🐺CAPÍTULO VEINTISIETE🐺

211 52 16
                                    

Al regresar a nuestro hogar entre cajas desparramadas y desorden por doquier, el pequeño Dong-yul cuestiona si ha pasado un tornado por la casa o si es una especie de ritual de despedida del hogar, ya que estamos a nada de la mudanza a la cabaña de los sueños de mi amado Omega.

La mirada que le otorga su api ante sus comentarios no pasa nada desapercibida por mi persona y menos por mi lobo que instruye que algo se trae este par.

Es que desde la casa de nuestros amigos, estos dos se enredan en cuchicheos a cada segundo y aunque trato de no darle mayor importancia, olfateo reiteradamente las feromonas de irritación de mi pequeño bribón y las de enfado mescladas con alguna otra sensación de mi amado Omega.

—¿Se puede saber que se traen entre manos ustedes dos? —cuestiono ante las caras de asombro de ambos mientras deposito a la pequeña princesa que se encuentra plácidamente dormida en su sillita sobre la mesa del comedor.

¡Es un milagro que no esté tomando su mema o defecando! Pero esa es otra cuestión, entonces me enfoco a direccionar mi visión hacia mis cachorros.

Ambos me observan compartiendo miradas que hablan aunque no digan nada, y estoy seguro de que lo que ocultan tras ella es algo que posiblemente sea malo. Porque el ambiente apesta, estoy seguro que podría olerlos desde afuera aunque cruce la vereda y cerrara la puerta.

—¿Puedes bajar primero a la cachorra amor? Me da impresión que esté ahí arriba, déjala en algún rincón sobre el suelo mejor. Y fíjate que su cabecita no esté tan torcida por favor —comenta mi Omega mientras el pequeño parte rápido rumbo a su pieza.

Entonces, desciendo a la pequeña y me ocupa de acomodar su pequeña cabecita para luego encarar a mi amor.

—¿Me vas a decir o debo ir a imponerme al peque para socavar información?

Mi Omega me observa frunciendo su ceño. Sé que no le agrada para nada la idea de que me imponga como todo un Alfa mandón, ¡pero es que vamos! No dejaban de intercambiar palabras sin que yo los escuche y algún que otro gesto de enojo entre ellos.

—Prepararé un poco de té —anuncio resignado ante la cara de mi Omega, pegándome la vuelta hacia el comedor hasta que escucho:

—Es que me saqué un cuatro en el exámen de lengua, papi.

Confiesa la tierna voz de mi pequeño que para nada concuerda con su alegre timbre maduro de siempre, pero... Es que ¡Maldición! Si su única obligación es la escuela ¿Qué mierda sucedió?

Me viro tratando de absorber la información que se me otorga y para ver qué tipo de reto debo imponer. Pero lejos queda mi pseudo enojo al observar a mi peque envuelto en los brazos de mi cachorro mientras este acaricia sus cabellos con total adoración...

Entonces, me arrimo velozmente a la escena y sin esperar ni un minuto más, los abrazo de tal manera que de inmediato me observan con sumo interés.

Y tragándome las penas o posibles reproches, dejo salir de mis labios lo primero que se me ocurre para apaciguar la situación —Está bien peque, está bien fallar a veces. Déjame que te ayude luego con la tarea y veremos en donde está tu confusión.

La cara de mi pequeño se transforma mutando a la de un bebé nuevamente, y entre sollozos me abraza con todas sus fuerzas mientras mi cariño me observa murmurando un te amo con sus hermosos labios.

🐺👶🧒🐺

Mientras mi cachorro trata de ultimar los detalles de la mudanza tarde a la noche. Yo me encuentro atendiendo un llamado de mi ex jefa que a los gritos impone respeto "según ella".

Me paseo de lado a lado de la habitación mientras escucho sus reproches con mi límite de paciencia al tope, y que de no ser así debería prescindir de la liquidación de mis servicios. Así que como todo un respetuoso Alfa solo respondo con un vocablo inentendible desde el fondo de mi garganta, hasta que me canse y la mande a la mismísima mierda...

"Que el contrato que firmamos, que soy muy bueno en lo que hago, que la palabra se respeta, que como le pude hacer eso al agente de cuidado..."

Es que mi reemplazo, en vez de cuidar de su estado, se dedicó a descansar mientras la Omega amaneció envuelta en sus fluidos corporales.

Y por supuesto que remarco, interrumpiendo la verborragia de mi jefa, que los custodios somos agentes de seguridad y no simples niñeros o juguetes sexuales. Pero enseguida, me golpeo mentalmente porque la regadera de reclamos continúa con mayor intensidad luego de esto.

Entonces, extiendo el teléfono alejándolo de mi oído mientras las ganas de aspirar tabaco me recorre como un mantón renegrido sobre cada una de mis venas.

Maldito fantasma que nunca te vas... Condenada necesidad.

¡Con un demonio! Debería haber resguardado aquella cajetilla de cigarros para momentos como estos... Es preferible un cigarrillo a que me esté metiendo mierdas, ¿no?

Pero luego, recuerdo a mi pequeño Dong-yul con su investigación de todo lo malo que provoca el tabaco...Y me auto controlo solo.

Gracias a la madre Luna que tengo a mi familia que me apuntala cada vez que mi retorcida mente quiere hacer de las suyas.

<¿¡Me estás escuchando siquiera Jeon!?>

Retumba el grito proveniente del teléfono y haciendo coraje lo arrimo hasta mi oído, dispuesto a poner fin a todo esto.

—La escucho, pero déjeme decirle una cosa, mi vida fue una total mierda hasta que conocí al Omega que tengo por esposo. Así que si su pregunta es: ¿Si pienso regresar al puesto de custodio? Permítame decirle que no, que ni en sueños, así que avíseme cuando puedo buscar mi liquidación, buenas noches.

Aprieto el botón rojo sin darle tiempo a retrucos. Tantos días alejados de los míos, dejando todo al cuidado de mi Omega (que aunque trabajaba mucho siempre estaba en casa al final de cada día) es algo que no pienso repetir nunca más en mi vida...

Sentado en la cama mientras mis pensamientos hacen mella en lo profundo de mi mente, percibo una pequeñas manos rodear mi espalda con sumo cariño.

—¡Cariño! Me has sorprendido ¿Necesitas ayuda?

Mi Omega, aprieta su cuerpo contra mi espalda mientras expide feromonas que logran calmar de inmediato cualquier intento de seguir meditando en vano...

—No cariño, solo necesito que te tranquilices...

Y enredando mis manos a las suyas, me dejó caer hacia atrás, apresado entre su cuerpo y absorbiendo de a poco cada una de las feromonas que quedan flotando por el ambiente.

—Gracias cachorro mío, eres mi cable a tierra —artículo con la visión privada de mis ojos pero perdido en su aroma.

Y luego de un largo silencio en donde solo se escuchan nuestros suspiros anuncias: —Lo escuché todo amor, escuché que no piensas volver nunca más a ser custodio. Y déjame decirte que te apoyo, pero...

De inmediato, capto la fluctuación de su aroma a un intenso congojo, y viro velozmente para asir sus mofletes y permitirle observar que mi decisión fue totalmente consciente...

—Cariño, sin peros. Fue la mejor decisión que pude tomar en mi vida. Ahora, solo queda ver cómo nos acomodamos sobre todo con los gastos. 

Agarro sus mejillas y acerco nuestros labios en un ansiado roce que demuestra cuando nos amamos. Sellando nuevamente la promesa de siempre estar a su lado...


















































Creo que detrás de toda persona, están sus sueños por cumplir, así que en una de esas si tu hijo se saca una mala nota. No significa que fracasó, quizás el sea bueno en otra cosa y solo debemos darle apoyo🥺

Espero recordarlo cuando venga la libreta🙄🤣

Gracias por leer y valorar🥰

♡ &quot;𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í&quot; ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora