscientemente me hizo reír a mí también. Mamá tenía razón, yo había comenzado en el baile de navidad.

—Convenceré a tu padre de no invitarlos estás vacaciones, ¿sí? —Dijo colocando un mechón de cabello detrás de mí oreja—. Si eso te hace sentir menos presionada...

—Gracias —dije asintiendo y sintiéndome un poco más relajada.

—Pero necesito que hagas un esfuerzo por aceptar esto —me dijo señalando el anillo en mi dedo.

—Lo intentaré.

Y es que era la única opción que había.

El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora