Ella rubia,
Él pelirrojo.
Ella Sangre Pura.
Él Traidor.
Ella Serpiente.
Él León.
Ella Slytherin,
Él Gryffindor.
Ella Malfoy,
Él Weasley.
*Primer fanfiction de Fred Weasley en español en llegar al 1M de lecturas* (Noviembre/20/2020)
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Y como había imaginado, todo me estaba resultando horriblemente tedioso. Tenía que hacer guardia todos los días a las seis de la tarde en los jardines, más a parte los profesores se tomaban muy en serio los T.I.M.O.S y tenemos millones de cosas por estudiar. Draco dice que luzco más pálida de lo normal, ni siquiera he tenido tiempo para hablar con él.
El hombre que me dio el chocolate en el tren, resultó ser el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, y era bastante bueno, dejando de lado su aspecto que siempre lo hacía lucir cansado y enfermo, y sus túnicas viejas y algo raídas, era un buen profesor. Sabía de lo que hablaba y tenía una paciencia increíblemente extrema. ¿Cómo lo sé? Bueno, Draco me ha contado sobre él, aunque no le guste admitirlo, sabía que le agradaba el profesor.
-Gemma -volteé hacia atrás y vi a Draco caminando hacia mí, aun llevaba el cabestrillo que la señora Pomfrey le había puesto. Hace unos días un hipogrifo atacó a mi hermano, y papá no estaba muy contento al respecto.
-¿Qué? -respondí.
Él me lanzó una mirada extraña pero aun así termino de acercarse hasta quedar a un paso de mí.
-¿Estas bien? -Preguntó-. Te sigues viendo muy pálida y... pareces de mal humor.
-Estoy bien, solo estoy muy estresada... ¿necesitas algo? -Pregunté comenzando a caminar con él a mi lado.
-Sí, ¿tienes algunos galeones?
-¿Cómo? -Me sorprendí demasiado que tuve que detenerme-. Draco, ¿ya gastaste tu dinero? ¡Solo hemos salido una vez a Hogsmeade!
-Bueno, sí... pero a mí me dan menos dinero que a ti...
-No es una buena excusa -le dije negando con la cabeza-. Si te esforzaras más en los estudios, te darían más dinero...
-¿Para qué esforzarme? Cuando salga de Hogwarts me casarán y no tendré que trabajar, tenemos demasiado dinero...
-Sí, y algún día se acabara...
-¿Desde cuándo te importa eso? -Preguntó entrecerrando los ojos. Parecía extrañado, y a decir verdad, también yo-. Nunca te había escuchado decirlo...
-No lo sé, el caso es que tengo razón -dije siguiendo mi camino una vez más.
-¿Me prestarás algo de dinero para éste sábado? -Me gritó desde donde se había quedado.
-Está bien -le respondí-. Pero que no vuelva a pasar...
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