Ella rubia,
Él pelirrojo.
Ella Sangre Pura.
Él Traidor.
Ella Serpiente.
Él León.
Ella Slytherin,
Él Gryffindor.
Ella Malfoy,
Él Weasley.
*Primer fanfiction de Fred Weasley en español en llegar al 1M de lecturas* (Noviembre/20/2020)
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Cuando desperté por la mañana y escuché todo el alboroto que había en mi habitación, me di cuenta de que el día tan esperado por la mayoría de la población femenina había llegado.
Era 24 de diciembre y a pesar de que eran las 8:30 por la mañana, ya todas mis compañeras de habitación se encontraban acomodando sus cosas para tener todo listo.
Coloqué la almohada sobre mi rostro para amortiguar el ruido que estaban haciendo, pero ni eso sirvió, al parecer todas en sus habitaciones hacían lo mismo.
—Es muy raro que Gemma aún no despierte —dijo una de mis compañeras de habitación, Samantha.
—Seguro está desayunando —le respondió Emily quitándole importancia a lo que Samantha había dicho.
—¿Por qué se dejaron de hablar? —Le preguntó la castaña con un tono de víbora maldita que no me gustó para nada.
—No tiene importancia —dijo la voz de Emily.
¿Que no tenía importancia?
Me quité la almohada del rostro para escuchar mejor y cuidadosamente me senté en la cama.
—Probablemente estoy mejor así —agregó la que hasta hace algunas semanas era mi mejor amiga—. Siempre tener que decirle que 'sí' y que 'no' cuando ella quería, hacer lo que pidiera y además... acompañarla a sus entrenamientos de quidditch era insoportable. Solo estaba con ella porque mis padres son muy amigos de los Malfoy, ¿saben? Si tienen de enemigos a los Malfoy, nada bueno te puede esperar...
—Pues mi padre dice que no deben de temerle al señor Lucius, dice que es un incompetente que solo estaba con el que no debe ser nombrado por miedo y protección... —dijo Samantha haciendo que las otras hicieran ruidos que me hicieron saber que estaban de acuerdo con ella.
—Lucius es un hombre muy ambicioso y siempre le he guardado respeto por eso, si alguien es ambicioso puede lograr grandes cosas —comentó Emily y sentí sus pasos cerca de mi cama—. Pero su esposa, ¡por Merlín! Siempre cuidando lo que dice y hace frente al señor Malfoy... de verdad que me desespera. ¡Y sus pavorreales!
—¿Ah sí? —Dije sin poder contenerme cuando escuché que hablaba de mi madre.
Bajé de la cama abriendo las cortinas y me pusé frente a ellas.
—No sabía que te desesperaba cuando mi madre horneaba pastelillos, o cuando te quedabas a dormir en casa y mi madre nos arropaba a las dos, nos contaba algún cuento de Beedley el Bardo y nos daba beso de buenas noches —dije viéndola fijamente para que no pudiera decir que todo lo que yo estaba diciendo era mentira—. ¿Ya les dijo lo que me dijo una noche después de que mi madre saliera de mi habitación? Dijiste que era afortunada por tener a una madre como ella... ¿Y ahora te desespera?
Ninguna de las cuatro dijo algo al respecto, era divertido el ver como a tus espaldas podían hablar de todo pero solo es cuestión de que te tengan delante para que quieran retractarse.
