🐺CAPÍTULO VEINTIUNO🐺

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¡Por favor! Mi cuerpo responde sin reclamo ante cada roce de mi Alfa azotador. El ardor que perciben mis muslos sólo incrementa la malsana necesidad de que me llene de su esencia anudándome una y otra vez.

Sus gruñidos por lo bajo mientras arrastra el sudor por mi blanquecina piel, me excitan sobremanera y enredando mis piernas sobre sus caderas, acentúo el certero golpe de su implacable miembro en mi interior.

Sus ojos destellan fuego y aunque su lobo tomó el control, no deja de observar mi vendaje cada tanto o escrudiñar mi rostro ante cualquier gesto de dolor.

Verlo a mi enlazado preocupado por mi bienestar aunque esté en su estado más crudo y primitivo, provoca una vesania necesidad de refregarme descarado sobre su falo como regalo de cuidarme aún estando en este estado.

Y no deja de ser sexo fuerte, rudo y nada romántico, pero para nada me quejo. Al contrario, mis mamas chorrean calostro ante el enardecido manoseo impúdico de mi Alfa y solo deseo que rodee con sus labios succionando mi leche hasta vaciarla como una maldita bestia.

—A-Alfa... c-chupa... —jadeo entrecortado mientras arremete con firmeza dentro mío.

Sus orbes ensangrentadas me observan obnubilado y con cierto temor, diría de a momentos, aún así se aproxima como el maldito animal en celo que es y succiona desesperado provocando que arquee mi espalda ante el ramalazo de placer mezclado con dolor que me inunda traspasando mi cuerpo de lado a lado.

La bendita sensibilidad de mis pezones agrietados sumado a la embriaguez del almizcle de mi Alfa, me otorgan un cúmulo de sensaciones que no puede detener. Y cual locomotora que arrasa con todo a su paso, me deshago en un gutural grito cuando mi propio orgasmo me asalta por sorpresa dejando los residuos de mi cuerpo como ofrenda a su merced.

Mi amado Alfa (aún dominado por su bestia) apresa mi gelatinoso cuerpo sin apretar demasiado. Ralentizando los movimientos pero profundizando cada estocada, sin dejar de besar en ningún momento la nívea piel de mi cuello. Y percibo dentro mío como su miembro se dilata paulatinamente preparando su próximo nudo.

Entonces, con un par de meneos certeros y profundos en demasía, se viene adentro mío con un bajo y fuerte gruñido rellenándome por completo mientras tironea de mis cabellos en el calor del momento.

Mi cuerpo satisfecho -por ahora- reclama la renovación de la marca entre pensamientos. Y ladeando mi cuello como drogado en determinado momento, me percato del escozor sobre el mismo y del que antes, no me había dado cuenta.

Observo de reojo el fornido cuerpo agitado de mi lobo y el hilo de espesa sangre que se escapa de la comisura de sus labios. Y en automático, rodeo su cuello con mis brazos con una inmensa sonrisa plasmada en mi fatigado rostro, feliz de ser reclamado nuevamente y sin moverme demasiado ante el gran nudo que transcurre dentro mío.

Mi Alfa se relame los labios y acercando su áspera y caliente lengua, barre con todo rastro de impureza favoreciendo a la cicatrización de la renovada herida.

Y si algo duele dentro mío no me percato, solo sé que estoy embriagado en un cúmulo de sensaciones que se me otorgaron e inmensamente feliz por lo ocurrido.

Y al cabo de unos momentos, con mi nublada vista inundada de fatiga pos orgásmica, me dejo cargar perdiéndome en el limbo de mis engañosos sueños en donde lo último que percibo es el caliente toque de sus labios sobre mi sensitiva frente.

🐺🐺🐺🐺

El imponente animal agarrotado de nuevo y al ver como yace dormido su frágil compañero sobre el mullido colchón de la pieza, decide otorgarse un baño frío de manualidades severas y algún que otro certero golpe a los azulejos que previamente fueron dañados antes de la aparición de su Omega. Para sobrellevar la situación sin exigir demasiado al cuerpo humano que ama tanto como a su enlazado.

Y bufando como toro embravecido, se encierra en el baño dejando caer el agua helada sobre su cuerpo que provoca que solo gruña ante el efímero contacto. No alcanzan sus manos para satisfacer por completo a su desesperado instinto, así que mientras con una mano amasa firmemente sus testículos, la otra mano se desliza sin un ápice de delicadeza por todo el grosor venoso de su falo.

Y en un aullido agudo se viene sobre los azulejos y parte de su agitada mano, apoyado a un brazo sobre la pared y respirando profundo para pseudo controlar el calor que enardece cada uno de sus sentidos.

Pero -de repente- su olfato se agudiza y enloquece al percibir las feromonas de su Omega al otro lado. El maldito calor que resurge como lava ardiente y su pene que se engrosa nuevamente, solo dictaminan un final desastroso para su amado Omega.

En su mente, lo folla rudamente en la cama moldeando al pequeño a su antojo y para todos lados, provocando que sus pupilas rojas se dilaten ante la maldita sensación de destrozarlo por completo.

Sensación que lo alerta aún en este primitivo estado...

Así es que golpea un par de veces con fuerza su cabeza y contra los azulejos, logrando dominar -en parte- su instinto que reclama como un loco que salga a perforar el agujero de su Omega sin ningún maldito reparo.

Entonces, barre su visión por todo el baño y observa un pantalón colgado del perchero y del cual sobresale un largo cinto de cuero.

Y acercándose a la puerta con una sola cosa en su cabeza y en total control de sus acciones, le da un par de vueltas a la llave y trabando con un escurridor a la vez el acceso. Y percatándose de que será poco en todo caso, arrima con extremada fuerza el lavarropas cual pluma fuera contra el acceso.

Luego, dándose la vuelta se enfrenta al espejo en su más primitivo instinto, observando entre gruñidos y agitaciones de su pecho, unos hilos de sangre que aparecen por su frente surcando levemente su rostro, y solo atina a sonreír como un maldito vesánico al cual nada le importa más que no excederse con el padre de sus cachorros.

Cogiendo el cinto del pantalón de dirige a la bañera, con su miembro palpitando sobre su mano a sobremanera y su calor corporal que le quema por dentro como si hirviera cada maldito órgano interno en este preciso momento.

Y metiéndose de lleno bajo el agua helada se ata el cinto a su miembro infringiendo dolor que logra despejar -en parte- su maldita mente. Ya que sabe que estando poseído en su máximo grado de calor, perderá sus funciones psicomotrices como el saber destrabar una puerta o emitir labia.

Así, transcurren horas de intensa masturbación y algún que otro arrebato de dolor ante un golpe certero sobre los azulejos. Sobre todo cuando escucha al otro lado de la puerta, que su Omega a despertado y reclama que le abra para no sufrir solo en este estado.

Entonces, pequeños fragmentos ardorosos regresan como un deja vù en su intensa maniobra manual, el olor del pequeño cuerpo que follo hace unas horas, la manera en que se entregó para ser desgarrado aguantándose -aún- el dolor en su estado, la cara de descomunal placer al percibirse marcado y anudado.

Recuerdos que enloquecen sus más bajos instintos y palpa a flor de piel la endemoniada necesidad de fornicar como el vesánico animal en celo que es en este preciso momento.

Entonces, nuevamente, golpea su cabeza hasta que trona o azota el miembro de mala manera contra el borde de la pileta. El maldito calor sofocante lo absorbe y necesita desahogarse a cada instante que se pone tieso. Y el dolor ayuda -en parte- a mantener la distancia mínima que existe entre convertirse en una imponente bestia que desarma la puerta a golpes para follar como un demente a su frágil Omega.

































OMAIGAT😱USTEDES MAL PENSADAS QUE PENSABAN QUE LA BESTIA DE JK DESARMABA A JM.🤨

NI EN SU ESTADO MÁS PRIMITIVO ATENTA CONTRA LA INTEGRIDAD DE SU AMADO🥺

POBRE MIEMBRO NOMÁS CUANDO TERMINE EL CELO, MORETEADO ES POCO😑🤣

GRACIAS POR LEER🥰

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora