🐺CAPÍTULO SEIS🐺

260 58 9
                                    

Te amo tanto, pero tanto, que me da pavor el no saberte aquí conmigo en algún momento...

No se porque tuviste que descartar el trabajo en el antro de Nam, para dedicarte a esta maldita profesión que solo continuo malestar me acarrea. Esta bien, nunca te sucedió nada, pero la sensación de ahogo si suena el teléfono cuando justo no estás en casa...

No se la deseo a nadie.

Ni a esas lobas que te observan justo ahora como gatas en celo mientras juegas desentendido con nuestro pequeño en el agua.

"Con un demonio... ¿Es que acaso no ven al regordete hombre de ese monumental lobo tirado como ballena varada en la arena?" Pienso mientras les regalo mis mejores caras suicidas aunque luego me entra la risa de recordar que me pensé tipo ballena, así que estas deben creer que ni por remota casualidad soy el enamorado de semejante monumento.

—Ya verán a quién besa y mima ese Alfa, lobas de cuarta —susurro más para mí mismo mientras me incorporo entre ruedos, evitando observar a mi costado más de lo necesario porque de sexi viéndome así me queda poco, más parezco una gigantesca pelota a punto de rodar directo al agua y sin retorno.

—Dale princesa... afloja con el tirón bajo el vientre que debo ir a marcar territorio al agua con tu querido padre.

Estos últimos días ha estado más activa de lo normal, y no sólo a causa de su calenturiento api, o eso creo. Debo pedir consulta urgente con mi doctor cuando regresemos a casa.

Aunque de solo pensar a mi Alfa detallando mi accionar ante el doctor, creo que la dejaré pasar unos días más a menos que sea estrictamente necesario.

"¡Es que no soy yo! ¡Lo juro! Son las hormonas del embarazo". Recreo en mi mente ensayando para cuando de lugar la reprimenda descomunal desde ambos lados.

Por lo pronto, tengo una ecografía esta semana entrante. Así que la consulta con el Alfa especialista puede esperar hasta tener los resultados.

Termino de rodar para luego incorporarme y como puedo sacudo mi trasero hasta que escucho: —Justo te venía a ayudar, vi que intentabas incorporarte sin éxito alguno —comenta una de las Omegas que se tragaban con sus ojos a mí marido.

"¿Incorporarme sin éxito? ¡Tu hermana!" Dictamina mi cerebro pero respondo como todo divo empoderado: —Gracias pero no preciso de tu ayuda, solo necesito los besos de mi Alfa, con permiso —y como galleta rellena de cariño me dirijo hacia el frío mar mientras observo a nariz respingada que no pierden pisada de mi andar.

—No es por nada papi, pero yo mejor me voy a hacer castillos en la arena porque se acerca el api y seguro se te prenderá del cuello —escucho por delante a mi pequeño mientras le regalo una bella sonrisa y le guiñó un ojo en complicidad.

Luego de un fugaz abrazo a mi barriga y un tierno beso a su hermana, mi pequeño sale con dirección a nuestras pertenencias en la orilla.

—Con que prenderte del cuello, mi bello Omega —comenta mi Alfa virando su escultural cuerpo mientras las gotas lo rodean como una bendecida imágen mental que guardaré por el resto de mi vida en mi retina.

—El agua me alivia, así que puedo enredarme en tu cuerpo mientras me mimas, ¿no? —insinúo todo provocador aunque creo que antes de arribar a su torso empezaré a flotar porque percibo mis pies apenas tocar el suelo.

—Ven aquí hermoso —comenta.

Y acercándose velozmente a mi lado, me jala de mis glúteos para cruzar mis piernas alrededor de su cadera. Y aunque nuestros torsos queden distanciados, él se las apaña para curvar su musculosa espalda mientras me aferra con intensidad a su cuerpo. Y poder así, profanar y literal, mis regordetes labios.

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora