🐺CAPÍTULO VEINTICUATRO🐺

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Abro mis ojos ante el sonido reiterado de unos pájaros en la ventana de la habitación en la que me encuentro dormitando. Bueno, ahora medio ojo despierto y medio cerrado.

El día de ayer fue realmente agotador, haciéndome caer rendido ante la conmoción de mis lamentos y quizás algún que otro exceso.

Es que luego de tratar de conectar con mi Alfa sin resultado, cociné para ambos y bebí algo... Bueno, quizás demasiado. Y ahora me explota la maldita cabeza luego de emborracharme con un vino para soportar mis continuos quejidos. Solo comí un poco de arroz con pollo y luego de varios tragos largos y seguidos, creo que me olvidé hasta de mi apellido.

Así que tanteando paredes y pateando cajas ingresé en la habitación que me quedaba más a mano, terminando en la pieza de mi pequeño Dong-yul totalmente destrozado y envuelto en mantas como todo un cachorro llorón, bebido como el demonio y completamente necesitado de amor.

¡Maldición! Un continuo y sordo malestar se acrecienta en cada uno de mis pechos. Es que como no pensaba abandonar a mi Alfa en este estado, me exprimí un poco mis mamas dado que la princesa no se prendería de ellas. Pero ahora, siento que en cualquier momento me explotan en la cara o se hacen queso en todo caso.

Extiendo mi cuerpo como en busca de confort para tomar la firme decisión de levantarme a pesar de mi punzante malestar. Debo ver si mi Alfa comió o bebió algo, ya que anoche no se dignó ni siquiera a asomar su cabeza por la puerta.

Tomo mis vestimentas espantándome del horrendo aroma. No sé si anoche me vomité encima o qué mierda sucedió, la cuestión es que no sé si lavarlas o tirarlas directamente al tacho de la basura.

Así que rebusco en el ropero de mi pequeño alguna sudadera holgada de esas que a él tanto le gustan, para no salir de la habitación solo con mi ropa interior.

Y de un momento a otro, las ganas de orinar me asaltan de tal manera que dejó todo tirado y salgo corriendo como si me llevará el Diablo hacia el pequeño baño de mi habitación. Cerrando de un estruendoso portazo el acceso de la misma sobre que ingreso a su interior.

Ya sentado en el inodoro como toda una damisela y sin apuros, olfateo mi aliento a través de la palma de mi mano ¡Y por la madre Luna que apesto a perro mojado!

—Lo siento lobito, fue solo una manera de decir... —me susurro risueño hacia mi mismo al percibir el malestar de mi lado animal por lo dicho.

Con un gran bostezo extiendo mi brazo queriendo alcanzar papel para sorber mi nariz, pero soy sorprendido al abrirse, repentinamente, la puerta del baño.

Con las manos sobre el papel y mi mirada clavada en esos intensos y renegridos ojos que tanto me cautivan, me percibo más indefenso que cuando estaba envuelto en mantas.

—A-Alfa... —susurro percatándome de su cuerpo recién duchado pero expidiendo calor, de sus húmedos cabellos regados por su frente dejando caer continuas gotas de perdición, y de su amplio pecho desnudo que sube y baja algo velozmente.

Adonis es poco para describir lo que perciben mis ojos. Pero de igual manera, no deja de incomodarme la situación, yo queriendo limpiar mi nariz y él, queriendo comerme con los ojos.

—¿Necesitas ayuda, cariño? —cuestiona con su grave y ronca voz, alterando cada terminación nerviosa de mi soma. Y observarlo elevar sus cejas como el maldito provocador que es, me calienta a sobremanera, aún así, tomo coraje para responder.

—Solo estaba orinando con algo de pereza, mi amor —me levanto elevando mi ropa interior sin voltear a verlo. No quiero que se percate de mi conmoción aunque las benditas feromonas que debo estar expidiendo no deben estar ayudándome en nada.

Entonces, me viro sobre la pileta para enjuagar mis manos y mi boca. Pero la función me duró hasta que unas grandes manos se posan con firmeza sobre mi cadera dejando caer el enjuague bucal al tener que emitir un pequeño gemido ahogado desde mi boca.

—Hueles malditamente bien... — murmura mi Alfa sobre la sensible piel de mi cuello. ¡Y no sé si está demente o qué! Ya que mi aroma debe ser de todo menos bueno.

Pero así mismo, me dejo llevar por la cercanía de su ardorosa piel, privando la visión de mis ojos ante las sensaciones que me inundan.

—¡Abre tus ojos..! Quiero ver tu expresión mientras recorro, centímetro a centímetro, tu piel con cada parte de mi cuerpo.

Y al contrario de hacerme renegar, su orden me fascina. Activando cada fibra muscular de mi entrega a su merced y  separando -lentamente- mis párpados para luego observar su frente machucada en el espejo.

—¿¡Pero qué demo..!?

Me acallan sus labios en cuanto su mano toma posesivamente mi cuello, girando mi mentón y haciéndome aspirar de lleno sus feromonas de excitación entre sus besos.

—Ahora no, luego... —susurra para luego tirar de mi labio inferior apresado entre sus dientes.

Una intensa sensación recorre mi columna a lo largo, despertando un fuerte cosquilleo ahí abajo y provocando que apriete mis nalgas en el proceso.

Luego, se pierde de mi visión arrastrándose por mi cuerpo. Mi respiración se acrecienta sobre que disfruto del toque de sus dedos sobre la parte inferior de mis piernas.

Meneando mi cuello inconsciente y abriendo mis labios para dejar escapar un gemido cuando su áspera lengua se encarga de trazar una húmeda línea paralela a la perdición que me espera.

Y aferrado con mis manos al lavado, siento temblar mis piernas en cuanto ingresa una falange sobre mi lubricado agujero, regando besos ensalivados por el contorno de mis glúteos.

¿En qué momento desplazó mi ropa interior? No recuerdo y ni me importa, solo quiero gozar lo que me dé. Así sean solo toques y besos descarados a mi cuerpo.


















































Bueno, bueno😏 me parece que, nuevamente, se va a olvidar el apellido nuestro Omega😉🤣

Gracias por leer😍



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