🐺CAPÍTULO DIEZ🐺

236 59 15
                                    

—Pero con un demonio Alfa —rezongo ofuscado de sentirme como un tonto porque vamos... ¿En qué maldita cabeza entra que solo le asignen machos a un agente? Nadie tiene la culpa de que esté encinta y encima para colmo, desconfiado.

Luego de pasar un rato ameno donde nuestros lobos conectaron aunque sea a la distancia, no puedo controlar mis celos en cuanto resuena la voz del sujeto.

"¡Maldita seas tonta e ingenua que no puedes ir a beber por tus malditos medios!" Dictamino en mi mente. Pero en automático me pongo a pensar que en una de esas, su idea no es tomar, sino buscar una manera de meterse entre sus piernas.

—¡Maldición! —me levanto tomando una toalla y direccionándome al baño para asear y barrer las impurezas tanto mi cuerpo como de mis locas ideas.

🐺🐺🐺🐺

A mí solo me suceden estas cosas por no prever la cuestión. Debería haberle dicho a mi Omega que mi sujeto era ella en vez de él, y que sea lo que deba ser.

Me incorporo de la cama vistiéndose rápidamente para salir luego a revisar aunque mis pensamientos retumben en mi mente, porque disponer de la bendita idea del control de mi doble cachorro sin mi presencia, destroza cada fibra de mi ser. Haciendo que mi eufórico lobo de hace unos momentos, se enrosque ocasionando que sienta su maldita decepción.

Se que somos animales de puro instinto pero yo, tengo un compromiso y obligación. Y me siento en una agónica situación. Es como estar entre la espada y la pared queriendo pensar coherente, y mi lobo que -de a ratos- quiere salir a atacar por no atacar primero yo.

Salgo a toda velocidad, comprobando que el sujeto esté en su cuarto y luego bajo a inspeccionar. El bar se encuentra tranquilo por suerte así que subo para acompañarla a bajar.

Compruebo mi celular y ni una sola notificación de mi amado, ni siquiera un insulto o un hablamos luego. Compruebo la hora -nuevamente- y decido que debo ajustar mi misión. Si quiero conservar lo que importa como es debido, debo abocarme a mi amor.

Bien entrada la noche en el bar, la cambia forma no deja de querer sacar tema de conversación mientras intento con todas mis fuerzas no mandarla a la mierda y salir convertido en mi forma lobuna corriendo como un desesperado a los brazos de mi necesitado Omega.

Luego de varios intentos por contactar a mi superior, suspiro con rabia contenida de no poder tomar mis propias decisiones y obligarle a estar acá. Para colmo y como si fuera poco, el sujeto de cuidado esta ebrio a no dar más.

—Pero si será posible... —susurro cuando entre indicaciones al barman le aseguro con firme voz, que fue más que suficiente por esta noche.

Y jalando de su cuerpo entre incomprensibles palabras pero con un deje de comprensión de lo que intenta con su cuerpo, me aseguro de que llegue a su cuarto y no muera en plena madrugada atragantado con su propio vómito.

🐺🐺🐺🐺

El molesto ruido del despertador retumba por cada rincón de la habitación.

Me remuevo entre las diversas almohadas que permiten mi pseudo descanso porque luego del prolongado baño, dormir como quién dice dormir, no descansé nada. Aunque a juzgar por la rigidez de mi moflete entre saliva disecada, en algún momento derrotado por el sueño rendido perecí.

Entre bostezos escucho el resonar de unos pasos acercándose a toda velocidad y una amplia sonrisa se marca en mi resecado rostro con la venidera acción que se viene luego de abierta mi puerta en toda su amplitud.

—¡Api! ¡Arriba vamos! Que tengo escuela y dentro de un rato me voy. Ya tengo tu leche con cereal preparada en la mesada y con un toque de miel como a ti te gusta —comenta mi pequeño Dong-yul desparramado entre mis almohadas.

Y no puedo con mi genio y me lanzo hacia su cuerpo para llenarlo de baba, entre toques y refunfuños de su parte.

—Te amo mi pequeño gruñón —emito al finalizar mi ataque desaforado de besos —. Eres el hombrecito de la casa cuando tu padre no está.

—¡Ya api! No veo las horas que papi vuelva así le destinas los besos a él —comenta escapando de mis garras mientras me incorporo de la cama para asear mi rostro y bajar luego a desayunar.

Ya en la cocina, mientras arremeto sin piedad al bol de cereal acordándome luego de que no debía comer tanto y por el contrario ingerir más líquido ya que tengo mi control, dejo de lado el alimento y proceso a beber agua mientras mi pequeño prepara su mochila.

En eso, suena el timbre de la casa avisándonos de que es hora de partir hacia la escuela. Dong-yul corre con su mochila a la rastra luego de un fugaz beso ofrendado hacia mi rostro y mi panza, abriéndole a su padrino.

—Perro amigo ¿Cómo estas? —comenta Jin en cuanto ingresa a mi hogar.

—Perro será tu esposo, yo soy un Omega lobo de calidad, mi querida —le digo acercándome entre risas.

Luego de un firme abrazo, mi amigo se aleja preguntando mientras toma la mochila de su ahijado si debe regresar por mí, para el control.

Le indico que no, que se quede tranquilo porque caminaré un poco y luego me tomaré un taxi.

—¿Jungkook, trabaja? —consulta.

Y frunciendo mi ceño ante el recuerdo, le comento sin que escuche nuestro hijo —Ni me hables de ese...

La cara de sorpresa de Jin más sus risas luego, indican que cree que tengo un fingido enojo o un pequeño ataque de celos.

Apartando las pseudo lágrimas de su rostro me pregunta: —¿Seguro que estarás bien? Mira que puedo pedir el día en mi trabajo para regresar por ti.

—Ya vete de una vez, mal amigo que no crees en mis berrinches. Ya te dije que estaré bien, para tu información.

—Tú lo has dicho amigo, son berrinches —dice entre risas mientras se aleja de la puerta a toda velocidad antes de que lo alcance el repasador que revoleo en su dirección.

Luego de caminar solo dos cuadras y sentir que mis piernas explotaban, en vez de disfrutar del paisaje, quería echarme a dormir ahí. Así que terminé por coger un taxi hasta la puerta de la clínica.

Ya sentado y cruzando mis dedos algo nervioso, a cada rato observo el reloj. Tratando de convencerme a mí mismo que hice bien en dejar mi móvil apagado en casa, en vez de traerlo conmigo.

No sé si será la culpa de no escribirle a mi Alfa o de revisar si él me escribió, que percibo la contracción de mi gran abdomen alertando mi interior. Se que no debo ponerme nervioso pero es que vamos... "Señorita toma un trago conmigo" no me dejó otra opción.

—¡Park Jimin! —solicita la enfermera y en cuanto me levanto, una fuerte contracción arremete con crudeza sobre mi bajo vientre logrando que desequilibre mi cuerpo en el intento de no hacerlo.

Y en esa nube de dolor repentina percibo unos fuertes brazos que me atañan con todo el amor del mundo acompañado de esa gruesa voz que tanto amo, haciéndome olvidar en un efímero instante, mi enfado.

—¡Cuidado cariño! ¿Estás bien? Aquí estoy para cuidarlos...



































































HAW ZOPOTAMAREEEEE🥺MI ALFA SE SALVÓ DE LA CASTRACIÓN MEPA🤭🤣

RECUERDEN QUE UTILIZO LOBITOS SI QUIERO CAMBIAR QUIÉN NARRA😉

GRACIAS POR LEER Y COMENTAR Y VOTAR 🥰

LOS AMITO MUCHO❤

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora