El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔

C A T O R C E

Estábamos en la estación, siempre llegábamos mucho antes de lo normal, mamá me repetía lo mismo cada año, que lavara mi cabello después de jugar al quidditch y que cuidara a mi hermano, y mientras arreglaba cualquier imperfección en mi uniforme, dijo:

—¿Por qué no vas con Terence? —acomodó un mechón de mi cabello detrás de mí oreja y después colocó correctamente la insignia de Prefecta en mi túnica.

—Tengo que ir primero al vagón de los prefectos —dije negando con la cabeza—. ¿Por qué tanta insistencia en que hable con él? Ya hemos hablado...

—Lo sé cariño, solo era una sugerencia —dijo dando un beso en mi cabello—. Bueno, es hora de que se vayan...

—Espera... ¿Qué era eso que tú y papá querían decirme la otra vez? —Pregunté viéndola fijamente a los ojos, ella volvió a sonreír y negó con la cabeza.

—Decidimos que será más adelante, no te preocupes ahora por eso —dijo—. Mejor mantén tu mente en los T.I.M.O.S, quiero que saques buenas calificaciones...

—¿Cuándo he reprobado alguna materia? —sonreí.

En el vagón de los prefectos, solo nos explicaron que tendríamos que quedarnos fuera del tren para ayudar a los de primer año a subir a los botes, también dijeron que tendríamos que vigilar los pasillos del tren y que teníamos que ir a los vagones para cerciorarnos que todo estuviese en orden.

Después de haber dado una vuelta por el pasillo, fui a buscar a Emily a nuestro compartimiento, también tenía que escribirle a mi tía Bella, sé que estará muy orgullosa de mi, ella también fue prefecta, al igual que mis padres.

—Sabía que te nombrarían Prefecta —dijo Emily solo entré en el compartimiento—. Podrás quitarle los puntos que quieras y cuando quieras a los Weasley...

—Solo puedo hacerlo si hay razones para —sonreí—. Aunque no es mala idea... tal vez así, este año podamos tener la copa de las casas...

—Y de quidditch —agregó—. Me sorprende que siendo la única mujer del equipo aun no te nombren capitana...

—El capitán solo cambia cuando este se gradúa... éste año han nombrado capitán a Terence —dije encogiéndome de hombros—. Además, este año ya tengo muchas preocupaciones, además de todas las tareas que nos dejaran, se vienen los T.I.M.O.S, a eso súmale que soy prefecta y tengo que cumplir con ciertas obligaciones en el colegio.

—Te preocupas demasiado —negó con la cabeza divertidamente—. Pensar que solo nos quedan dos años...

—Tres, prácticamente este ni ha iniciado...

—Lo que sea —sacudió su mano restándole importancia—. Mamá me ha dicho que una familia de búlgaros está interesada en hacer el arreglo matrimonial con nosotros...

—¿Ya están arreglando tu matrimonio? —Pregunté extrañada.

¡Tenemos quince años!

—Eso creo —noté como a ella no parecía importarle—. ¿Tus padres no lo están haciendo?

—No —negué con la cabeza—. Tengo quince años, y tú también... ¿Cuál es la urgencia?

—En eso tienes razón —asintió—. Le dije a mamá que no importaba siempre y cuando, fuera agradable...

Después de esa extraña platica que tuvimos, tomé pergamino y le escribí una nota pequeña a mi tía, no había mucho que contar así que no fue precisamente una carta larga.

—Emily... —murmullé con la vista clavada en el techo—. ¿Está fallando la luz?

Emily rápidamente volteó hacia donde yo veía y se quedó observando unos segundos, antes de que siquiera pudiera responder, el tren dio un jalón demasiado fuerte haciendo que me golpeara la espalda contra el asiento.

—Iré a ver qué está pasando —dije levantándome de mi asiento.

Cuando abrí la puerta de nuestro compartimiento, el tren ya estaba completamente a oscuras, así que saqué mi varita y la encendí, vi a otros prefectos salir de sus compartimientos. Todos haciéndose la misma pregunta:

—¿Qué está pasando?

Comencé a sentirme extraña, de repente sentí muchísima tristeza, como si el hecho de que probablemente a Emily ya le encontraron esposo en estos momentos, me estuviera haciendo efecto. Después de la tristeza, vino el frío. Y fue ahí que comprendí que no era yo la del problema.

—¡Dementores!

Escuché que alguien gritó cerca de mí.

Volteé hacia mi izquierda y pude ver una silueta negra entrando a un compartimiento, no sabía qué hacer, el encantamiento patronus aún no lo veíamos en clase, y ni siquiera sabía cómo se conjuraba.

Unos segundos después vi una silueta entre plateada y azul saliendo de compartimiento en el que el dementor había entrado, después el dementor salió de ahí.

—¡Ninguno de nosotros tenemos a Black escondido entre las túnica, largo! —Dijo una voz gruesa, parecía ser alguien mayor.

En ese momento la luz comenzó a regresar al tren, y éste comenzó a andar de nuevo, como si nada hubiera pasado. El frio se fue y me volví a sentir igual que antes.

—¿Te encuentras bien? —Preguntó un hombre que aunque tenía rostro joven, se veía demasiado cansado, como si estuviera enfermo.

—Ehh... si —sacudí un poco mi cabeza para aclarar mis ideas.

—Toma —metió su mano dentro de su vieja túnica y sacó una barra de chocolate, la partió a la mitad y me dio una parte—. Regresa a tu compartimiento, todo está bien...

¿Cómo había sido tan tonta?

—Draco —murmullé y después me eche a correr por el pasillo con la voz del hombre siguiéndome—. ¡Draco! —Grité en la zona por donde se encontraba su compartimiento, aun no regresaba la luz ahí.

Escuché la voz de mi hermano no tan lejana, así que di unos pasos más y lo seguí llamando.

—¡Lumos! —De la punta de mi varita salió una luz plateada y pude ver por donde caminaba.

—¡Gemma! —Draco salió de un compartimiento que estaba segura que no era el de él y me abrazo—. ¿Estás bien? —Preguntó en cuanto se separó.

—Sí, lo estoy —dije—. ¿Tú?

—También —asintió.

—No puedo creerlo, Fred... los Malfoy están asustados...

Esas voces, cómo olvidarlas.

—Cierra la maldita boca, Weasley —le dije dándome la vuelta con Draco para irnos de ahí.

—¿Dónde quedaron tus modales, Malfoy?

—¿Se los llevó el dementor? —Rieron.

—¡Les prohíbo que le hablen a mi hermana de esa manera! —Intervinó Draco enfadado.

—¿Qué nos vas a hacer enano? —lo retaron.

—Basta, Draco —dije tomándolo del brazo antes de que se aventara hacia ellos—. No valen la pena...