🐺CAPÍTULO TRES🐺

419 69 15
                                    

Despierto extendiendo mis brazos hasta toparme con un revuelto y enmarañado pelo rubio que limita el contorno del hermoso rostro de mi Omega.

Me viro para obtener una mejor vista de sus delicadas facciones y admirar -sin que se enoje- cada una de sus pecas, sus pequeños ojitos cerrados y su parva nariz levemente arrugada.

"¿Cómo puedes estar rezongando entre sueños cariño?" Medito aguantando las risas de ver tus mohines entre dormido.

—Eres único cachorro mío —susurro cercano a su rostro para depositarle un efímero beso sobre su cabeza, inhalando su apaciguador aroma.

Hoy regresamos a nuestra rutina en la ciudad, a poner en práctica mi idea de vender o alquilar para venirnos aquí, aunque en el estado de mi Omega, no sé si realmente sería una buena idea trasladarnos justo ahora.

Vagos recuerdos retornan a mi mente, a medida que me visto, de la ardorosa noche que pasamos juntos. Despertar y encontrarte a tu amado encendido como brasa debería estar prohibido por el sistema de salud, por que no sé cómo sobreviví al momento sin incinerarme instantáneamente.

Remuevo esos pensamientos despabilando mi mente porque mi cuerpo cobra vida enseguida de solo recordarlo.

—¡Quieto amigo! Qué debes prepararle el desayuno a tu amor y fijarte en tu pequeño —me auto cuestiono removiendo mi apretado bulto de un lado a otro ya que está dispuesto más a comer a su lobo que al mismo desayuno.

Antes de retirarme, no puedo no besar a mi pequeña princesa, que luego de la sesión de mimos de su padre se tranquilizó mágicamente, logrando que su api durmiera plácidamente todo el resto de la noche.

Me arrimo lentamente para no afectar el sueño de mi cachorro y dejando un efímero toque de cariño sobre su prominente panza.

Está tan pero tan bello así, regordete y todo relleno, que me dan ganas de apretujarlo hasta que diga basta, aunque si se entera que lo nombro como relleno seguramente deberé buscar mi cabeza en lo alto de algún muro.

Nunca buscaré hacerlo sentir menos o no querido a propósito, él es mi mundo entero y aunque queden restos de pancita luego del embarazo, siempre será el combo más bello y lo más perfecto que hayan visto mis ojos.

Salgo a hurtadillas de la habitación que compartimos con mi Omega para dirigirme a la de nuestro pequeño hombre todo resuelto, que reclama constantemente, que deje de proferir mimos a su api frente suyo.

Lo encuentro durmiendo abrazado a un conejo de peluche que tiene desde pequeño del cual ambos (padre e hijo) complotaron diciendo que contenía un gran parecido mío. A lo cual, le refute a mi Omega entre susurros que si era conejo por el "aguante" y no por los dientes, recibiendo un coscorrón todo risueño sobre mi hombro por el comentario.

Antes de retirarme deposito un suave beso sobre sus cabellos diciéndole cuánto lo amo a mi dormido pequeño.

Al llegar a la cocina la encuentro completamente deshabitada "Demasiado raro" Pienso mientras reviso la heladera y alacena, ya que cualquier otro día estaría Jin con las manos sobre la masa y literal,  amasando alguna delicia suya.

—Hermoso tiempo mío —me susurro mientras preparo café, comenzando a tatarear una canción que ronda mi cabeza desde que la compuse hace unos años. Y dando a conocer mí pequeño secreto a mi Omega hasta hace poco.

Más allá de las drogas que consumieron parte de mi juventud, el exceso de bebidas, de marihuana y algún que otro cigarrillo, no me han quitado mi preciado tesoro escondido, una delicada voz que creo haber nacido con ella, pero la mierda de vida que viví me la transformó en lamentos durante mucho tiempo.

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora