El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔

S I E T E

Los eventos sucedidos en Hogwarts durante las siguientes semanas fueron algo que nunca pensé que pasaría, la razón por la cual se nos tenía prohibido el tercer piso era porque Dumbledore custodiaba la piedra filosofal que le pertenecía a su amigo Nicolas Flamel. El profesor Quirrell aunque todos lo creíamos un poco tonto, intentó robarse la piedra, pero Harry Potter lo impidió. Aun no tengo muy claro lo que pasó esa noche, solo sé que Potter estuvo inconsciente durante un día, día en el que nos volvíamos a enfrentar en quidditch y ganamos la copa nuevamente.

Nunca olvidaré las caras de las comadrejas.

Ahora estábamos en el banquete de fin de curso, el gran comedor estaba adornado con banderas de Slytherin ya que también estábamos ganando la copa de las casas, Gryffindor iba hasta abajo ni siquiera nos alcanzarían con cien puntos.

—¡Otro año se va! —Dijo alegremente el profesor Dumbledore captando la atención de todos—. Y voy a fastidiarlos con la charla de un viejo, antes de que puedan comenzar con los deliciosos manjares. ¡Qué año hemos tenido! Esperamos que sus cabezas estén un poco más llenas que cuando llegaron... ahora tienen todo el verano para dejarlas bonitas y vacías antes de que comience el próximo curso...

Sonreí ampliamente, ya era el momento en el que tenía que decir el ganador de la copa de las casas.

—Bien, tengo entendido que hay que entregar la copa de la casa y los puntos ganados son: en cuarto lugar, Gryffindor; con trescientos doce puntos...

Reí y escuché como por la mesa también lo hacían.

—En tercer lugar —siguió—, Hufflepuff; con trescientos cincuenta y dos...

—Deberían avergonzarse —escuché decir a mi hermano el cual estaba sentado a mi lado—. Estar más abajo que Hufflepuff —hizo una mueca para después sonreír.

Sonreí también.

—Ravenclaw tiene cuatrocientos veintiséis, y Slytherin; cuatrocientos setenta y dos.

Todos en la mesa soltaron aplausos y gritos, volteé hacia la mesa de Gryffindor en donde pude ver a los gemelos Weasley con el ceño fruncido, les sonreí ampliamente y después regresé la mirada con mis compañeros. Draco estaba golpeando la mesa con su copa, Crabbe y Goyle gritaban tan fuerte que eran los gritos que más se escuchaban.

—Sí, sí, bien hecho Slytherin —habló el profesor Dumbledore sonriendo haciendo que todos se callaran—. Sin embargo, los acontecimientos recientes deben tomarse en cuenta.

—¿De qué está hablando? —Murmuré volteando hacia Emily que tenía las cejas enarcadas.

¿Era una broma? El año escolar se había terminado.

—Así que tengo algunos puntos de última hora para agregar. Déjenme ver. Si... primero, para el señor Ronald Weasley...

No podía ser verdad. ¿Qué pretendía? Nosotros ganamos limpiamente.

—...por ser el mejor jugador de ajedrez que Hogwarts haya visto en muchos años, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos.

—Eso es basura —dijo Draco cuando todos los gritos estallaban en la mesa de Gryffindor—. Mi hermana es buena en quidditch, ¿Por qué no le da puntos?

—Es mi hermano ¿saben? ¡Mi hermano menor! —Decía uno de los prefectos pelirrojo a los otros—. ¡Consiguió pasar en el ajedrez gigante de McGonagall...!

Rodeé los ojos cansinamente. Estaba claro que Dumbledore estaba buscando cualquier excusa para favorecer a los de Gryffindor.

—Segundo —el director habló de nuevo cuando el silencio se presenció—. A la señorita Hermione Granger... por el uso de la fría lógica al enfrentarse con el fuego, premio a la casa Gryffindor con cincuenta puntos.

¿Era enserio? ¿A la sangre sucia?

—Tercero... al señor Harry Potter —continúo Dumbledore—. Por su sobresaliente valor, premio a la casa Gryffindor con sesenta puntos.

—Tiene que ser una broma —dije hacia Emily—. Tenemos la misma puntuación... no es justo.

—Dumbledore estuvo en Gryffindor —respondió Emily con cara de pocos amigos, también yo estaba molesta—. Además, no es secreto que su favorito es Potter...

Suspiré.

—Hay muchos tipos de valentía —dijo el director sonriendo—. Hay que tener un gran valor para oponernos a nuestros enemigos, pero hace falta el mismo valor para hacerlo con nuestros amigos. —¿De dónde había sacado eso y por qué?—. Por lo tanto, premio con diez puntos al señor Neville Longbottom.

El gran comedor estalló en gritos y aplausos, Ravenclaw y Hufflepuff siempre se alegraban de vernos derrotados.

—Lo que significa —gritó el director sobre la ola de aplausos—. Que hay que hacer un cambio en la decoración.

Y con una palmada los adornos verdes se volvieron escarlata; los de plata, dorados y nuestra gran serpiente se desvaneció para dar paso al león de Gryffindor. Escuché las risas de los gemelos, rodé los ojos y negué con la cabeza.

—Nosotros tenemos la copa de quidditch —dijo Emily encogiéndose de hombros—. Ellos también la querían.