Ella rubia,
Él pelirrojo.
Ella Sangre Pura.
Él Traidor.
Ella Serpiente.
Él León.
Ella Slytherin,
Él Gryffindor.
Ella Malfoy,
Él Weasley.
*Primer fanfiction de Fred Weasley en español en llegar al 1M de lecturas* (Noviembre/20/2020)
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Un día después de mi cumpleaños, el ministro había mandado una lechuza a mis padres invitándonos a estar en el palco del ministerio en la final del mundial de quidditch.
A mamá no le emocionaba demasiado ir al partido puesto que nunca le ha gustado el quidditch, inclusive, ella estuvo un poco inconforme cuando les di la noticia de que me había postulado para ser cazadora del equipo de Slytherin. Papá la tranquilizo diciéndole que yo tenía la ambición de los Malfoy y de los Black. Solo por ese cumplido que papá le había hecho, compró ella misma la escoba y mi primer kit para mantenerla en buen estado.
Lo que papá no quería, era quedarse a acampar (dice que eso es algo muy muggle), por eso mismo no llevaríamos tienda, puesto que en cuanto terminara el partido regresaríamos a casa. Solo llevábamos algo de ropa, por si el juego se extendía algunos días.
Draco y yo estábamos teniendo una plática muy interesante acerca de lo que podía pasar en el partido hasta que mamá salió de su habitación a regañarnos por estar despiertos hasta tarde.
A decir verdad, él y yo éramos los más emocionados por el partido.
—¿Llevan todo? —Preguntó mamá por tercera vez.
Los cuatro nos encontrábamos reunidos alrededor del traslador que no tardaría en activarse.
Draco asintió cansinamente.
—Sí, madre, llevamos todo —le respondió.
Una vez cuando el traslador comenzó a brillar, los cuatro lo tomamos y sentí la succión hacia adelante. Viajar por traslador era algo que odiaba con todo mí ser.
Cuando sentí que tocaba tierra firme, no fue precisamente con mis pies, sino con mi espalda. Volteé hacia mi derecha y Draco había caído de la misma forma que yo.
Era exactamente esa razón por la cual odiaba el traslador, no sabía cuándo debía soltarme por el miedo de ir a parar en otro lugar, y en lugar de llegar a tierra elegantemente como mis padres hacían, yo llegaba a lo bestia con mi espalda, ¡claro que sí! Porque no hay mejor forma de hacerlo que esa, sobre todo para un Malfoy.
—¿Te encuentras bien? —Una voz bastante familiar se hizo presente cuando la extraña sensación del impacto disminuyó.
—Sí, eso creo —respondí y cuando levanté la mirada vi el cabello rubio del chico que robaba mi sueño hace unos años atrás.
Terence extendió su brazo ofreciéndome ayuda para ponerme de pie, mi orgullo no me hubiera permitido hacerlo, pero como seguía un tanto aturdida, acepté y tomé su mano para sentir como tiraba de mi brazo.
—Nunca te ha gustado el traslador —dijo con una sonrisilla que no me agradó nada.
Era una sonrisa de "apestas-para-viajar-por-traslador" pero de alguna manera era un poco amable.
